Motor Clásico

A ambos lados de la barrera

EL CUPÉ DE MI NOVIA

- por Ricardo Muñoz

Empecé mis pinitos de piloto con la 1ª Copa TS en 1969, si bien mi verdadera vocación eran los Rallyes. Hasta 1970 solo había corrido el Rallye Gibralfaro, donde terminé 4º con mi R8 TS, lo había intentado antes en el RACE. Luego vino una participac­ión en el Firestone de 1969, con un R8 Gordini Gr.1 cedido por el Jolly Club, que acabó cuando la junta de culata dijo basta. A principios de 1970, al enterarme de que Seat iba a montar una Fórmula de promoción de Rallyes con el 850 el Sport Coupé de 903 cc, empecé una labor de convencimi­ento a mi novia, Ana Gloria, para que cambiase su 600 por uno de los nuevos cupés. Como me acompañaba a los rallyes con el departamen­to de asistencia alimentici­a y moral y el coche le gustaba, no puso muchos problemas. El certamen debía comenzar en el Rallye de Orense, en junio, pero pese a tener una recomendac­ión del jefe del departamen­to de Seat, José Juan Pérez de Vargas, para que entregasen primero las unidades a los participan­tes de la Copa, esto en esos años llevaba su tiempo. A diez días de la primera carrera nos llamaron para entregarno­s el coche. Yo lo había pedido azul y con ruedas Pirelli o Firestone. Mi sorpresa fue ver que la unidad adjudicada era de un color marrón descolorid­o «caquita» y montaba ruedas Continenta­l, las peores de la gama. Protesté y me contestaro­n que si no quería ese coche, pagado íntegramen­te un mes antes (no había letras entonces), me tendría que poner otra vez a la cola y que ello podría retrasarse uno o dos meses. «Adiós la Copa», pensé… y me lo quedé, bueno, se lo quedó mi novia.

Como yo iba muy apretado, bueno, asfixiado de pasta, le di unas vueltas, lo llevé a poner frenos (mejorados) y un extintor y de ahí rumbo a Orense, haciéndole el rodaje en el camino. Con un calor tremendo, terminé el rallye gallego con mis primeros puntos en el bolsillo. En el Rías Bajas seguí puntuando, acompañado de nuevo por José Luis Martínez-Alcaraz. Pero en el húmedo Ciudad de Oviedo mis ruedas Continenta­l no agarraban nada. Además, como no tenía dinero, alquilé el Coupé a Eladio Doncel, que corría con el Porsche de la Repsol, para que entrenase en vez de alquilar él un coche. Así es que cuando salí al rallye, además del hándicap de las gomas, el pobre Coupé llevaba tal tute que al final de la carrera se me rompió un triángulo de suspensión; acabé de milagro, detrás de Francisco Tormo y de mi director en Autopista, Eduardo Azpilicuet­a. Para el RACE, en el que participab­a también la Copa TS, esta vez con Luis Valero a mi derecha, mis ruedas Continenta­l eran tan malas y duras que sólo iban bien en la tierra. Ahí no solo iba el primero de los Coupés, sino que peleaba con los mejores R8 TS de la Copa. Sin embargo al final del Rallye, ya en el asfalto del tramo de la Hidroeléct­rica, antes del Jarama, había una curva a izquierdas en tres veces que, tras dos izquierdas, apareció súbitament­e una horquilla. «Me han quitado una», pensé inicialmen­te y… ¡volquetón! Tras poner el coche de nuevo en la carretera, salí hacia el Jarama con la rueda delantera derecha hecha unos zorros, tanto que en el circuito la perdí. Luis Valero tuvo que sentarse en el capó trasero del coche durante 28 Km para hacer contrapeso y poder llegar a Madrid al parque cerrado. La Guardia Civil quiso impedírmel­o, pero el Director de Carrera del RACE, Jesús Saíz, convenció a los motoristas diciendo que era un Rallye del Europeo y que yo formaba parte del equipo español, y que tenía que llegar al final (en la Seat de la Castellana). Y llegué… ¡escoltado por 2 motos verdes! Sin efectivo ni coche, no pude correr el 2.000 Virajes y el Barcelona-Andorra, donde Salvador Gisbert, acompañado del periodista Juan Manuel Blanco, sumó muchos puntos. Para el Firestone, Eduardo Azpilicuet­a me cedió gentilment­e su Coupé, mientras reparaban el de mi novia. Lo compartí con Luis Canomanuel, mi compañero en deportes en Autopista, que corría en circuitos. Yo pasé miedo cuando conducía él y me porté mal cuando le cantaba las notas, riñéndole con o sin razón cuando conducía él. Ganó Gisbert, con lo que me jugaría el certamen en el Costa del Sol. Allí, con Javier Bueno de copiloto, y de nuevo con el coche de Ana Gloria, dominábamo­s el rallye entre los coupés. Pero llegando al final en Almería, me salí de la carretera en la prueba de 44 Km, perdiendo 6 minutos y bajando a la 27ª posición. Perdí el Campeonato en favor de un brillante y regular Gisbert. Y esta es la accidentad­a historia de mi primer campeonato de rallyes, en el cual me comporté como un tifossi, queriendo hacer tiempos ante todo para mostrar mi velocidad, en vez de tomar puntos y ganar el certamen. Ello me sirvió de aprendizaj­e para ganar dos años después dos Desafío Simca seguidos, y conseguir entrar en mi primer equipo oficial. MC

«Para participar en mi primera copa de promoción, tuve que ªconvencer­º a mi novia para que se comprase un Seat 850 Sport Coupé»

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