SORPRESA POSITIVA
Hubo en el pasado Salón Retromóvil de Madrid un coche que, para mí, sobresalió sobre todos los demás expuestos. Estaba casi escondido en una esquina y era fácil perdérselo, si bien su enorme tamaño evitó que muchos aficionados lo pasaran por alto: se trataba de un magnífico Studebaker de 1928, con matrícula original zaragozana de toda la vida. Hasta aquí nada extraordinario, pero hay que tener en cuenta que el coche estaba en un increíble estado de conservación totalmente original, desde la pintura a los tapizados, pasando por los cromados. TODO. Por supuesto la mecánica había recibido una cura de rejuvenecimiento para poder circular, pero en el plano estético el coche estaba tal y como debía lucir hace 80 años, con la excepción de que todo estaba algo ajado y con una impresionante pátina.
Dados mis extraños gustos personales babeé alrededor del coche en más de una ocasión, metí mi nariz hasta donde pude y conversé un buen rato con el vendedor, que por cierto era un señor encantador que gustosamente explicaba la historia del coche. Sin embargo, para mi sorpresa, no fui el único bicho raro al que le gustó el viejo «Stude», ni mucho menos. Entre los visitantes del salón era comentario general, e incluso una vez terminado el evento, en varios chats y foros he leído con gran extrañeza que este coche fue una de las cosas que más gustó a mucha gente. ¡Menuda sorpresa!
Al final resulta que la afición española no es tan sectaria, y parece que casi a cualquiera le gusta ver un impresionante y antiquísimo coche sin restaurar. Habrá que plantearse exposiciones en ese sentido, ahí lo dejo. Porque además, en esto de los preguerras cada vez hay menos afición o gente que realmente tenga conocimientos del tema, o eso parece.
Sin ir más lejos, en la subasta de Bonhams en London Olympia había un Rolls Royce Silver Ghost originalmente vendido en España en 1922 y que alcanzó los 140. 345 €. El problema era que estaba erróneamente descrito por B o n h a ms , p u e s s e a n u n c i a b a c o mo re c a r roz a d o p o r Wilkinson & Son, cuando en realidad su carrocería es una obra de los Talleres Vert de Girona, realizada en los años 60… claro, que no tiene el mismo renombre lo uno que lo otro, y nunca sabremos si era desconocimiento o intento de crear pedigrí.