Motor Clásico

¡Motores en marcha!

- FÉLIX MACÍAS (TEXTO). JOSÉ MARÍA PUECHE (FOTOS)

Ya es tradición que coches y motos de competició­n únicos vuelvan a Madrid a principios del otoño. El Espíritu del Jarama tercera edición, ha regresado a nuestro circuito del Jarama, lo que me hace pensar que todo el público presente es poco comparado con la suerte que supone disfrutar de tal evento «en casa».

Qué sensación tan potente la de oír ponerse en marcha los históricos mono plazas de Gran Premio estando a un metro es caso de ellos. Los espectacul­ares Lotus 16 ( Joaquín Folch), Masera ti 250 F (Guillermo Fierro y Klaus Lehr), Sca rab Of fen hauser (Ju lia n Bronson), Cooper T51 (Steve Hart) y tantos más… Fascinante­s por motivos románticos y novelescos, por argumentos discutible­s e historias de hombres cuyas vidas tenían por objetivo construir estas mecánicas, o bien pilotarlas y ganar carreras. Fascinació­n muy real la de las carreras, como vimos en el circuito madrileño durante el Espíritu del Jarama que tuvo lugar los pasados 13 y 14 de octubre. Felicidad y cierta beatitud al contemplar «lo que hay aquí reunido», como comentaba un espectador a sus amigos el sábado por la mañana.

La fabulosa línea aerodinámi­ca del Lotus 16 y su cambio secuencial, obra de Colin Chapman, Franck Costin y Keith Duckworth, o bien la eterna silueta del Maserati 250F que un día pilotó y con el que se proclamó Campeón del Mundo Juan Manuel Fangio, bien merecían que se peregrinar­a hasta el Jarama. Y desde luego, cada uno de los 21 monoplazas de F1 históricos presentes, todos anteriores a 1966, fueron un espectácul­o inconmensu­rable. Expuestos bajo carpas, se podían observar a escasos centímetro­s y luego verlos en acción, a toda velocidad en uno de los mejores circuitos para el público, donde se puede estar muy cerca de la pista…

Peter Horsman, que ganó la segunda carrera con su Lotus 18/21 de 1965, marcó una vuelta rápida a 129,5 km/h de velocidad media, que toma toda su dimensión comparada con la mejor vuelta realizada en la moderna Clio Cup por Alex Royo (9º de las dos carreras) a 124,6

SALVADOR CAÑELLAS TUVO SU MERECIDO HOMENAJE, ESTABA DE CELEBRACIÓ­N

km/h o bien los 130,3 km/h logrados por Jordi Puig (Copa de España de Clásicos) a bordo de su potentísim­o Porsche 993 GT2 de 1993 y 600 CV.

Todavía más entrañable, si cabe, que estos coches fueron las motos de GP, cercanas a una treintena, y lideradas en prestigio y persona por el gran Salvador Cañellas y su ex Bultaco TSS 125. Ambos celebraban el cincuenta aniversari­o de su victoria en el GP de España en el circuito urbano de Monjuich en mayo de 1968, la primera victoria para un piloto español en un GP del mundial, y además con moto española. Cincuenta años tras la victoria y el incombusti­ble Salvador Cañellas volvió a lograr una hazaña; solo habían pasado cuatro días tras un fuerte esguince de tobillo, pero pudo rodar sin impediment­os. Y, para darle más glamour todavía a la celebració­n, lo hizo enfundado en su mono y casco de época. El problema vino de la moto, equipada con un piñón de salida de cambio con un desarrollo tan corto, que tenía que ir a todo gas en gran parte de la pista: «Prefiero no volver a salir para conser var la mecánica», decía el propio Cañellas una vez realizadas esas vueltas de honor.

Si alguien quiere saber lo que significa afición, debería haber visto a los «Señores Pilotos», muchos de respetable

edad y probableme­nte casi tan pesados como sus ligeras motociclet­as. Se les veía en la mirada las ganas de empezar a rodar, y ya en pista abrían gas con el ímpetu de la juventud intacto. Regresaban felices a boxes y nosotros con una envidia incontenib­le de montarnos en una Norton Manx, Harley-Davidson/Aermacchi 350, MV Agusta 500, Yamaha RD 350, Suzuki RG 500, Honda NSR 250 o 500… y tantas más extraordin­arias motos de GP.

Las carreras del Copa de España de Clásicos, Legends y Youngtimer­s estuvieron entretenid­as, con una variedad de vehículos repartidos entre las distintas categorías. Aquí en Motor Clásico nos tomamos la libertad de salir a correr para también narrar el evento desde dentro. Nuestro colega Dani Cuadrado nos cuenta su experienci­a personal en la columna adjunta.

Renault celebraba este año el cincuenta aniversari­o de su Copa nacional, aprovechan­do la cita para organizar su día Passion Experience que permite probar su gama de vehículos en pista, y entretener con un toque de modernidad con las carreras de la Clio Cup España. Nos deleitaron con un bonito duelo en cabeza entre dos franceses, Nicolas Milán y David Pouget, en este aniversari­o de su creación. Una pena que Renault no incidiera más con una retros- pectiva de los diferentes modelos de la Copa y un pequeño histórico, le hubiese encantado al público y a nosotros. Quizás, el año que viene, en el aniversari­o de la primera edición cuyo ganador fue… ¡también Salvador Cañellas!

También hubo demostraci­ones de F1 contemporá­neos, Gran Turismos y prototipos excepciona­les, los Ferrari 275 LM 1965 y 330P CanAm de David Piper así como su Porsche 917K, los Porsche 917 “Gulf” y Ford GT40 de Mark Finburgh, el BMW M6 GT3 del equipo de Teo Martin etc. Y con los Yougtimers de calle presentado­s por MOTOR CLÁSICO, objeto de muchas fotos y selfies que confirman su tirón entre los aficionado­s. El tradiciona­l Concurso de Elegancia premió tanto a la Bultaco TSS 125 como a su piloto Salvador Cañellas que obtuvo el premio al Triunfo Histórico. En coches el Maserati 250F de Guillermo Fierro se consagraba Best of Show. Gran ambiente en el paddock con todas las animacione­s programada­s por del organizado­r, la Escudería Targa Iberia, que lograba recrear una fiesta popular en la que los niños no paraban con tantas atraccione­s. Este año el espectácul­o de circo que homenajeab­a al famoso Circo Price parecía subyugarle­s mientras sus padres rondaban más el Village y sus variadas tiendas. mc

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Durante todo el fin de semana la actividad en pista no paró. Mientras unos contemplab­an las joyas expuestas en sus boxes, otros las veían correr, siempre con la cercanía que caracteriz­a al Circuito del Jarama. El paddock estuvo repleto de actividade­s para niños y mayores, con el habitual mercadillo, una subasta de clásicos y las actuacione­s circenses que hicieron sonreir a niños y mayores.
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Los monoplazas históricos dieron espectácul­o dentro y fuera de la pista. Sorprende ver en los tiempos en los que todavía ruedan en el Jarama, que más los quisieran coches de carreras modernos.

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