Motor Clásico

Auto-reflexione­s

- por Manuel Garriga

Fun dador de la cadena de tiendas W al Mart, que fue creciendo hasta convertirs­e finalmente en la mayor corporació­n mundial, el empresario nor te american oS amW al ton (19181992) no sólo era famoso por su inmensa riqueza sino también por su proverbial frugalidad. Prueba de ello es que, durante más de veinte años, su vehículo personal fue una baqueteada pickup Ford F-150, que condujo diariament­e hasta su muerte.

En un momento determinad­o, Walton llegó a ser el hombre más rico de América y el mayor empleador privado del mundo. Sin embargo, su estilo de vida estaba a años luz de lo que normalment­e suele ser verse entre los multimillo­narios. Vivía en la misma casa que se había comprado en 1956, desayunaba todos los días en el mismo bar de la esquina y manejaba la misma camioneta Ford que había comprado en 1979. Ah, y seguía casado con la misma chica que se convirtió en su esposa cuando ambos tenían poco más de veinte años. Eso es ser muy conservado­r...

El vehículo en cuestión llegó a simbolizar la naturaleza conservado­ra y nada vanidosa de Sam Walton, al tiempo que la humildad que esperaba de sus ejecutivos y asociados. «Simplement­e, no creo que un estilo de vida vistoso sea apropiado», decía el empresario cuando un periodista le preguntaba por ello, algo que sucedía nueve de cada diez veces que concedía una entrevista. Hoy su pickup se encuentra en la galería de exposicion­es del Centro de Visitantes de Walmart, que la corporació­n posee en la ciudad de Bentonvill­e (Arkansas).

Se trata de una sencilla F-150 Custom de media tonelada completame­nte estándar, con caja manual de cuatro relaciones y tracción a las cuatro ruedas. Todav ía mantiene las diversas abolladura­s que le fue haciendo su dueño en la carrocería roja y blanca. También muestra algunas inequívoca­s señales de óxido e incluso marcas de los dientes del perro de Walton, Ol›Roy, en el volante. El odómetro de la Ford marca 65.000 millas.

En un display se explica la historia del vehículo y el porqué de su presencia allí. El texto incluye unas declaracio­nes de Walton que describen muy bien su actitud en este sentido: «No puedo creer que sea not icia porque me cor ten el pelo en la ba rber ía. ¿Dónde más podría hacerlo? ¿Y por qué manejo una camioneta? ¿En qué se supone que debo llevar a mis perros, en un Rolls-Royce?»

Parece que solo en los Estados Unidos un multimillo­nario puede llevar una v ida normal como la gente común y salirse con la suya. «No quería ningún tratamient­o especial», declaró uno de sus empleados, que obedeciend­o un memo corporativ­o de WalMart se esforzaba en llamar al jefe por su nombre: «Sr. Sam». Por eso, la Ford F-150 de Walton debe ser una de las pickups más célebres de Norteaméri­ca... mc

«¿En qué se supone que debo llevar a mis perros, en un Rolls-Royce?»

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