Motor Clásico

Un haiga con traje de luces

La Lincoln Motor Company, gracias a la visión del audaz Edsel Ford, supo crear uno de los más míticos modelos de la industria americana con sólo añadir un cierto «toque europeo» al que era su buque insignia.

- FRANCISCO CARRIÓN (TEXTO). J.F. PACHECO (FOTOS)

Aunque a día de hoy y a este lado del Atlántico quizá no sea tan recordado, decir Lincoln Continenta­l es hablar de uno de los modelos más célebres de la producción estadounid­ense, sólo a la altura de otros como Cadillac Eldorado, Chevrolet Corvette o Ford Mustang. El Continenta­l también se mantuvo en producción durante varias décadas con gran éxito, pero antes de su aparición, Lincoln, la marca de lujo del emporio de Henry Ford, pasaba por apreturas. Como tantos otros fabricante­s de automóvile­s de prestigio, justo en la época de la Gran Depresión Lincoln producía coches más grandes y caros que nunca, que se vendían a duras penas por motivos obvios. Era el caso de los enormes Lincoln K con motores V12 de más de 7.000 cc y 150 CV, que desapareci­eron de golpe y porrazo en 1939.

Desde entonces, en el catálogo de Lincoln ya sólo se ofrecían las diferentes variantes del Zephyr, un modelo «pequeño» lanzado en 1936 con gran éxito de crítica y ventas. Este estaba basado en el vanguardis­ta prototipo de líneas afiladas y motor V8 trasero que el diseñador John Tjaarda había presentado en la Exposición Automovilí­stica de Chicago en 1933. Los hombres de Ford adquiriero­n los derechos de diseño del prototipo y lo reconvirti­eron en un vehículo menos transgreso­r gracias a la colocación del motor en posición delantera, pero mantuviero­n un diseño igualmente avanzado. Su planta motriz derivó del archiconoc­ido V8 de Ford, pero añadiendo dos cilindros más en cada bloque, hasta resultar un V12 de sólo 4,4 litros con 110 CV.

Ya el mismo año de su presentaci­ón se vendieron 14.944 ejemplares del Zephyr, pero cuando los grandes Lincoln K dejaron de fabricarse tres años después, quedó un vacío en el segmento del máximo lujo del grupo Ford. No duraría mucho, pues justo en 1940 se presentaba uno de los modelos más míticos del imaginario automovilí­stico americano: el Continenta­l. La idea surgió poco antes, cuando al mismísimo Edsel Ford, hijo de Henry Ford y

«alma creativa» de la compañía, se le ocurrió customizar un Zephyr.

Edsel Ford ya había mandado construir anteriorme­nte varios roadster basados en el Ford V8, que quedaron como prototipos únicos, pues en aquella época en EE.UU apenas se fabricaban automóvile­s deportivos; muchas veces lo europeo era tomado como sinónimo de deportivid­ad o exclusivid­ad. Esta vez, bajo su propia supervisió­n, el diseñador E.T. «Bob» Gregoire partió del frontal de un Zephyr y diseñó una carrocería que era totalmente nueva desde el frontal hacia atrás.

La idea era crear una especie de deportivo, por lo que se rebajó la línea de la cintura, se desplazó el habitáculo todo lo posible hacia el eje trasero y se remató la zaga con una especie de baúl portaequip­ajes y una rueda de repuesto situada en el exterior. Además, se huyó de cualquier adorno superfluo que sobrecarga­se las líneas¼ tal y como ocurría en los deportivos del continente europeo.

Y justo de ahí vino el nombre del modelo. El prototipo se comenzó a fabricar en febrero de 1939, pero gustó tanto internamen­te que al poco ya estaba decidida su fabricació­n en serie. Así, en 1940 su presentaci­ón fue todo un bombazo, aunque su elevado precio de 2.758 y 2916 $ hizo que sólo se fabricaran 54 coupés y 350 cabriolets, respectiva­mente, durante aquel primer año.

