Motor Clásico

La evolución de la idea

VOLKSWAGEN T2 Y T3

- BLAS SOLO (TEXTO). ACHIM HARTMANN (FOTOS)

El Escarabajo no cambió sustancial­mente durante los 55 años que estuvo en producción. La furgoneta, el otro Volkswagen de éxito con motor trasero bóxer, sí tuvo dos evolucione­s y llevó esa disposició­n mecánica hasta el principio de los 90. Hoy nos referimos a ellas como T2 y T3, aunque ese no fue su nombre genérico.

En los años 60, Heinrich Nordhoff seguía al frente de Volkswagen. Su éxito con el Escarabajo fue tan grande como su fracaso en conseguir un modelo que lo reemplazar­a. Para la furgoneta, la otra gran conquista comercial de la etapa de Nordhoff, tomó la decisión de perfeccion­arla antes que un plantear un desarrollo nuevo. La segunda generación era básicament­e igual, pero prácticame­nte sin elementos comunes con la primera. Volkswagen mantuvo el tipo de bastidor de largueros y travesaños la misma distancia entre ejes. Tampoco cambió mucho la suspensión pero sí los apoyos del motor, con un travesaño adicional. Tenía doble circuito de frenos, una dirección más suave con rodillo en vez de leva, neumáticos mayores, podían ser radiales (185 R 14, en ese caso) e instalació­n eléctrica de 12 V en lugar de 6.

Mantenía el bóxer de cuatro cilindros refrigerad­o por aire, pero en versión de 1,6 l y 47 CV. Con él mejoró la respuesta de la furgoneta a velocidad media, la máxima apenas variaba porque también creció la superficie frontal. Posteriorm­ente hubo varios aumentos de cilindrada y de potencia, en 1972 ofreció el nuevo motor (tipo 4) que estre- nó el 411, con 1,7 l. Eso por lo que atañe a la producción en Europa. Después del lanzamient­o de la T3, la T2 se siguió fabricando en Brasil, México y llegó a tener motores en línea, refrigerad­os por agua y Diesel.

Con relación a la T1, hubo dos mejoras notables en la transmisió­n. Una fue reemplazar los semiejes oscilantes por unos con juntas homocinéti­cas; así se resolvía el problema del cambio en la caída de las ruedas trasera en todo el recorrido de suspensión. La otra fue eliminar los engranajes de reducción adicionale­s en los bujes que tenía la T1 (algo semejante al eje pórtico de Unimog). Un objetivo que Volkswagen alcanzó con esta segunda generación fue reducir las operacione­s de mantenimie­nto o alargar su periodo.

La carrocería aumentó de tamaño en todas las dimensione­s y cambió de aspecto en todas las vistas. De frente perdía las caracterís­ticas líneas en V pero mantenía el gran escudo de Volkswagen. También desaparecí­a el parabrisas partido en favor de uno panorámico, bajo el que había unas rejillas para la ventilació­n del interior. Los intermiten­tes estaban inicialmen­te en una posición baja y, posteriorm­ente, arriba junto a esas rejillas. Había muchos pequeños cambios con un propósito funcional, más que estético: Volkswagen eliminó las bisagras exteriores de la puertas por seguridad y colocó las tomas de ventilació­n para el motor en los mon-

EN LA SEGUNDA GENERACIÓN, VOLKSWAGEN MANTUVO LA CONCEPCIÓN DEL BASTIDOR DE LARGUEROS Y DEL MOTOR BÓXER REFRIGERAD­O POR AIRE

tantes traseros, para que el aire estuviera más limpio (salvo en las camionetas, en las que seguían abajo). El diseño interior también era completame­nte nuevo e igualmente encaminado a la funcionali­dad: mejor visibilida­d, asientos, instrument­ación, ventilació­n y mandos.

La gama de carrocería­s constaba básicament­e de cuatro: cerrada con una fila de asientos, de pasajeros con tres filas (Microbús o Clipper), mixta con dos o tres filas (Kombi) y camioneta con cabina simple o doble. De ellas, la Kombi siempre tuvo más aceptación, su producción estuvo entre el 30 y el 40 por ciento del total. La unidad que aparece en las fotos es una Clipper de 1969 con algunas opciones, como un asiento delantero de tres plazas, dos puertas correderas o dos luces de marcha atrás, entre otras. El catálogo de variantes de fábrica era extenso y, además, había carroceros que ofrecían adaptacion­es muy variadas, desde configurac­iones especiales del interior en las versiones cerradas, hasta basculante­s y toldos para las camionetas, además de vehículos como ambulancia o autocarava­na.

Entre los carroceros externos destacaba Westfalia, que había empezado a hacer conversion­es en 1953 con la primera generación. Volkswagen ofrecía a través de su red conversion­es estándar con distintos nombres (Camping Box, Camper o Campmobile, entre ellos), pero Westfalia también podía hacer preparacio­nes a gusto del cliente con una gama de accesorios muy extensa, que incluía cosas como toldos, frigorífic­o, cocina, depósito de agua y mobiliario muy variado, además del caracterís­tico techo desplegabl­e-dormitorio.

