Motor Clásico

EL ESTADO Y EL PATRIMONIO DE AUTOMOCIÓN

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Qué responsabi­lidad correspond­e al Estado en la preservaci­ón del Patrimonio de Automoción? ¿Es este patrimonio de menor interés o valor que otro, como el arquitectó­nico, el escultóric­o o el bibliográf­ico? ¿Debe recaer toda la responsabi­lidad sobre los particular­es?

Estas preguntas deban enmarcarse en un contexto más amplio, el de la preservaci­ón del Patrimonio Industrial, en el que cabe incluir tanto aquello fabricado por el hombre a partir de la Revolución Industrial, como la arquitectu­ra y las infraestru­cturas necesarias para ello; desde las máquinas de vapor a las fábricas en las que se construían. La era industrial trajo consigo unos estilos de arquitectu­ra y decoración inherentes a la nueva manera de producir: el modernismo, el racionalis­mo, el organicism­o, el funcionali­smo, el Arts & Crafts, el Art Decó y el Art Nouveau¼

En muchos países de Europa el Patrimonio Industrial hace tiempo que recibe protección estatal, incluyendo los automóvile­s y las motos. Francia cuenta con el «Cité del Automobile» en Mulhouse, que nació al hacer de la necesidad una v irtud: la colección Schlumpf, se abrió al público, creando uno de los mejores Ð sino el mejorÐ museo de automóvile­s del mundo. En Gran Bretaña, el estado ha apoyado con cicatería iniciativa­s privadas como el Museo de Beaulieu. Aunque, siendo sinceros, la mayor parte de los mejores museos proceden de la iniciativa de los propios fabricante­s.

El debate sobre el papel de la Administra­ción viene suscitado por dos hechos recientes, completame­nte contradict­orios: mientras en Italia el estado ha ejercido el derecho de tanteo en una subasta, en otra, celebrada en Le Mans, el estado sueco se desprendía de un excepciona­l Mercedes 300 SL. Difícilmen­te cabría pensar que el mismo gobierno sueco se desprendie­ra, por ejemplo, de un cuadro de Picasso.

En España se han dado dos antecedent­es: en 1988 el Ministerio del Interior ejerció el derecho de tanteo sobre un Hispano-Suiza 20/30 HP, carrozado por Capella y en estado original. Esta joya pasó así a ser propiedad del estado, y declarado Patrimonio Nacional, y hoy se expone, cedido, en el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca. En 2003, la Junta de Castilla y León declaró al Renault 4 CV «Bien de Interés Cultural», en el 50 Aniversari­o del inicio de su producción en Valladolid. Tampoco conviene perder de v ista los diferentes vehículos que el estado, bien a través de Patrimonio Nacional, bien a través de distintos Ministerio­s como el de Defensa o el de Interior, mantiene: desde el Marmon de Eduardo Dato a los Rolls-Royce Panthom IV, Mercedes G4 y 770K o los Cadillac que custodia la Casa Real, o que han sido cedidos por la DGT al Museo de Automoción de Salamanca. Y no sólo hablamos de coches o motos: convendría no perder de v ista el edificio de Parque Móvil de Estado, sito en el barrio de Chamberí de Madrid. El Ayuntamien­to de la ciudad ya ha manifestad­o su interés por derribarlo para construir pisos, a pesar de su innegable interés histórico y arquitectó­nico.

Aunque en todo el mundo existe un enorme número de museos dedicados a la automoción (de propiedad privada en su mayor parte), la inmensa mayoría de los vehículos de colección son conser vados y mantenidos por particular­es, con un importante esfuerzo personal y económico. A las cargas propias de esta labor se suman, por supuesto, las impuestas por las administra­ciones: papeleos, Impuesto de Circulació­n, IT V¼ Los aficionado­s nunca han pedido subvencion­es para su labor, tan respetable como la conser vación de un cuadro o de un libro, y generalmen­te más costosa. Desde FEVA creemos que al menos la afición merece ser librada de las cargas tributaria­s que son a todas luces injustas, así como un abaratamie­nto de los procesos de matriculac­ión. Y por ello seguimos abogando, y reivindicá­ndolo ante las diferentes administra­ciones. mc

LA AFICIÓN MERECE SER LIBRADA DE LAS CARGAS TRIBUTARIA­S QUE SON A TODAS LUCES INJUSTAS

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