En estos primeros meses el coche se publicitab­a aún cómo «Zephyr-Continenta­l», aunque poco después ambas gamas se separaron definitiva­mente, y aun así todos ellos montaron el mismo motor V12 que justo en 1940 aumentó su potencia hasta los 120 CV gracias a una subida de la relación de compresión hasta 7,2:1 (anteriorme­nte 6,7:1).

EL CONTINENTA­L ERA LO MÁS PARECIDO A UN DEPORTIVO HECHO EN LOS EEUU DE LOS 40

La popularida­d del modelo como automóvil distinguid­o de toques europeos hizo que varias celebridad­es del momento como Mickey Rooney o Franck Lloyd Wright los eligieran como vehículos de diario, e incluso a partir de su presentaci­ón casi todas las marcas americanas ofrecían como «Kit Continenta­l» la opción de montar una r ueda de repuesto ex terior sobre el paragolpes trasero, moda muy extendida hasta bien entrados los años 60.

En 1941 los Cont inental recibieron una pequeña innovación que sin embargo era primicia mundial: la manilla de apertura de las puertas fue cambiada por un minimalist­a pulsador circular de diseño art-decó, muy llamativo entonces. En 1942 se renovó completame­nte el diseño del frontal y las aletas delanteras y traseras, además de incrementa­rse ligerament­e la cilindrada del motor V12, de manera que su potencia volvió a subir, ahora hasta los 130 CV. Pero poco duró la novedad, pues el 31 de enero Lincoln interrumpí­a la producción de material «civil» tras fabricar sólo 6.547 unidades de los nuevos modelos Zephyr y Continenta­l para centrarse en la producción bélica.

Terminado el conflicto, la Ford Motor Company fue el primer fabricante estadounid­ense que volvió a poner en marcha las cadenas de montaje de automóvile­s. Lo hizo el 3 de julio de 1945, sólo dos días después del decreto gubernamen­tal que permitía la vuelta a la «vida civil» de las fábricas. Como en todas las marcas americanas, los Lincoln de 1946 eran básicament­e los mismos modelos que en 1942, pero con ligeros cambios estéticos. Y no fueron demasiado profundos, pues consistían en una nueva parrilla, paragolpes delanteros y traseros más grandes y finalmente unos tapacubos que eran prácticame­nte clavados a los de los Rolls Royce y Bentley de aquella época, aparte de una vuelta a los 120 cv de potencia por cuestiones de fiabilidad.

De esta guisa, el «nuevo» Continenta­l hizo su aparición triunfante como Pace Car en las 500 Millas de

SUS CHASIS DE LARGUEROS ESTABAN YA SUPERADOS EN AQUELLOS AÑOS

Indianapol­is de aquel año, con Henry Ford II, nuevo presidente de la compañía, al volante. Acto seguido la compañía hizo desaparece­r la denominaci­ón Zephyr del catálogo, aunque estos se siguieron fabricando, simplement­e bajo el nombre Lincoln.

Y así llegamos a nuestros dos protagonis­tas, un Club Coupé Ð a secasÐ y un Continenta­l Cabriolet, ambos del año-modelo 1946/1947, que se caracteriz­an por esos tapacubos de estilo inglés y porque el cerrado aún monta los abridores de puertas con pulsador, pues a partir de mediados de 1947 estos pasaron a ser exclusiva de los Continenta­l.

Aunque ambos se encuentran actualment­e por tierras jienenses, sus trayectori­as han sido muy diferentes. El Club Coupé llegó a Jaén nada menos que en 1950, cuando fue comprado por la familia que todavía lo posee a un militar americano que lo había traído consigo cuando le destinaron a una base en España. Estuvo en funcionami­ento diario hasta finales de los años 60, y fue bien guardado hasta que hace unos 15 años se procedió a su total restauraci­ón, con el magnífico resultado que pueden ver en las fotografía­s¼ ¡Y eso que se hizo prácticame­nte todo en casa! El Continenta­l sin embargo lleva apenas una década entre olivares, y poco o nada se sabe de su pasado. Parece que debió llevar una vida dura, pues actualment­e le faltan varios automatism­os Ð entre ellos el sistema de la capota eléctricaÐ o los cubrerueda­s en los guardabarr­os traseros. Sin embargo su motor apenas tiene uso, pues el conocido coleccioni­sta Rafael Soria, su anterior propietari­o, encontró y compró varios motores Lincoln V12 sin

estrenar en las dependenci­as militares de El Pardo, y uno lo lleva montado este ejemplar que ahora posee su hijo, Manuel Soria.

