OPEL, 120 AÑOS
Que la competición ha hecho evolucionar el automóvil es un hecho constatado. Y que, desde el principio de la automoción, la mayoría de las grandes marcas apostó por ella para promocionar sus modelos, también. En 1928, los hijos de Adam Opel –fabricante de máquinas de coser y bicicletas-, ya habían consolidado su propia fábrica de automóviles. El primer modelo lo presentaron en 1899, hecho artesanalmente en un garaje de su natal Rüsselsheim con un motor monocilíndrico patente Lutzmann. Cuatro años después ya habían presentado versiones deportivas como el bicilíndrico de 1903, con transmisión por cardán, en lugar de cadena, y capaz de superar los 70 km/h.
Aquel año de entreguerras, 1928, Fritz von Opel se puso al volante del Opel RAK 2 para batir, personalmente, el récord de velocidad en el circuito alemán de Avus. Basado en el chasis del Opel 10/40 de calle, aquel cazarrecords disponía de 24 cohetes para impulsarlo. Fritz voló a 238 km/h, y ratificó el interés de Opel por la innovación y el deporte automovilístico.
Durante estos 120 años, la evolución de los Opel de calle y los de competición se han entrecruzado, sobre todo después de la segunda guerra mundial. Para recordárnoslo, reunió recientemente en el circuito del Jarama algunos de los ejemplares que hicieron historia en los circuitos y los rallyes internacionales. Dos de ellos ya pasaron por nuestras manos (MC 253): los Kadett B y C Rallye, a los que titulamos precisamente los «Cohetes de Rüsselsheim». En 1968, el primero de ellos ganó su clase 222 veces de 238
participaciones en manos de equipos privados. Animada por aquellos éxitos, Opel se asoció en 1975 con el preparador Irmscher para desarrollar un Grupo 4 sobre la base del Kadett C. Walter Röhrl fue el encargado de hacerlo correr oficialmente.
Sin embargo, el gran triunfo de Opel se hizo esperar hasta 1982 y con su piloto fetiche. A los mandos del Ascona B 400 de Grupo 4, la pareja Röhrl-Geistdörfer ganó dos rallyes, subió al podio en otros seis y logró el Campeonato de Mundo de Pilotos. El Ascona, con un motor tocado por Cosworth, se impuso claramente a los Audi Quattro y Lancia 037. De este ejemplar daremos cuenta próximamente.
En circuito, la actividad fue menor en esos años. A finales de los sesenta, los técnicos Erich Bitter y Anatole Lapine desarrollaron un Rekord C 1900 de Grupo 5. Del motor se ocupó el preparador sueco Ragnar Ecklund. Su color negro ya amarillo le valió el sobrenombre «Viuda negra» y a su volante se pusieron pilotos como el entonces aún jovencísimo Niki Lauda.