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Sea un año ordinario o el de un aniversario especial, el Revival no defrauda. Reúne todos los requisitos para volver a experimentar y disfrutar las competiciones de ayer con los coches de entonces, e incluso entonado en el ambiente ornamental de aquellos años. Y ya han sido, con esta, veinte las ediciones celebradas desde que volviese a ser rehabilitado en 1998 para lo que fue creado el circuito de Goodwood en 1948: las carreras automovilísticas.

Trece categorías, incluyendo una para motocicletas anteriores a 1959, quince carreras, más de 300 vehículos compitiendo y una tanda especial para mocosos con sus cochecitos de pedales dan un somera idea de lo allí reunido. Había que estar y vivir en directo el Trofeo Richmond & Gordon para monoplazas de gran premio entre 1952 y 1960. Desde la primera vuelta se formaron dos grupos en cabeza: uno formado por Nuthall (Cooper 53, 1960) y Padmore (Lotus 16, 1958) y otro por Jolley (Cooper T41/51, 1958), Wood (Tecnica MeccanicaMaserati, 1959) y Mitchell (BRM P48, 1960). Rodaron rueda a rueda, se adelantaron una y otra vez y no dejaron atisbo de duda de que en la chicane de recta sólo podía entrar uno. Al final, pasaron en ese orden bajo la bandera de cuadros, con una diferencia de 14 centésimas de segundo entre los dos primeros y 72 entre los tres siguientes. Más emoción, imposible.

Pero no fueron los únicos, el español Joaquín Folch volvió a dar batalla con el Ford GT40 (1966) que fuese de la Escudería Montjuic. Lo hizo en el Trofeo Whitsun, contra otros coches de Sport pre66, donde Mike Whitaker se impuso con un Lola-Chevrolet T70 (1966). Folch terminó sexto, después de tenérselas tiesas (deportivamente) con el portugués Macedo Silva y su GT40 Roadster (1965). Y estos son sólo unos apuntes¼

A PESAR DEL AMBIENTE FOLCLÓRICO QUE DAN UNOS Y OTROS, EN LA PISTA NO HAY AMIGOS Y LAS CARRERAS... SON CARRERAS