REENCUENTRO
A principios de los años 20 Renault tenía una extensísima gama que iba desde populares utilitarios hasta enromes limusinas del máximo lujo, pasando por toda una variedad de vehículos industriales de diferentes tonelajes. El benjamín de aquella gama —y el primer modelo totalmente nuevo presentado por la marca tras la I Guerra Mundial— fue el KJ, un pequeño cuatro cilindros en línea de un litro de cilindrada que buscaba competir directamente con los exitosos Citroën Type A. En 1923 el modelo fue ligeramente actualizado, y rebautizado como modelo MT fue producido sólo durante un año, pues ya en 1925 se presentaba el famoso NN que estaría en fabricación hasta 1929. El vehículo de las fotos se corresponde con el modelo MT, pues fue sólo bajo esas siglas cuando se produjo la curiosa carrocería Cabriolet Transformable que monta esta unidad, dotada de un asiento trasero en el «ahí-te-pudras», que a su vez termina en unas raras formas cuadrangulares que a pesar de su falta de fluidez no son ninguna transformación.
Y es que tanto la trasera como todo lo demás en este coche se corresponde a cómo salía de fábrica, y ello habla muy bien de su descubridor y primer restaurador allá por los años 60. Se trataba de un buen aficionado albaceteño que entre muchos otros rallyes por toda la península incluso lo utilizó en su viaje de bodas, siempre con resultados satisfactorios. Después de varios años decidió venderlo, y el coche fue pasando de mano en mano hasta encontrarse en el estado que ahora se ve en las fotos: totalmente necesitado de otra restauración completa. La parte más complicada parece la de la mecánica, pues como se ve en las fotos el motor está parcialmente desmontado y también falta el radiador original, que iba situado tras el propulsor. Bajo la estridente pintura roja aparecen aún restos del color verde original, y en el interior el salpicadero conserva los indicadores de la época. La tapicería es de skay y con un diseño que nada tiene que ver con el original, y también necesitaría ser totalmente rehecha. En definitiva, un coqueto preguerra descapotable para disfrutar de paseos a no más de 60 km/h, por lo que habría que hacer muy bien los cálculos para que el precio de la restauración no superase a su valor actual de mercado.