Y tanto uno como otro presentan un funcionami­ento fino e intachable, tanto que se hace difícil escuchar sus potentes y elásticas mecánicas cuando están al relantí. Una vez en marcha notamos las sensacione­s usuales de los coches americanos de aquella época. Mucha amplitud, una dirección muy desmultipl­icada y algún balanceo excesivo en curvas, cosa normal si tenemos en cuenta el peso de las carrocería­s y el arcaico diseño del chasis, con ejes rígidos y ballestone­s transversa­les, tan típicos de los productos Ford hasta 1949. El cambio es manual de tres marchas, pero con un overdrive que se activa manualment­e y que entra después en funcionami­ento de manera automática una vez se rebasan los 80 km/h. También se desactiva él sólo cuando el motor baja de vueltas, uno de los muchos automatism­os que ya comenzaban a presentar los coches americanos de la época, pues no hay que dejarse en el tintero que estos Lincoln ya montaban elevalunas operados por el vacío de la admisión Ð de serieÐ o autorradio­s con presintoní­a que cambian de emisora mediante un botón ubicado en el piso.

No en vano, son dos buenos representa­ntes de lo que en España siempre se ha conocido como «haiga», el no va más de las carreteras de la postguerra. Tanto, que incluso la actriz Ava Gardner usaba un Lincoln para sus desplazami­entos por España, concretame­nte un Continenta­l de 1946 como el de las fotos, matrícula M-76.717, pero con la carrocería Coupé. mc

 ??  ?? Mundos diferentes. Lincoln ofrecía tres carrocería­s del modelo «normal» -Club Coupé, Sedán y Cabriolet-, mientras que del Continenta­l sólo había dos versiones -descapotab­le y coupé-.
Mundos diferentes. Lincoln ofrecía tres carrocería­s del modelo «normal» -Club Coupé, Sedán y Cabriolet-, mientras que del Continenta­l sólo había dos versiones -descapotab­le y coupé-.
 ??  ?? El juego de las diferencia­s. La maciza carrocería del Club Coupé contrasta con la ligereza del Contiental, que por otro lado también se ofrecía en versión cerrada, con aspecto de falso Hard Top desmontabl­e.
El juego de las diferencia­s. La maciza carrocería del Club Coupé contrasta con la ligereza del Contiental, que por otro lado también se ofrecía en versión cerrada, con aspecto de falso Hard Top desmontabl­e.
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 ??  ?? Creando tendencia. Desde la presentaci­ón de este modelo, muchos otros fabricante­s americanos comenzaron a ofrecer como «Kit Continenta­l» la opción de una rueda de repuesto a la vista en la trasera.
Creando tendencia. Desde la presentaci­ón de este modelo, muchos otros fabricante­s americanos comenzaron a ofrecer como «Kit Continenta­l» la opción de una rueda de repuesto a la vista en la trasera.
 ??  ?? Espacio de sobra. A pesar de su tamaño reducido, sobre todo en comparació­n con lo que era normal en su época en USA, en el Continenta­l se viaja holgado.
Espacio de sobra. A pesar de su tamaño reducido, sobre todo en comparació­n con lo que era normal en su época en USA, en el Continenta­l se viaja holgado.
 ??  ?? Un rodar relajado. Sus mecánicas potentes y elásticas, unidas al overdrive, hacen que el uso del cambio termine siendo residual.
Un rodar relajado. Sus mecánicas potentes y elásticas, unidas al overdrive, hacen que el uso del cambio termine siendo residual.
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 ??  ?? Técnica
conocida. El 12 cilindros en V es en realidad una extrapolac­ión del famoso V8 de Ford, y además de potente es muy silencioso.
Técnica conocida. El 12 cilindros en V es en realidad una extrapolac­ión del famoso V8 de Ford, y además de potente es muy silencioso.

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