El mejor Espíritu de Montjuic y la crème de la crème del automovilismo deportivo.
El Circuito de Cataluña repleto de clásicos, lleno hasta rebosar, con 252 coches de carreras inscritos, a cual de más prestigioso palmarés; o bien anónimo, con el simple caché de las carreras en las que compitió en su época… Todos, al alcance de la vista
Carreras hasta aburrir, trece en total, precedidas de las previas d ieciséis ta ndas de ent renamientos. Nada menos que seis décadas en el ámbito de la competición, desde 1950 hasta 2010, representadas en ocho categorías diferentes de las series Peter Auto. A ellas, además, se sumaba la cita inaugural del certamen hispanoluso Iberian Históric Endurance, que en su séptima temporada visitará también los circuitos de Pau, Spa, Estoril y Portimao.
Durante el primer fin de semana de abril, el ambiente en el trazado catalán fue el de los viejos tiempos vividos en la Montaña Mágica del centro de Barcelona. El EdM es un festival para los sentidos, cercano al público, ajeno al secretismo y al clasismo de hoy en día, un espectáculo total. Lo mejor y lo realmente importante para el aficionado, además de la cantidad y calidad de los coches, es la libertad de movimiento para pasear rozando (acariciento) los coches en las carpas montadas en el paddock e, incluso, dent ro de los boxes, donde los afanados mecánicos los desnudan, los reparan y los dejan a punto para la batalla.
En esos minitalleres, bien abrigados, descansan los Grupo C, los Turismos, GT y coches de sports de los 60, 70 y 80 y los más recientes sport-prototipos de los años 1990-2010, la recién creada categoría Endurance Racing Legends que Peter Auto ha incorporado al show. Tan inhabitual es poder entrar en boxes en cualquier competición moderna, nos consta, que buena parte del público ni se atrevía, se quedaba mirando desde fuera, por la puerta, temerosos de perturbar el trabajo de los equipos, incluso cuando se les invitaba, cortésmente, a acercarse…
Sin duda, los Grupo C fueron el foco de mayor atención. Constituyeron la categoría máxima entre 1982 y 1993, considerada la edad de oro de la resistencia. Un grupo de mecánicos desmontaban el enorme capó motor de un Mercedes C11 en cuyo lateral permanecen puestos los nombres de sus pilotos originales, Mauro Baldi y Michael Schumacher. Cerca, se veían las tripas y el tamaño del único turbocompresor del Porsche 962 antes de que fuera adaptado a las especificaciones de Grupo C. Al lado, el llamativo motor de otro hito de la marca de Stuttgart, el 935 Turbo, con sus serpenteantes colectores de escape y el desmesurado grosor de sus discos y pastillas de freno de carbono. Aquí, tres Jaguar XJR9, XJR11 y XJR12 de finales de los ochenta y noventa, inconfundibles y rabiosamente bonitos. Allá, un Peugeot 905 EV1B, con algún que otro problema, pero tan rápido que venció en la segunda carrera con más de treinta segundos de ventaja sobre el Mercedes C11. Y acullá, cinco Porsche 962 más, un Sauber C8, varios Spice, Tiga, Argo…
La nueva Endurance Racing Legends reúne a los sucesores de esos Grupo C. En su momento, participaron en las diferentes categorías de resistencia hasta el año 2010 y los deportivos GT2, también ubicados en los boxes permanentes. Comparado con el Ferrari 333 SP, el Bentley Speed 8 —vencedor de Le Mans en 2003— desvelaba en su cuidadísima estructura de carbono, la imparable e abrumadora evolución tecnológica que le valió una victoria en la primera carrera y una avería en la segunda, en la que fue superado por el Ferrari. Toda una curiosidad también redescubrir los últimos gigantes GT americanos, los Dodge-Crysler Viper GTS/R, Panoz Esperante GTR1 y el exótico y británico Marcos LM600…
Para acabar de llenar los boxes, los Heritage Touring. El Campeonato Europeo de Turismos entre 1966 y 1984 fue la formidable demostración de lo que daban de sí estos modelos de gran producción transformados en bestias de carreras. Los Ford Capri y Escort, BMW 3.0 CSL y 635 CSi como recién salidos de fábrica, absolutamente inmaculados, clínicos hasta en el vano motor, con mil detalles de cuidadísima preparación en los que fijarse y una estética de competición hipertrofiada como mandan los cánones tradicionales. Luego, en pista, no hubo miramientos. Los BMW 3.0 CSL arrasaron al ejército de Ford, incluso los Escort pudieron con los temibles Capri 2600 RS.
