Sin ambages ni firuletes
Al menos para mí, acabó la incertidumbre acerca del futuro de los coches históricos: caídos bajo la advocación de las principales deidades regentes —el ecolog ismo y los polít icos—, pueden darse por jodidos. Y voy a argumentar porqué. Antes de nada, conste que mi premonición no se limita a España, ya que cada vez en más partes cuecen habas, aunque sí partiré de las sesudas declaraciones de intenciones cochísticas del gobierno de aquí, por ser el que nos aqueja más directamente, reconociendo que —como «ellos y ellas» alegan— prefijar allá por 2040 ó 2050 el límite de utilización de los coches digamos «consumibles», no debería afectar razonablemente a su producción ni a sus ventas actuales, porque nadie lúcido los compra pensando que le duren dos o tres décadas, y aun cayendo en tamaño optimismo, seguro que antes se promulgarán normas incomodantes y restrictivas suficientes para «animar» a sustituirlos. Pero claro, eso es lo razonable; distintos cantares son el impacto psicosociológico, y cómo inf luirá en las planificaciones empresariales… y en sus secuelas.
Ahora bien, al patrimonio automovilístico histórico, ¿cómo le afectan y qué futuro le deparan? ¿Quedar reducido a mera colección de obras de arte mecánicas que, al no poder circular, sólo serán esculturas estáticas despojadas de la funcionalidad para la que se crearon…? ¡Qué triste papel para tan maravillosas máquinas!
Claro que —el que no se consuela…— eso conllevará el ahorro y la ventaja de no tener que restaurar ni mantener su «unidad de potencia» (como se dice ahora), porque aun suponiendo que se les permitiese funcionar breve y ocasionalmente en circuitos privados o eventos especiales, ¿de dónde sacarán sus dueños la gasolina cuando no se vendan ni circulen coches alimentados por combustibles fósiles, y las gasolineras se hayan convertido «por testículos» en electricideras (aunque el barbarismo «electrolineras» es lo bastante inculto y carente de fundamentación etimológica como para arraigar imparablemente, me niego a usarlo)? ¿De estraperlo? Pues caro vicio van a ser, porque incluso inutilizados, seguro que en la declaración patrimonial habrá que seguir incluyéndolos… y pagando por su tenencia y no disfrute, así que tal vez quienes tengan la desgracia de llegar a vivir esa época, en lugar de organizar concentraciones y exhibiciones dinámicas, organicen vistosas quemas a modo de Fallas, aunque tampoco sé qué combustible renovable y sostenible podrán usar para quemarlos (¿quizá macrolentes que focalicen la energía solar…?) ni el importe del impuesto verde que «lógicamente» gravará la contaminación generada.
Eso en lo tocante al patrimonio… existente, ¿pero qué pasa con el que habría podido surgir hasta el parón si no se hubiese anunciado? Me refiero a todos esos modelos especialísimos, exclusivísimos y generalmente carísimos que yo denomino «históricos natos» porque lo son desde su anuncio como simples proyectos, es decir, incluso antes de existir. Esos coches, ¿a qué han sido condenados? Pues a que cese su concepción y a que se interrumpa la gestación de los ya concebidos, es decir, a la contracepción y al aborto.
Sin duda, las marcas especializadas en ese sector reorientarán sus proyectos y seguirán adelante; ¡cómo no! Por saneado que sea su balance y esperanzador su futuro previo al anuncio del parón, ¿comprarías acciones de una compañía cuya fecha de cierre se conociese? Pues eso, y al fin y al cabo, ¿no se han volcado en suvs y «toterrenos» las de más ilustre tradición deportiva? Pero, ¿qué desarrollos tecnológicos nos perderemos, qué motores cada vez más eficientes y limpios no llegarán a existir, y qué aplicaciones extrautomovilísticas habrían podido tener? Perdernos eso, que en un mundo sensato y desapasionado hubiera podido coexistir con otras tecnologías alternativas, ¿qué compensación tendrá…?
Total, que como suele ocurrir siempre que se matan moscas a cañonazos, vale más no sopesar lo que se gana y lo que se pierde, ni lo que se hace y lo que se podría haber hecho. MC
«Caídos bajo la advocación del ecologismo y los políticos, los coches históricos pueden darse por jodidos»