Motor Clásico

LA GALLINA Y SUS HUEVOS

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Ha sido u n mes f re - nético. Viajes, rutas, ferias, festivales y la p r o p i a r e v i s t a no s ha n ma nten ido en vilo los últimos treinta días, fines de semana incluidos. En el calendario teníamos marcados dos salones Ð Barcelona y OportoÐ y sendas citas en circuitos emblemátic­os como Jarama y Estoril. A hora bien, de este festín retroautom­ovilístico voy a tratar de aportar mi opinión a una pregunta que revolotea en el ambiente: ¿No habrá demasiado arroz en esta pequeña paella que es nuestra afición en España?

Empezaré por ver el vaso medio lleno. De todos es sabido que la competenc ia ag u z a el i ngen io. E l Espí r it u del Jarama, por ejemplo, ha dado un salto sustancial. Incluyó dos apasionant­es competicio­nes de monoplazas de gran premio anteriores a 1966 y de la Copa de Clásicos, Legends y Youngtimer­s. El año pasado, la única actividad en pista f ueron la act ua l Copa Clio y paseos/ demos t r ac ione s de a l g u no s de lo s coches asistentes.

Los organizado­res de Auto Retro también han tenido que espabilar. La crisis y los asuntos internos ajenos al sector, llámese política, llevan un par de años haciendo mella en la decana de las ferias españolas. Sin embargo, las numerosas actividade­s propuestas en esta edición Ð concurso de elegancia, cena de gala, escenograf­ías en directo con vehículos en movimiento, demostraci­ones de motos de trial, desfiles y un animado Car & Bike CorralÐ han gustado mucho al público general.

Lo admitamos o no, España no es en este ámbito, el comercial, ni Gran Bretaña ni Alemania ni Francia, ni siquiera, aunque alguien se rasgue la vestiduras, Portugal. Sí, en el país vecino, el Automóvil Club de Portugal (ACP) Ð el equivalent­e a nuestro RACEÐ se alió con Race Ready Ð organizado­ra del Iberian Historic Endurance entre otros certámenes deportivos­Ð y, junto con la Asociación de Turismo de Cascais (privada), reunieron en un mismo fin de semana carreras en el circuito de Estoril, el Rallye de Portugal Histórico tan del gusto de franceses, belgas, ingleses y españoles y un concurso de elegancia en alza. El resultado puedes comprobarl­o en la página 110.

Sé que las comparacio­nes pueden ser odiosas, pero también sirven para salir de esa cueva de Platón donde solo se veían sombras. Una cosa sí es cierta: los laureles no son buenos colchones para dormir y, en lo concernien­te a las citas tradiciona­les, la afición, tanto la de siempre como las jóvenes generacion­es, pide programas más dinámicos, variados y, sobre todo, participat­ivos. No voy a entrar en coincidenc­ia de fechas porque en ocasiones vienen dictadas por la disponibil­idad de los espacios. Espero que esta gallina siga dándonos huevos, de oro¼ o del color que sea. MC

«A veces pienso que en la paella de los clásicos en España hay mucho arroz y poco pollo. Los comensales quieren más»

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