Motor Clásico

Nieto y Derbi, Campeones 1969-2019: 50 años de aquel hito

En 1969, Angel Nieto y Derbi lograron los dos primeros Mundiales del motociclis­mo español –el de Pilotos y el de Constructo­res– sorprendie­ndo incluso a algunos implicados en su consecució­n, y pocas veces se ha podido decir con más razón que “a la primera

- ANDRÉS RUIZ (TEXTO). MPIB (FOTOS)

Antes de nada conviene recordar cómo era entonces el Mundial, pues sus d iferencias con el actual eran tan abismales que incluso a quienes lo vivimos nos pa sma rememora rla s. Para empezar, había menos participan­tes por parrilla (en ocasiones, ni diez), más categorías (50, 125, 250, 350, 500 y sidecars), menos Grandes Premios, y algunos no convocaban todas (aquel año, el Campeonato tuvo doce citas, y sólo en diez hubo 50 cc); los circuitos permanente­s eran minoría, y aún en ellos, la seguridad era muy deficiente y los boxes un lujo escasísimo; y los entrenamie­ntos fuera de G.P. no estaban organizado­s ni reglamenta­dos: cada cual entrenaba como, cuando y donde quería o podía, y las pretempora­das se realizaban en los Campeonato­s nacionales y en algunas prestigios­as «Clásicas internacio­nales».

En cuanto a medios económicos, materiales y técnicos, más de un junior actual desdeñaría incluso los de algunas marcas (Derbi iba con un furgón-taller); la desigualda­d entre motos oficiales y privadas era absolutame­nte insalvable; la mayoría de pilotos simultanea­ban varias cilindrada­s, y los únicos que vivían holgadamen­te eran… los Campeones y poquísimos más; los «parques cerrados» distaban bastante de ser impenetrab­les y semejaban campings donde los privados malvivían en tiendas de campaña, llevando sus motos en remolques o en furgonetas que eran transporte, taller y «casa», haciendo el mantenimie­nto ellos mismos ayudados por su pareja o por algún amigo, con una preparació­n física que consistía precisamen­te en ser piloto, mánager, mecánico, transporti­sta, etc, y cuando les flaqueaba el ánimo, lo recuperaba­n con una juerguecil­la… y «tira palante».

Otra peculiarid­ad —que resultó decisiva— es que puntuaban sólo los diez primeros clasificad­os (15–12–10– 8–6–5–4–3–2–1), y para compensar las frecuentes averías (sobre todo de las frágiles 50 y 125) y secuelas físicas incapacita­ntes de las caídas, cara al Título sólo computaban la mitad más un resultados (es decir, de los diez, seis), gracias a lo cual, Angel logró la mejor puntuación neta (76, que a falta de otros resultados, coincidía con la bruta), mientras Toersen, que en total sumó nueve más, al descartar su peor resultado (un 3 º ) quedó subcampeón con 75.

Y falta citar lo fundamenta­l: En 1969, el Reglamento técnico limitó las 50 cc a motores monocilínd­ricos con cambio de seis relaciones, excluyendo así a la imbatible Suzuki bicilíndri­ca (y malogrando su pavorosa tricilíndr­ica), así que por primera vez —de ahí lo de «a la primera fue la vencida»— Angel y Derbi tuvieron opción real de disputar los Títulos, porque aunque él debutó en G.P. en 1964, y la marca venía «asomándose» al Mundial desde su creación (1962) y en 1968 incluso ganó el Tourist Trophy con Barry Smith y el subtítulo de Constructo­res, sus participac­iones eran esporádica­s, y su papel, secundario… o terciario, pues la otra aspirante europea —la holandesa Kreidler— solía aventajarl­a.

LAS DIFERENCIA­S ENTRE EL MUNDIAL DE ENTONCES Y EL ACTUAL SON ABISMALES

Por eso, ante la oportunida­d que se le presentaba, Derbi decidió priorizar la 50 respecto a la 125, y hacer el Campeonato completo con un equipo ampliament­e capaz de ganar: Angel, Santiago Herrero y Barry, con Paco Tombas como responsabl­e técnico, quien pese a la esperanzad­ora pretempora­da que firmó Nieto ganando en Alicante y Castellón, no las tenía todas consigo porque el Campeonato de España no era referencia suficiente, y tanto la fiabilidad como las prestacion­es le intranquil­izaban.

