Motor Clásico

Alfa Romeo P512

El ingeniero español Wifredo Ricart (1897-1974) diseñó y creó a mediados de 1940 un prototipo de Gran Premio para Alfa Romeo. Denominado P512, aquel monoplaza marcó un hito en la historia del automóvil de competició­n por las soluciones de vanguardia que p

- MARIO CHAVALERA (TEXTO). M.CH./MPIB (FOTOS)

El ingenio de Wifredo Ricart

Mientras Alfa Romeo participab­a en los años 30 en las competicio­nes internacio­nales con sus famosos mono plazas P 2, P 3,308,3112 y 316, desde la oficina técnica del Por tello, en Milán, se seguían, con una mezcla de interés, recelo y envidia, los resultados y evolucione­s de los Auto Union alemanes diseñados por Ferdinand Porsche. Ya hemos citado en este mismo número la implicació­n de Porsche con la marca de los cuatro aros.

Aquellos bólidos plateados alemanes, que compitiero­n y dominaron entre 1934 a 1939, tenían la particular­idad de llevar el motor Ð V 12 o V16Ð en posición central posterior, ala espalda del piloto. Eran delicados de conducir y solo algunos pilotos de gran clase como Bern Rosemeyer, Tazio Nuvolari, Hans Stuck, Luigi Fagioli y Achille Varzi, fueron capaces de gobernarlo­s y explotar sus fabulosas prestacion­es.

Las conclusion­es que sacaron en aquella época los técnicos italianos de Alfa Romeo, encabezado­s por Giochino Colombo, no iban en favor de un coche con motor trasero y, menos aún, con la disposició­n de su grupo mecánico y emplazamie­nto del puesto de pilotaje en una situación idéntica o peor que la adoptada en las primeras versiones del Auto Union.

Por aquel entonces, concretame­nte en 1938, la marca mi la nesa puso nueva mente en f u nciona miento su «Reparto Corsa» para sustituir a la Scuderia Ferrari, que se encargaba de la gestión de los coches de carreras. La intención era controlar directamen­te el departamen­to de competició­n, debido a presiones políticas del gobierno de Mussolini para obtener victorias en los circuitos y a la personal afición por los Grandes Premios de Ugo Gobato,

director genral de Alfa Romeo. Fue Gobato quien obligo a tomar esta decisión y quien nombró, personalme­nte, director técnico del departamen­to de Estudios y Experiment­ación al ingeniero español Wifredo Ricart.

A partir de 1939, pese a ideas contrapues­tas en su equipo, Wifredo Ricart proyectó con gran convicción un prototipo de Gran Premio para Alfa Romeo denominado tipo P512. Paradójica­mente, la disposició­n de sus órganos mecánicos tenía cierta similitud con los Auto Union. El coche fue terminado cuando ya las bombas caían en Italia y en toda Europa. Las soluciones eran originales y de vanguardia, muy efectivas de acuerdo con los reglamento­s vigentes en aquella época. Constituía otro ejemplo de la imaginació­n del ingeniero español en pro de la técnica.

Era un indiscutib­le precursor de la era actual y, además, el primer monoplaza de competició­n italiano que llevaba el motor colocado en la parte posterior central del bastidor. El Alfa Romeo P512 se presentó con un puesto de conducción aún más adelantado que el de los primeros Auto Union y esta disposició­n, según los técnicos italianos, solo se podía justificar en razón de interés personal de Ricart, por otro lado, mal entendido por parte de sus colegas.

Desgraciad­amente la Segunda Guerra Mundial impidió el desarrollo pleno del coche. Un bombardeo destruyó parte de la fábrica y obligó a cancelar las pruebas que habían empezado a efectuar los pilotos Sanesi y Canavesi. Varios años después, el ingeniero Giusepe Busso, quien había pertenecid­o al equipo técnico de Ricart, realizó para Alfa Romeo el proyecto de un monoplaza totalmente opuesto, con el asiento del piloto colocado por detrás del eje trasero como si se tratara de un «dragster» americano. El motor iba en la parte delantera, la caja de cambios y el diferencia­l detrás y las cuatro ruedas eran motrices. Estaba destinado a competir en la nueva Fórmula 1 que tenía que entrar en vigor en 1954.

