LOS BRISTOL EN LE MANS
Bristol había sido una empresa exclusivamente aeronáutica hasta el final de la II Guerra Mundial, cuando decidieron entrar en la producción de automóviles, que parecía un negocio prometedor en la recobrada paz. La base de los coches fue el motor del BMW 328 de seis cilindros en línea y 1.971 cc, cuyos planos los habían conseguido los británicos como botín de guerra (1). Al ser neófita en este campo, Bristol compró Frazer-Nash para obtener el respaldo técnico necesario para crear un automóvil alrededor de su recién adquirido motor.
El resultado fueron unos coches de calidad, aunque no con un brío destacable, ya que prefirieron ser moderados en cuanto a las prestaciones propiamente dichas. Pero era evidente que aquel dos litros podía dar más potencia y, pensando en la publicidad y el prestigio, se decidió utilizarlo en dos prototipos construidos de cara a las 24 Horas de Le Mans de 1953. Como no disponían de mucho tiempo, se tomó el atajo de comprar un chasis a ERA (2) que, aun siendo monoplaza, resultaban adecuado para convertirlo en biplaza, si bien con una habitáculo algo estrecho. La carrocería se diseñó apresuradamente y el resultado fue un coche un tanto parcheado y extraño, con una línea tipo fastback y dos aletas dorsales en la zaga.
Durante la carrera, los Bristol 450 fueron lentos, sucumbiendo en la novena hora a sendas averías en sus motores y contribuyendo al accidente de uno de ellos. Los mecánicos se pusieron a trabajar enseguida y, en tan sólo tres semanas, los coches acudían a las 12 Horas de Reims con un aspecto renovado y una mecánica más fiable, consiguiendo uno de ellos una meritoria quinta posición absoluta.
De vuelta a casa, siguieron con las modificaciones en la carrocería de aluminio, trabajándola en el túnel de viento de la fábrica y no solo «carenándola» como era lo habitual en otras marcas de la época (3). La mecánica fue también afinado. Lograron 155 CV, que no era mucho más de lo que ya consiguiera BMW con ese mismo bloque en los años treinta. Los tanques de gasolina iban situados a ambos lados del motor, algo tal vez inquietante para los pilotos, pero efectivo en cuanto a la estabilidad. Un apartado interesante eran las llantas, que incorporaban un cuerpo central en forma de estrella al cual se atornillaba el aro exterior con la cubierta. La maniobra se hacía rápidamente gracias a una herramienta neumática que quitaba las cinco tuercas a la vez. Y esto en una época en que las ruedas se montaban y desmontaban a base de martillazos.
En Le Mans de 1954 se presentaron tres prototipos Bristol 450 muy afinados, que tuvieron una actuación sobresaliente pues coparon las tres primeras posiciones de la categoría de 2 litros (7ë, 8ë y 9ë absolutos). Los pilotos, todos aficionados, tenían estrictas órdenes de mantener el ritmo que se había calculado para conseguir esa victoria y, si bien la cabina cerrada les debió de hacer más cómoda la conducción en unas 24 horas muy lluviosas, la realidad es que los parabrisas se empañaban y se llenaban fácilmente de suciedad.
Por ello, de cara a 1955, los Bristol aparecieron con una carrocería abierta y una pequeña aleta dorsal, en sustitución de las dos precedentes. Además de disminuir el área frontal, se ahorraba peso. Resultado en Le Mans: mismas posiciones que la edición anterior. Pero aquel fue el año del terrible accidente en la recta de tribunas que desencadenó una serie de suspensiones de carreras, entre ellas las 12 Horas de Reims, la otra a la que acudían los Bristol 450. Como consecuencia de estas y otras circunstancias, los directivos de la marca decidieron suspender el programa de competición; algo difícil de comprender cuando este estaba resultando un éxito. Aunque quizá también influyera el hecho de que por entonces Bristol estaba desarrollando el Britannia, un avanzado avión turbohélice de pasajeros, con graves problemas en su puesta a punto, y que absorbía demasiados recursos y atención como para compartirlos con los 450...
De los tres prototipos, se desguazaron dos y, el tercero, se conserva restaurado (en la versión 1955).
(1) -Al final de la contienda, cientos de técnicos civiles y militares del bando aliado peinaban Alemania en busca de tecnología. Así, instituciones y empresas británicas y americanas consiguieron dar saltos tecnológicos importantes sin coste alguno. (2) -ERA: English Racing Automobiles. (3) -Siendo Bristol un importante fabricante de aviones, disponía de las instalaciones y conocimientos necesarios para conseguir buenos resultados en ese campo que otros fabricantes de coches no tenían.
SIN EXPERIENCIA Y A PARTIR DEL MOTOR DEL BMW 328, BRISTOL HIZO UNOS BIPLAZAS COMPETITIVOS