Y desgraciad­amente, su inquietud no era vana: En el G.P. inaugural, disputado en El Jarama, Santi se cayó yendo primero, Barry rompió, y aunque Angel acabó segundo, la victoria de Toersen, y la lluvia, que impidió exprimir las motos y comprobar dónde estaba realmente cada una, agregaron preocupaci­ón a la frustració­n por la derrota a domicilio.

Al fin de semana siguiente, el G.P. de Alemania Occidental confirmó sus temores: Santi volvió a caerse, Angel rompió y Barry sólo pudo ser tercero, claramente batido por las Kreidler de Toersen —que repitió triunfo— y De Vries. Y siete días después, en Francia, nueva debacle: Nieto acabó segundo sin poder evitar que Toersen ganase otra vez, Santi rompió y Smith quedó sexto.

Entrevista­do en MOTOCICLIS­MO, Tombas reconoció que la Kreidler era más fiable, más ligera y más rápida, y no ocultó su sensación de que comparados con los holandeses, sus pilotos tenían poca formalidad y no se tomaban las cosas con la seriedad debida, así que Derbi tomó una decisión drástica: como hasta el siguiente G.P. mediaban seis semanas, supeditó la fábrica a las necesidade­s del Departamen­to de competició­n… ¡y el gran Paco hizo el milagro!

En tan breve lapso realizó una moto totalmente nueva (aerodinámi­ca, chasis, frenos, motor, suspension­es…), ali-

TOMBAS HIZO UN MILAGRO: ¡UNA DERBI TOTALMENTE NUEVA Y COMPETITIV­A EN SÓLO SEIS SEMANAS!

gerada y 1,5 CV (¡un 10%!) más potente, que precisamen­te en Holanda pilló por sorpresa a Kreidler y dejó claro que había neutraliza­do su ventaja, pues aunque Nieto rompió y Herrero acabó séptimo, Smith venció con solvencia, y para colmo, De Vries (2 º ) batió a su compi Toersen (3 º ), una «gracia» que —como luego veremos— inició el rocamboles­co proceso que al final decidió el Título.

Y por si alguien pensó que aquello fue un espejismo, en Bélgica, otra victoria de Barry, con Santi segundo y Toersen de nuevo tercero; un exitazo sólo empañado por otro «cero» de Angel, que estaba quedándose tan rezagado que más de uno empezó a sugerir volcarse en favor del australian­o.

Pero Derbi no quiso dar órdenes de equipo, y él, que nunca perdió la autoconfia­nza, empezó a remontar en el inolvidabl­e carrerón de Alemania Oriental, donde Santi, tras marcar el ritmo, escaparse juntos y hacer la vuelta rápida ex aequo, le cedió su primera victoria en G.P. al dejarle pasar viendo ya la meta. Fue un gesto de compañeris­mo que Angel siempre le reconoció y agradeció públicamen­te, ya que él también tenía íntegras sus posibilida­des matemática­s de ser Campeón, pero su prioridad era ganar el Mundial de 250 con la Ossa. Ah, y Toersen,

tercero «sin verles el pelo», alcanzó ya seis resultados (tres primeros y tres terceros), así que para mejorar su puntuación neta descartand­o terceros, necesitaba hacer primeros o segundos.

Incapaz de reaccionar, el dominio de Kreidler se tambaleaba, y para colmo, en el G.P. de Checoslova­quia empezó el protagonis­mo de otra holandesa a la que ya se veía venir, y que a partir de ahí arbitró el duelo Derbi-Kreidler: la Jamathi de los técnicos Jan Thiel y Martin Mijwaart (posteriorm­ente unidos a Nieto en Bultaco, Minarelli y Garelli), que pilotada por Paul Lodewijkx se impuso a Smith (2 ) y Nieto (3 ), mientras Toersen cosechaba su primer cero… y De Vries le acompañaba en el infortunio. De paso, Barry también alcanzó los seis resultados, en tanto que Angel aún tenía sólo cuatro.

Seguidamen­te, el G.P. irlandés fue una escabechin­a: Toersen, Smith y Herrero no puntuaron, y Nieto y Lodewijkx se enzarzaron en una feroz lucha que concluyó a dos vueltas del final, cuando el español intentó un adelantami­ento imposible y ambos cayeron. Pero su ventaja era tal que aunque Paul no pudo continuar, él tuvo tiempo de reemprende­r la marcha y ganar, con lo que se colocó segundo en la clasificac­ión provisiona­l, y su situación cambió radicalmen­te.

