«Hay quien no entiende que Serra innovó en condiciones muy precarias»
Que este año han desaparecido grandes nombres del motor hispánico ya lo sabemos todos, y que el carrocero Pedro Serra ha sido uno de los más recordados también es notorio. No habrá hecho falta más que acudir a algunos de los principales salones del sector en nuestro país para ver las magníficas exposicioneshomenaje que se le han dedicado. Alrededor de estas, muchos aficionados se han arremolinado a ver de cerca las originales obras del maestro catalán, todas ellas tan personales y diferentes. Unas más inspiradas, otras menos —nadie es perfecto— y siempre teniendo en cuenta las precariedades de los momentos que le tocó vivir y que las fabricaciones eran puramente artesanales. Sin embargo, he podido comprobar que hay una gran masa de aficionados que, por decirlo suavemente, aborrecen directamente todo lo que salió de Talleres Pullman, que era como en principio se llamaba la empresa de don Pedro. Críticas a las líneas, a las soluciones constructivas empleadas, a las proporciones… he oído de todo, y malo la mayoría de las veces. Como ya he dicho antes, es cierto que algunos resultados podrían parecer discutibles, pero no hay que olvidar que Pedro Serra siempre anduvo a la vanguardia, buscando diseños de lo más avanzado de su tiempo, y eso no siempre les entra a todos por el ojo. Sin embargo, a veces noto un cierto componente de «autoflagelación» al producto patrio, ese defecto tan español que ha causado el olvido o el menosprecio de tantas y tantas creaciones e invenciones hispanas, mientras que fuera de nuestras fronteras sí que son apreciadas como deben. Quiero decir, que hay tantos otros vehículos de diseño discutible o «demasiado avanzado» y procedencia extranjera como algunas creaciones de Zagato (sobre el Lancia Flavia, para mí la más flagrante) o «francesadas» como el Renault 12 o el Rodeo que a pesar de sus discutibles aspectos aún no les he visto recibir críticas tan duras como las que reciben las obras de Serra por parte de los aficionados españoles. Y sin embargo, tengo muchos amigos extranjeros aficionados al automóvil clásico que se pirrian por ver las desconocidas obras de ese carrocero español tan original… ese tal Pedro Serra que han descubierto poco a poco gracias a la fama de los Pegaso, o por la aparición de unidades tan desconocidas como el Morgan Plus 4, que tanto ha llamado la atención en Inglaterra. Por algo será.
Francisco Carrión