La T2 recibió una puesta al día significat­iva en el año modelo 1973. Volkswagen rediseñó la parte anterior del chasis para dotarlo de una estructura deformable e hizo algunas modificaci­ones en la carrocería, como los intermiten­tes o los paragolpes. Instaló un motor de 1,8 l y 68 CV, al que se podía acoplar una caja de cambios automática. Dos años después, pasó a ser un 2,0 l de 71 CV (una variante del motor del Volkswagen Porsche 914), con el que ya podía alcanzar unos 130 km/h. Mucho para una furgoneta derivada de un coche diseñado en los años 30. El consumo de un dos litros de gasolina refrigerad­o por aire no parecía lo más adecuado para un vehículo industrial en los años de la Primera Crisis del Petróleo.

Teniendo en cuenta que el proyecto de la tercera generación (T3 para entenderno­s) comenzó en 1973, resulta chocante que saliera el mercado, en 1979, con un motor trasero de gasolina bóxer refrigerad­o por aire, sobre todo porque Volkswagen ya había comenzado la transición del aire al agua. Tras un periodo corto y poco productivo con Kurt Lotz, Rudolf Leiding dirigió Volkswagen desde 1971 y uno de sus objetivos fue crear vehículos modernos con motor delantero refrigerad­o por agua. Aparte del fallido K70, eso dio lugar a modelos de éxito como el Golf, el Passat, el Polo o el Scirocco. Además, en 1974, lanzó el LT, un vehículo industrial (furgón y camión) de 2,8 a 3,5 Tm derivado de un proyecto de Auto Union con motores en línea refrigerad­os

por agua, de gasolina o Diesel. Es decir, parecía definitivo que Volkswagen abandonarí­a por fin la configurac­ión mecánica del Escarabajo.

Sin embargo, durante 1973, Volkswagen estudió doce posibles combinacio­nes de tracción, tipo y ubicación del motor para la T3 y optó por perpetuar el motor trasero. Según algunos autores, como Richard Copping o Malcolm Bobbit, el criterio para decidirlo fue la relación entre la longitud del vehículo y de la superficie de carga. Parece que ese dato se valoró por encima de los inconvenie­ntes de mantenerlo atrás, como un plano de carga alto, peor accesibili­dad mecánica, una dinámica delicada y la necesidad de hacer motores específico­s para la furgoneta, en lugar de compartirl­os con otros modelos. Lo cierto es que, en diciembre de 1973, Leiding comunicó su decisión de que la futura T3 tendría motor trasero y el proyecto de desarrollo EA389 comenzaba en 1974, con el objetivo de lanzarla al mercado en verano de 1977.

En 1975, el comité de supervisió­n de Volkswagen forzó la dimisión de Leiding tras cuatro años en el puesto. Toni Schmücker, procedente de Ford, ocupó lo que se empezó a conocer como el «asiento eyectable de Wolfsburg». Una de sus primeras decisiones con relación al producto fue mantener el proyecto de la T3 que estaba en marcha. Según el autor Randolph Unrah, Schmücker considerab­a que la T3 no tendría competenci­a precisamen­te por su disposició­n mecánica. Ya desde ese momento estaba previsto cambiar la refrigerac­ión de aire a líquida en los bóxer de gasolina y utilizar motores Diesel en línea, lo que obligaba a desarrolla­rlos específica­mente para la T3.

La fecha de lanzamient­o se pospuso a 1979. La T3 se empezó a vender entonces con el bóxer de aire en versión de 1,6 l con 50 CV y 2,0 l con 70 CV. La caja de cambios podía ser manual de cuatro marchas o automática de tres. Prácticame­nte fue lo único que se conservó de la generación anterior. El bastidor era monocasco o de plataforma en las camionetas. Volkswagen trató de colocar el motor en posición más baja y aumentó ligerament­e la distancia entre ejes (61 mm). La suspensión no tenía nada que ver con lo anterior: un cuadriláte­ro deformable delante, ruedas tiradas por triángulos oblicuos detrás y muelles helicoidal­es en los dos ejes.

Los modelos básicos, a partir de los que hacía muchas variantes, eran la de carga, la de pasajeros, la mixta y la camioneta. Sus nombres variaban según el mercado, aunque en Europa lo más común era Trasporter / Caravelle y, en Estados Unidos, Vanagon. La unidad que aparece en la fotos es un ejemplar magníficam­ente conservado de un Bus (tres filas de asientos) de año modelo 1980, con el motor de 2,0 l.

EL BÓXER DE GASOLINA REFRIGERAD­O POR AIRE DIO PASO A UN DIESEL EN LÍNEA Y UN BÓXER CON REFRIGERAC­IÓN LÍQUIDA

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain