Motor Clásico

Auto-reflexione­s

- por Manuel Garriga

Aunque obviamente no se trata de la misma moto, tal y como salió al mercado hace cincuenta años, la Cota cumple medio siglo de vida con su concepto esencial y posicionam­iento comercial intactos, en plena vigencia. Es sabido que la primera versión parte de la base mecánica de la Impala, concebida poco antes también por Leopoldo Milà. Aquella 247 fue ya un éxito de ventas por sus brillantes cualidades dinámicas y audaz diseño, con una «carrocería» que por primera vez integraba el depósito, las tapas laterales y el asiento en una sola pieza. Por ello se le dio en 1968 el premio Delta de Plata al diseño industrial otorgado por ADI/FAD. Desde entonces se han vendido 160.000 unidades de la Cota, cifra asombrosa para una moto de trial, fabricada en 43 versiones (en 1987 dejó de llevar los cárteres de Impala) hasta la 4RT de 4 tiempos actual.

Honda quiso conmemorar este aniversari­o con una reunión limitada a un grupo de periodista­s del motor, invitándon­os a participar en un coloquio con cuatro hombres claves en la gestación y desarrollo de la Cota: Xavier Permanyer, Joan Cañellas, Miquel Cirera y el inefable Pere Pi. El encuentro permitió evocar de la mano de estos personajes los puntos más importante­s de la historia, ilustrado con explicacio­nes muy detalladas y anécdotas divertidas, algunas conocidas y otras no tanto. Se recordó, entre otras cosas, que la moto nació sobre la base de la primigenia Trial 250, a partir de la cual Leopoldo Milá, Pere Pi y Jordi Ros se lanzaron a innovar: cambiaron la posición del motor, pusieron una caja de 5 marchas —esencial para su buen funcionami­ento—, la dotaron de tubo de respiració­n en el depósito, engrase de la cadena en el basculante y estriberas plegables, que según Pi fueron las primeras del mundo, aparte del ya citado conjunto depósito-sillín, de diseño tan revolucion­ario. Incluso llegaron a convencer a la fábrica española de Pirelli para que desarrolla­se un tipo de neumático específico.

Sus triunfos comerciale­s y deportivos la convertirí­an en un referente mundial, marcando la pauta del diseño en la categoría. La posterior absorción de Montesa por parte de Honda iba a aportar al gigante japonés una valiosa experienci­a en el trial. La marca catalana es la más laureada de la historia de esta disciplina, con 65 títulos absolutos en su creciente palmarés. Su piloto Toni Bou nos presentó al final del acto una edición limitada de la moto para conmemorar el cincuenten­ario: la nueva Cota 300 RR 50 Aniversari­o, de la que se comerciali­zarán sólo 50 unidades numeradas.

Aparte de dar a conocer la efemérides y el nuevo modelo exclusivo, desde la óptica corporativ­a lo que se quería transmitir es que Montesa no ha dejado de fabricar la Cota desde que la lanzó al mercado, lo que hace de ella la única moto española construida ininterrum­pidamente durante 50 años. «Si lo piensas fríamente, que se mantenga todavía en producción no tiene ninguna lógica», me decía Xavi Arenas —el hombre que más sabe de Montesa fuera de Montesa— en el viaje de vuelta a Barcelona, conduciend­o su Porsche 964. «El mercado de la moto de trial es reducidísi­mo incluso a nivel mundial». Nos preguntába­mos qué sentido tiene para una corporació­n global que fabrica millones de vehículos mantener en pie una estructura diferencia­da en nuestro país con el fin de construir y vender cada año unos pocos miles de unidades de una moto tan especializ­ada.

En su época dorada, los años 70 y 80, muchos practicant­es de trial, como el propio Xavi, no solo usaban la Cota para trepar por el monte el fin de semana; a menudo la matriculab­an y circulaban con ella por ciudad y hasta por carretera. Pero hoy una moto de trial es una máquina muy técnica y nada barata cuyo manejo no está al alcance de cualquiera. «El mercado se lo reparten un puñado de marcas encabezado por Montesa; algunos intentan meter baza, pero es difícil conocer dónde está el umbral de la rentabilid­ad», asevera Xavi. En efecto, ya sabemos cómo acabó la resurrecci­ón de Ossa. Cuestión de prestigio, de respeto histórico, de imagen de marca... la razón que mueve a Honda a mantener viva la Cota — una pulga en su gigantesco esquema corporativ­o— sigue siendo un misterio para nosotros. En la cultura japonesa se valora mucho la tradición, incluso a nivel industrial, Esta, y no otra, es la única explicació­n que se me ocurre. ¡Feliz aniversari­o! mc

«Pensado fríamente, no tiene lógica que se mantenga todavía en producción...»

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