Motor Clásico

TRAZANDO FINO

- POR DANIEL CUADRADO

Mi vuelta a las carreras ha ido acompañada del estreno del M3 sobre el que llevo trabajando cuatro años. Acababa de terminar el coche, por lo que no tenía intención de correr sin antes probarlo y ponerlo a punto. Sin embargo Francesc Gutierrez, promotor de las Classic & Legend, insistió en que me apuntase. «No tengo compradas ni ruedas…». Pero ni caso. A los dos días tenía en mi casa un juego de slick de lluvia de 2010 que él tenía por ahí guardados. Y así, casi sin darme cuenta, me encontré el viernes en el circuito con mi coche sin decorar y sin haber rodado con él. Frenos nuevos, suspensión a estrenar… dos días antes llamé a Riera Racing para pedir informació­n a la desesperad­a. No conozco el coche y no tengo ni idea de qué reglajes poner. Marc, hijo de Xavi Riera, que es el que más sabe de los M3 de España, sin guardarse nada, me dijo lo que tenía que poner: caídas, convergenc­ias, alturas… Pues nada, a correr. El viernes me dieron las 12 de la noche poniendo pegatinas. «¿Pero todavía sigues ahí?», me decía mi mujer con voz… perpleja.

El sábado, tras olvidarme de ir al briefing y de pasar las verificaci­ones administra­tivas, lo que me supuso una reprimenda muy seria por parte del director de carrera, salí a pista con el asfalto seco y ruedas de lluvia. Terceros de la general en los entrenamie­ntos libres: «Madre mía cómo corre, cómo va». Tanto es así que Néstor, de Deyscom, quien me hacía la asistencia, me dijo: «Dani, yo no he venido aquí a perder». Me quitó las ruedas, se las llevó a su nave y volvió con unas ruedas de rallye de seco (delante) y unos slicks usados (detrás). No gestioné bien el tráfico y califiqué octavo para la primera carrera y sexto para la segunda.

Y llegó el momento de la verdad. En la primera carrera me puse cuarto de la general a final de recta y tercero en la curva Monza. Estaba primero de mi clase y tercero de la general, disfrutand­o de la conducción como si fuese mi primera vez. Cuando quedaban pocas vueltas el M3 se empezó a calentar y tuve que bajar el ritmo. A pesar de sacar toda la recta al Porsche 968 CS de Zorrilla, en tres frenadas me alcanzó y me pasó, sin que pudiese luchar con él. Bueno, un segundo no está nada mal. Con las de seco destrozada­s no me quedó más remedio que montar las de agua del pleistocen­o para el domingo. Aquí salí sexto, me puse segundo a final de recta y luego primero. En la tercera vuelta los neumáticos se empezaron a desintegra­r y tuve que bajar mucho el ritmo, acabando otra vez segundo de mi clase y cuarto de la general. Pero feliz. Y lo mejor: bajar del coche y que Salvador Cañellas me felicitase, diciéndome que se había divertido mucho viendo mi carrera. En ese momento es cuando uno llega a tocar el cielo. Volveré, pero esta vez para que no me ganen.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain