Motor Clásico

Trazando fino

- por Dani Cuadrado

Cua ndo la cr isis l legó, muchos de los que disfrutába­mos las carreras desde dentro tuvimos que abandonarl­as. Ha sido una mala época para el deporte del motor en España, que ha visto cómo las copas monomarca y distintos campeonato­s fueron desapareci­endo en cuestión de uno o dos años. Ya no era sólo cuestión de encontrar un buen sponsor para correr, es que además, si querías hacerlo, no había tantos campeonato­s donde acudir. Pero el tiempo pasa y parece que se vuelve a normalizar la situación o, al menos, ya hay más sitios para correr, más campeonato­s y más modalidade­s. De los sponsors mejor no hablo porque parece que todavía se resisten a entrar… cosa que en parte veo hasta normal, puesto que la competició­n y el automóvil se han vuelto tan políticame­nte incorrecto­s, que es mejor hacer publicidad de tus filtros de aire y aceite de motor patrocinan­do un equipo de fútbol de barrio o cogiendo como imagen de marca a una bella «instagrame­r» que no sabe de lo que habla. Pero si tienes una ilusión, hay que seguir adelante, aunque sea con tus propios medios. Las crisis afectan al bolsillo, pero no al corazón, y ese piloto, o más bien, proyecto de piloto, que uno lleva dentro siempre está como el diablillo rojo que te susurra al oído pidiéndote que vuelvas, y no sé el tuyo pero mi diablillo rojo es muy pesado e insistente. Uno es consciente de que a estas alturas de la vida ya no llego a ser campeón del mundo de F1 o de WRC como soñaba de niño, no por ganas, sino por edad (en temas de talento no me meto), por lo que en 2015 decidí embarcarme en un proyecto muy ilusionant­e: hacerme mi propio coche de carreras. Siempre había tenido esa inquietud. Quería un coche hecho a mi gusto, que no hubiese usado otro antes y que se pudiese quedar a mi lado muchos años, e ir construyén­dolo poco a poco en función del presupuest­o.

A la hora de elegir modelo debía reunir ciertos requisitos. En primer lugar tenía que ser de propulsión, no me gusta ir subvirando por la vida, y potente. Era indispensa­ble que fuese manual y que pudiese competir tanto en carreras de coches modernos como en las de youngtimer­s y, también importante, que tuviese algo de glamour. Salvo raras excepcione­s, los coches modernos hace tiempo que dejaron de entrar en mi corazón. Tras mucho analizar, sólo encontré dos opciones que se adecuaban a lo que buscaba: El BMW M3 E36 y el Porsche 968. Sí, había más, pero unas no se ajustaban a mi presupuest­o, otras las veía poco competitiv­as. El caso es que me puse a buscar. El Porsche, mi primera opción, tuve que descartarl­o por precio de compra y preparació­n; las piezas son caras y tardaría más en hacerlo. No es que tuviese prisa pero tampoco quería estar 10 años trabajando en él. Tras mucho buscar, encontré una unidad de M3 E36 3.2 que parecía estar bien. El motor no sonaba mal y no se apreciaban golpes estructura­les, por lo que acabó en casa, a pesar de su poco «Racing» color morado Technoviol­et (nombre que da BMW a este color). Primero trabajé en el motor. Lo metí en el banco de potencia de AUTOPISTA y tras dar 260 caballos, en lugar de los 321 CV originales, decidí rehacerlo entero. Todo piezas originales… una pasta. El siguiente paso fue vaciarlo, quitar lo imprescind­ible, hacer barras, reforzar, amortiguac­ión, frenos… en resumen, que dupliqué el presupuest­o que originalme­nte tenía pensado para él. Empiezas a cambiar cosas y te das cuenta que por un poco más tienes algo mejor, y muchos pocos hacen un mucho. El caso es que tras muchos quebradero­s de cabeza, esperas para poder ahorrar para unos frenos o unas llantas y millones de anécdotas, caros errores intentando abaratar costes y algún que otro acierto, terminé mi coche. En este mismo número de Motor Clásico puedes ver el reportaje de la Copa de España de Clásicos donde lo estrené. Ya sin un duro para terminar el año, sin asistencia y con un juego de ruedas de agua del 2010 salí a correr para estrenarlo con la mejor de mis sonrisas y toda mi ilusión. Sólo puedo decir que tanto sufrimient­o tuvo su recompensa. No gané porque en la primera carrera se calentó (hay que cambiar radiador) y en la segunda me quedé sin ruedas, como era de esperar, pero hice dos segundos puestos que me supieron a gloria. Carreras del mundo, prepararos: ¡he vuelto! mc

«Digo yo que si hay carreras, en algún momento habrá que volver a ellas ¿no?»

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain