Malta Grand Prix
No es Nuevo usar los coches clasicos como reclamo turistico. En este festival lo hacen con un aire muy britanico, combinando carreras en cuesta y en circuito urbano y un concurso de elegancia.
Tres actos en uno
No es el Tour de Corse, pero quiere tener cier to aire. La primera de las tres compet iciones es u na ca r rera en cuesta que tiene su base en Migra I-Ferha, en Mtahleb, casi a nivel de mar. Desde allí, una carretera secundaria va serpenteando por un paisaje bastante rocoso y agreste, típico maltés. Los acantilados que erosionan las aguas del Mediterráneo quedan atrás a medida que las curvas se van sucediendo. Parece una escalera al cielo. Lo único que el piloto puede ver desde su puesto de conducción es el azul celeste al final de las cortas rectas que separan cada una de las «paellas». Apenas un pequeño pretil separa la calzada del barranco. La llegada se encuentra a tan solo 1,3 km.
Después de las series preceptivas, Michael Pace, al volante de un vigoroso Honda Civic (1975) logra la victoria. Su tiempo: 81,5 segundos. Medio segundo más rápido que su hermano Lucas Pace, con otro Civic mellizo. Junto a él han competido modelos más preparados y más históricos. Por el aspecto de originalidad del Ferrari 212E, cabe pensar que Egon Hofer no ha querido exprimir el potencial del bóxer 12 cilindros italiano. En su momento, la marca de Maranello creó este modelo para este tipo de competiciones de montaña.
Este ha sido el primero de los tres actos del Malta Classic. En 2007 el francés Thierry Giovannoni, un entusiasta de los coches clásicos y de las carreras afincado en la isla, promovió este festival. Desde entonces, se ha convertido en un reclamo que tratan de explotar hábilmente diferentes organismos turísticos.
La segunda jornada, el foco de atención se traslada a la antigua capital insular, Mdina, «La Ciudad del Silencio». Desde 1570 el centro administrativo se movió a la ciudad de La Velletta. Como apunte histórico, Malta perteneció a
DURANTE CUATRO DÍAS, LOS CLÁSICOS INVADIERON EL CASCO HISTÓRICO DE MDINA
la Corona de Aragón entre 1280 y 1530. Ahora es una república independiente con una fuerte influencia británica.
De hecho, hay muchos participantes ingleses y la mayoría de los coches —Riley, MG, Lotus, Triumph, Mini, Jaguar, Alvis…— tiene idéntica procedencia. De ahí viene también la tradición por los modelos artesanales —tipo «kit car»— que se pueden ver, como el Turner Sport (1961) o el Fischer Reynard Fury (1973). O las réplicas basadas en los Jaguar tipos C y D.
Cambio de escenario. A los pies de la catedral de San Pablo, desde primera hora de la mañana del viernes han ido llegando los inscritos en el Concurso de Elegancia. Un jurado formado por aficionados locales examina tal detalle cada uno de los coches atendiendo a las diferentes categorías. Después de debatir pormenores, eligen el Triumph Spitfire de 1967 de Noel Vella como el «Mejor restaurado» y el Bentley type R de finales de los años 40 como el «Más elegante». Algunos de los que el día anterior compitieron en la subida en Mtahleb añaden ambiente al Concurso. Incluso el citado Ferrari de Egon Hofer recibe premio por su condición de deportivo «más exclusivo» y por la naturalidad que dejan entrever su descolorida pintura y algún que otro desconchón.