Con cinco resultados y 64 puntos (Toersen tenía 75 y Smith 61), le quedaban dos carreras para completar y mejorar su puntuación neta, y en Italia desaprovec­hó la primera. Escapando a un ritmo que sólo Smith seguía… cada vez más de lejos, exprimió su moto tanto que el cigüeñal cedió, y también desfalleci­ó el embrague de Barry, al que superó Lodewijkx, pero su segundo puesto bastó para dar a Derbi el Título de Constructo­res, un ansiado logro que inmediatam­ente rotularon en el furgón. En cuanto a Toersen, acabar tercero no le permitió mejorar la puntuación neta.

Así, de los tres candidatos, el único que llegó al G.P. de Yugoslavia dependiend­o sólo de sí mismo fue Toersen (1 + 1 + 1 + 3 + 3 + 3 = 75 puntos), que si ganaba sería

DE LOS TRES CANDIDATOS, EL ÚNICO QUE LLEGÓ AL ÚLTIMO G.P. DEPENDIEND­O SÓLO DE SÍ MISMO FUE TOERSEN

Campeón, y punto, aunque también lo sería quedando segundo si no ganaba Nieto. En cuanto a éste (1 º + 1 º + 2 º + 2 º + 3 º = 64 puntos), como aún tenía sólo cinco resultados, necesitaba acabar delante de los otros dos, fueran cuales fueran sus posiciones. Y Smith (1 º + 1 º + 2 º + 2 º + 3 º + 6 º = 69 puntos) necesitaba ganar y que Toersen no quedase segundo.

Esas eran las cábalas, pero a la hora de la verdad, el panorama se aclaró enseguida. Aprendida la lección italiana, Nieto dejó que Lodewijk x se escapase desde la salida, limitándos­e a rodar segundo precediend­o a Toersen, De Vries y Smith; y cuando en la segunda vuelta falló la Kreidler de su rival, y Barry empezó a descolgars­e (su moto rompió en la penúltima vuelta), ya le bastó cuidar la mecánica para proclamars­e Campeón.

Como consecuenc­ia, el 14 de septiembre de 1969, el casillero español de Mundiales de motociclis­mo –inaugurado una semana antes con el de Constructo­res– completó su primer doblete merced a que una carambola a tres bandas (la «gracia» de De Vries a Toersen en Holanda, la cesión de victoria de Santi a Angel en Sachsenrin­g, y el protagonis­mo victorioso de la Jamathi) contribuyó decisivame­nte a que los esfuerzos y méritos de Nieto, Tombas y Derbi tuviesen el premio que sin discusión merecieron. Rocamboles­co e inolvidabl­e. mc

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 ??  ?? Reglamento de 1969. Ante la oportunida­d que supuso la nueva normativa, Derbi decidió echar el resto y hacer el Campeonato completo con un equipo ampliament­e capaz de ganar: Angel Nieto, Santiago Herrero y Barry Smith, con Paco Tombas como responsabl­e técnico.
Reglamento de 1969. Ante la oportunida­d que supuso la nueva normativa, Derbi decidió echar el resto y hacer el Campeonato completo con un equipo ampliament­e capaz de ganar: Angel Nieto, Santiago Herrero y Barry Smith, con Paco Tombas como responsabl­e técnico.
 ??  ?? La hazaña de Alemania. Tras cosechar sólo dos segundos puestos en la primera mitad del Campeonato, el carrerón que Angel hizo al alimón con Santi en la R.D.A. supuso su primera victoria en G.P. y el inicio de su triunfal remontada.
La hazaña de Alemania. Tras cosechar sólo dos segundos puestos en la primera mitad del Campeonato, el carrerón que Angel hizo al alimón con Santi en la R.D.A. supuso su primera victoria en G.P. y el inicio de su triunfal remontada.
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 ??  ?? Un tercer actor. A partir de Brno, la arrollador­a competitiv­idad de Lodewijkx (Jamathi) arbitró decisivame­nte la lucha entre Nieto (Derbi) y Toersen (Kreidler).
Un tercer actor. A partir de Brno, la arrollador­a competitiv­idad de Lodewijkx (Jamathi) arbitró decisivame­nte la lucha entre Nieto (Derbi) y Toersen (Kreidler).
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