El paseo por los boxes podía durar horas, sin duda, y no se agotaban los sitios donde pararse unos instantes. Bajo las carpas que formaban avenidas en el paddock, no era para menos. La categoría más «modesta» quizá fuese la denominada «2.0 l Trophy». La fórmula monomarca está reservada a los Porsche 911 anteriores a 1966 de chasis
ADEMÁS DE REVIVIR CARRERAS DE VERDAD, A CARA DE PERRO, EL PÚBLICO DISFRUTÓ ACERCÁNDOSE A LOS COCHES
corto. A la hora de verdad, los 24 nueveonces, a cual más impecablemente preparado y decorado, dieron todo un espectáculo de derrapaje y de pilotaje al estilo clásico.
El «Greatest’s Trophy» era coto reservado para los más prestigiosos vehículos, solo gran turismos de competición excepcionales de los años 50 y 60: Alfa Romeo Giulia TZ, Aston Martin DB2 Vantage, Bizarrini 5300 GT, Ferrari 275 GTB y, por primera vez, un Ferrari 250 GTO, de esos que nos llegan noticias desde las casas de subastas por su precio millonarios. Respeto absoluto en pista entre los catorce «gentleman drivers» y sonidos de motores para el recuerdo.
La carrera de «Classic Endurance 1» (1966-1974) fue una de las más llamativas, con 48 participantes y coches excepcionales. Además, el espectáculo en vivo no defraudó. Auténticas carreras, velocidad y peleas a cuchillo. Valga como demostración el pique y «toque» entre el Ferrari 512M ex Escudería Montjuích de Carlos Monteverde, autor de la «pole» y mejor «performance» del fin de semana, y el Lola T70 Mk IIIB de David Hart, que embistió al Ferrari en un intento de adelantamiento, sin mayores consecuencias.
En ese río revuelto, el pescador que sacó tajada fue Claudio Rodaro, al volante de un Porsche 917. Ganó, por delante de Hart. Mientras que Monteverde, después del incidente, terminó quinto. También participaron en este espectáculo un Alfa Romeo T33/TT3, un Shelby Cobra 427 y un batallón de Lola y Chevron.
El «CER 2» (1975-1981) no desmereció, con veintinueve participantes, entre ellos un Rondeau M378, un Lancia Beta Montecarlo Turbo, un BMW M1 Procar, varios Porsche 930 Turbo, un 924 GTR, un poco visto Lotus Esprit y, por supuesto, más Chevron y Lola.
Para acabar, la categoría «Sixtie’s Endurance» con cuarenta y t res part icipantes f ue esencialmente un duelo entre los Shelby (doce Cobra 289, un Daytona y un Mustang 350 GT) y los Jaguar E-Type. Tras el banderazo de salida, la carrera se convirtió en un carrusel sin descanso de dos horas, sin duda la más disputada y valorada entre todas por la igualdad mecánica y la duración. Los Shelby fueron intratables copando las ocho primeras
TRECE CARRERAS Y SEIS DÉCADAS AUTOMOVILÍSTICAS HAN CONFIGURADO EL MEJOR EDM
plazas (quinto el Daytona), mientras los Jaguar E-Type completaban el «top 10».
En cuanto al Iberian Historic Endurance, presentaba una bonita participación con treinta y cinco: dos Ford GT40, un Shelby Cobra, varios Lotus Seven y Elan, un Alfa Romeo GTAm, muchos Porsche 911 que lucían mucho en carrera (dos tandas de 50 minutos) aunque las diferencias en meta son bastante abultadas.
La caprichosa meteorología del mes de abril respetó el festival con un viernes gris y algo mojado, un sábado con viento frío pero soleado y un domingo con chaparrón a medio día. El público respondió bien alcanzando una cifra cercana a los 30.000 espectadores y con una importante presencia de familias con niños, prueba que el concepto de «festival histórico» popular va calando, aunque lo de ir vestidos de época sigue siendo cosa de británicos.
Mucho ambiente por lo tanto en el animado paddock de Montmeló, éx ito de las atracciones para los más jóvenes (circo, atracciones de feria, coches de pedales, autos de choque, etc), llamativas exposiciones, los todo terreno del Dakar de Miguel Prieto (dos Nissan Patrol), los «youngtimers» de nuestra revista, los clásicos de Seat y los coches de aficionados y clubes. Un fin de semana muy logrado en su globalidad, excepcional para los más forofos y muy acogedor para un público más amplio con un variado espectáculo familiar. mc