Transmisión y bastidor
El principal problema de la caja de cambios es un retén que se desgasta. Para saber si es así, no queda más remedio que ver el coche por debajo para ver si rezuma. Cambiando el retén se acaba el problema, pero hay que desmontar la caja. El embrague es suficiente para la fuerza del motor, incluso en el R, pero todo tiene un límite. Cambiarlo es un poco más complicado de lo normal. La caja de cambios automática de cuatro velocidades no suele fallar.
El 850 tenía una suspensión trasera muy curiosa llamada Delta Link. Cada rueda tenía un brazo que estaba anclado longitudinalmente al chasis y transversalmente al brazo de la otra rueda; esos dos brazos no
eran simétricos. La parte transversal, que unía un brazo al otro, era muy larga, con lo que la vía prácticamente no cambiaba en todo el recorrido de suspensión. Además, sus casquillos se deformaban para inducir un cierto ángulo de las ruedas traseras en curva (Volvo los patentó).
Aparte del desgaste normal de los elementos más débiles, amortiguadores y casquillos, no presenta ningún problema. Sí lo es el hecho de que ambas versiones son devoradoras de ruedas, especialmente el R. Es de los coches en los que más conviene ir permutando las ruedas de ambos ejes, pero teniendo presente que no se deben poner unas muy gastadas atrás, aunque no haya llegado a los testigos. Los frenos tampoco van a necesitar más atención que controlar el desgaste. El antibloqueo era de serie.
A DIFERENCIA DE ALGUNAS BERLINAS DEPORTIVAS, SU FIABILIDAD IGUALA SUS PRESTACIONES