INDUSTRIAL Y AFICIONADO
DAVID BROWN
De la misma manera que un aficionado normal se puede comprar un par de coches, David Brown se compró un par de marcas: Aston Martin y Lagonda. Brown es uno de los raros casos en los que la tercera generación de empresarios supera a las dos anteriores (en lugar de acabar con el negocio, que es lo que suelen hacer los nietos). Su abuelo fundó la compañía David Brown Ltd, en la que el nieto entró como aprendiz con 16 años y comenzó a dirigir con 28, en 1932, Llegó a ese puesto por una serie de infortunios: su padre Frank Brown cayó enfermo, su tío Percy murió y, después de llegar a un acuerdo para que otro empleado de la firma asumiera la dirección, W. S. Roe, cayó enfermo y murió.
La empresa prosperó bajo su dirección, principalmente por la fabricación de tractores. En eso de hacer tractores antes que deportivos se ade- lantó a Ferruccio Lamborghini. Para la industria del automóvil, en ese periodo fabricó engranajes y los compresores de la efímera marca Squire.
Tras comprar Aston Martin en 1947, Brown se hizo con Lagonda por 50.000 libras y, en 1955, el carrocero Tickford de Newport Pagnell. Allí trasladó la fabricación de Aston Martin. Brown no intentaba ganar dinero con Aston Martin, sino divertirse fabricando coches deportivos. Cuando la empresa empezó a tener pérdidas severas y sus otros negocios tampoco iban bien, se decidió a venderla. En 1972 pasó a manos de Company Developments, primero de varios dueños en un periodo corto de tiempo. Durante el curso en que la empresa era propiedad de Ford, desde 1987, nombraron a David Brown presidente honorario, algo que le hizo mucha ilusión en sus años de retiro en Montecarlo.