Pero, ¿c ua l de los dos i ngen ieros ten ía r a z ón? Evidenteme­nte, el veredicto final nos lo da la historia, ya que mientras el proyecto de Busso sólo ha tenido cierta aplicación parcial con los citados «dragsters», el de Ricart persiste en todos los monoplazas actuales, y con esto está todo dicho

Alfa Romeo fabricó componente­s para construir tres ejemplares del tipo P512, pero desafortun­adamente, a causa de la guerra, sólo se terminaron dos unidades. La fábrica del Portello fue un blanco constante de los aviones aliados. Por cierto, una de las bombas cayó muy cerca de Wifredo Ricart cuando salía de la fábrica. Quedó tendido en el suelo gravemente herido. Un mecánico de Alfa Romeo le reconoció y se lo llevó a su domicilio particular para efectuarle los primeros auxilios. Después de una larga recuperaci­ón, Ricart pudo escapar a España, donde su familia le esperaba. Para entonces, su contrato con Alfa Romeo había terminado.

De los dos P512, uno sobrevive en perfecto estado de conservaci­ón, gracias a que fue literalmen­te sepultado en el rincón de una fábrica de quesos al norte de Milán, quedando oculto así de las habituales requisas del ejército alemán. El coche se puede contemplar hoy en el Museo Storico de Arese. En cuanto al otro ejemplar, con la carrocería incompleta, se halla en el Museo de la Ciencia y de la Ténica de Milan.

El P512 tiene un diseño muy avanzado para su época y una línea realmente aerodinámi­ca. La disposició­n avanzada del puesto del piloto, con el depósito de combustibl­e en el centro y el motor centrado permitiero­n hacer un coche muy compacto y liviano, 700 kg. Con una batalla de 2,45 m, la carrocería mide 4,32 m de longitud, 1,50 de ancho y 1,05 de alto. Las vías eran casi idénticas: 1,32 y 1,31 m. Así se consiguió esa figura tan recortada, equilibrad­a y f luida.

En el aspecto mecánico, Ricart y su equipo hicieron un bloque motor de electrón y una culata de aleación

EL PILOTO IBA MUY ADELANTADO, CON EL DEPÓSITO DE COMBUSTIBL­E A SU ESPALDA

ligera con cámaras de combustión semiesféri­cas. Era el primer 12 cilindros horizontal­es y opuestos, tipo bóxer, de la historia. Su arquitectu­ra interna es cuadrada, 54 x 54,2 mm, que da una cilindrada de 1.490 cc. Cuenta con doble árbol de levas en cada bancada, accionados por cascadas de piñones, y dos válvulas en cabeza por cilindro. El cigüeñal es de acero cementado con contrapeso­s y árbol antivibrat­orio.

Con una relación de compresión de sólo 6,6 a 1, la velocidad media de los pistones alcanzaba 15,54 m/seg. Un carburador invertido Weber de tres cuerpos y dos compresore­s Rootes de dos etapas se encargaban de alimentarl­o. Así era como conseguía un rendimient­o de 335 CV a 8.600 vueltas, o lo que es lo mismo, un potencia específica de 225 CV/l. Todo esa fuerza se transmitía a través de una caja de cinco relaciones.

En relación al chasis, lo configurab­a un entramado de tubos de sección oval. Delante llevaba una suspensión independie­nte formada por cuadriláte­ro deformable y barras de torsión; y detrás, un eje De Dion y barras de torsión longitudin­ales. ¿Les suena este esquema? El del Pegaso Z102 para más detalle. La caja de dirección es de tornillo y rueda helicoidal y los frenos, de tambor con mando hidráulico. En cuanto a las ruedas son de radios tangentes con llantas de aluminio y neumáticos delateros 5,25_17, traseros 7,00-18.

Como ya he mencionado, el Alfa Romeo P512 no tuvo ocasión de demostrar su potencial. Tras la guerra, Ricart se involucró en el proyecto Enasa-Pegaso en España y Alfa Romeo renunció a poner a punto el que fuera considerad­o durante algún tiempo el «arma secreta» de la firma milanesa.

Sus soluciones técnicas, sin embargo, aparecería­n en el Cisitalia de 12 cilindros bóxer Ð 1.500 cc y sobrealime­ntado por un compresorÐ construido después de la Guerra. Más adelante, el ingeniero Gioacchino Colombo recuperarí­a la idea. En 1956, Colombo diseñó el Bugatti 251, un coche de gran premio con un motor de ocho cilindros colocado en posición central posterior, pero transversa­lmente. Después fueron los británicos con los pequeños monoplazas Cooper y Lotus los que impulsaron fuertement­e este sistema, hasta llegar a nuestros días con una tecnología mucho más sofisticad­a, pero con la misma base inicial del P512. mc

LA GUERRA MATÓ EL PROYECTO, RICART SALIÓ DE ALFA Y EL 512 QUEDÓ COMO OBJETO DE MUSEO

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Sofisticac­ión y vanguardia. Como había hecho Porsche en los Auto Union, Ricart rompió el planteamie­nto tradiciona­l de motor delantero. Aunque eran más delicados de conducir en situacione­s extremas, tenían un equilibrio superior en circuitos rápidos.

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