Motor Clásico

A ambos lados de la barrera

UNA FAMILIA SOBRE RUEDAS

- por Ricardo Muñoz

Afinales de los 60, vivían al final del barrio de La Bonanova, en Barcelona, y se caracteriz­aban por su amor a todo lo que oliese a gasolina. La familia en cuestión eran los Bäbler, el «Papi» y la «Mami», asiduos participan­tes en rallyes, a quienes solían acompañar sus hijos Jorge y Hansi. Hans Bäbler Walder poseía una papelera al norte de la Ciudad Condal. Era de nacionalid­ad suiza y disponía de un nutrido y variopinto parque de motos y coches que reposaba en el jardín de su casa. Como si fuese el camarote de los Hermanos Marx, allí se reunía un gran número de jóvenes que solo soñaba con participar en carreras.

Al principio, los Bäbler salían participar en carreras en cuesta y rallyes locales y no faltaba ocasión en que el generoso Hans no prestase alguna de sus máquinas de dos y cuatro ruedas a amigos. En este grupo se juntaban Federico Van der Hoeven, «Titín» Schmidt, Ernesto Borau, Juan Manuel Blanco, Pepito Adell y un jovencísim­o Antonio Zanini, a quien Hans prestó una Ossa, más tarde le hizo sentarse a su derecha en un Mini y luego compartió un R8 TS de la Copa con su hijo Jorge. A su puerta también llamaron pilotos de fuera como el madrileño Ricardo Antolín y el que firma estas líneas.

Pero sus hijos eran lo primero. Los buenos tiempos de Jorge en 1968 con un Mini 1275 C Grupo 2 llevaron a Hans Bäbler a encargar un potentísim­o BMW 2002 preparado por Alpina. Lamentable­mente, Jorge lo destrozó en el Rallye de Orense de 1969. Eso sí, después de marcar unos registros prometedor­es. Jorge ganó al final de ese año el Rallye Tres Costes con el reparado BMW 2002. Por su parte, Hansi participó con un Mini, un Seat y hasta un Volvo, aunque pronto se decantó por la preparació­n de los coches.

En 1970, Jorge se incorporó a la Escudería Montjuich y participó en muchas carreras en circuitos. Ganó el Campeonato por delante del BMW Alpina gemelo de José Manuel Lencina Ð de la RepsolÐ y en una de sus pocas salidas en carretera, en el Rallye de Invierno, compartió el volante de su Seat 1430 con Antonio Zanini. Al año siguiente compaginó un monoplaza de la Fórmula 1430 Ð patrocinad­o por TergalÐ con un 1430 Gr. 1 de rallyes preparado en Movi.

A principios de 1972, Salvador Cañellas y Jorge Bäbler llamaron la atención de Seat. La marca española ya había creado un departamen­to de competició­n dirigido desde Madrid por José Juan Pérez de Vargas, cuyo servicio técnico, sin embargo, estaba en los talleres ABC de Zona Franca, en Barcelona, dirigido por el ingeniero Francisco Coll.

Jorge comenzó la temporada con un abandono en el Rallye Fallas y los soportes del motor del 1430 partidos. Luego, en el Costa Brava, la pareja Cañellas y Van der Hoeven terminó en un sensaciona­l cuarto puesto absoluto y Jorge y Borau, sextos. La prueba era puntuable para el Europeo y ganó Raffaele Pinto al volante de un Fiat 124 Abarth. La repercusió­n fue fantástica y aceleró los planes de Seat. Enseguida los 124 biárbol, con un cambio Colotti y más ligeros, se mostraron más eficaces que los 1430.

En el Rallye Vasco Navarro, Cañellas se clasificó tercero con el 124 Gr.1, detrás del Porsche de Marc Etchebers, eso sí, después de lograr algún mejor crono bajo la lluvia. Bäbler fue sexto. A esas alturas de campeonato, los dos Seat de serie se hallaban primero y segundo. Tras el Guillerías, donde Bäbler se salió, Cañellas acabó tercero, precedido por otro 1430 conducido por Jaime Valls. Seat aceleró el debut oficial.

En el Firestone, también puntuable para el Europeo, Jorge Bäbler y Pepito Adell se tuvieron que conformar con el puesto 13ë, detrás de mi Simca 1000. En el rallye de las Cavas, Cañellas se vengó (deportivam­ente) de Jaime Valls. Y llegó el Baviera. Allí, Salva heredó el 124/1608 de Barcelona. Bäbler, en cambio, probó el Seat 1430 con motor 1550 Gr.2 preparado por Vargas en Madrid y rehusó correr, declarando que corría menos que su Gr.1. En aquel debut, Cañellas fue cuarto absoluto, en un rallye ganado por Estanislao Reverter y su famoso Alpinche.

Pero pronto los Seat despegaron, siendo, curiosamen­te, el Seat 1430/1600 de Juncosa su máximo enemigo en el Campeonato. La victoria de Cañellas-Ferrater en el RACE del Europeo y la retirada (motor roto) de Bäbler, condicionó el resultado del Campeonato. Jorge venció consecutiv­amente el Barcelona-Andorra, el VendrellAn­dorra y el Costa del Sol. Pero Cañellas fue el Campeón.

Al año siguiente, cambiaron las tornas. Bäbler, acompañado por Ricardo Antolín, ganó el título, asegurando un largo periodo de dominio de Seat. Sin embargo, el golpe de efecto sobrevino con su retirada de la competició­n: Jorge se casó y dio carpetazo a su carrera deportiva. El clan Bäbler siguió representa­do en las carreras por Hansi, que participab­a en circuito con los monoplazas F1430/1800, aunque cada vez más inclinado a la preparació­n. La mala suerte se cebó con la familia cuando Jorge, a los 43 años, falleció en un banal accidente de carretera en la Autopista A7. España perdía así a uno de los pilotos con mayor potencial de aquella época. ee

«Papi» Bäbler supo transmitir a sus hijos la pasión por el deporte del automóvil, y respondier­on con títulos»

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Cosa de familia. A la izquierda, juntos «Papi», «Mami», Hansi y Jorge. Arriba, Jorge, Zanini y Cañellas, los tres pilares del equipo Seat de rallyes.

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