Motor Clásico

EL TANQUE DE MANSO DE ZÚÑIGA

- por Fernando Hoyos

Chenard et Walcker fue la marca que ganó las primeras 24 Horas de Le Mans en 1923. Tres de sus coches del Tipo 15 CV Sport se clasificar­on en primera, segunda y séptima posición. No es extraño, entonces que en 1924 volviera al circuito de La Sarthe con un equipo aún más numeroso compuesto por seis vehículos. Entre ellos, el Tipo TT de 2 litros pilotado por Christian Dauvergne (2º el año anterior) y el español Rafael Manso de Zúñiga, conde de Herviás, que sería así el primer español en participar en esa legendaria prueba (1) y, además, acabando en quinto lugar. Bentley recogió el testigo de la victoria.

En 1925, el fabricante francés volvió a participar inscribien­do dos modelos con motor de ocho cilindros y 4 litros (Tipo 22 CV Sport), bajo la tutela de Lucien Chenard (2); y dos cuatro cilindros de 1.100 cc, el Z1 Spéciale «Tanque», respaldado­s por Henri Toutée, su diseñador. Eran dos formas diferentes de ver la competició­n lo que generó una cierta rivalidad dentro del propio equipo. De nuevo, Manso de Zúñiga pilotó uno de los coches, el Z1 con el dorsal 50, junto al francés Raymond Glaszmann. El otro coche fue encomendad­o a la pareja Sénéchal/ Loqueheux.

Los Z1 Speciale tenían una carrocería aerodinámi­ca de aluminio. Eran ligeros y manejables, equiparánd­ose —con sólo 44 CV— a coches de mayor potencia. El apelativo «Tanque» se debía a sus formas angulosas, que a los veteranos de la Gran Guerra les recordaba a los carros blindados.

Durante la carrera, el motor de 4.0 litros de uno de los Chenard et Walcker se calentó. El otro hermano gemelo también sucumbió, víctima del mismo problema de refrigerac­ión que, debido a la reglamenta­ción, no pudieron solucionar. En el equipo, alarmados, pararon a los dos «Tanques» Z1 y comprobaro­n que, en efecto, estaban a punto de padecer idéntica avería. Una fuga de agua por los manguitos del circuito de refrigerac­ión era la culpable. Detectada y solucionad­a, los dos coches volvieron a la pista para continuar a buen ritmo.

De ahí al final, sólo sufrieron un percance de pilotaje. Por la noche, Sénéchal, desorienta­do por un banco de niebla, se salió en la curva de Arnage y quedado atrapado en la arena. A pesar de la ayuda de algunos espectador­es, tardó casi una hora en volver a la carrera. Mientras tanto, el «Tanque» de Manso de Zúñiga/Glaszmann aguantó hasta el banderazo de llegada sin contratiem­pos, acabando la prueba en décima posición y primero de los Chenard et Walcker (el otro Z1 terminó decimoterc­ero). Aquel año, los azulados tanques también vencieron en las 24 Horas de Spa (Lagache/Léonard) y en la Copa Boillot (Lagache).

Pero la marca estaba perdiendo interés y, en la siguiente temporada, 1926, ya no acudió a Le Mans, aunque sí al Gran Premio de Lasarte, en San Sebastián, donde en julio se celebró la Semana de la Competició­n Automovili­sta. Lasarte era un circuito clásico dotado de una larga fila de tribunas, con los boxes enfrente adornados por las habituales vallas publicitar­ias donde se anunciaban las Bujías «de chispa» (sic) Benton, los neumáticos «españoles»” Nacional Pirelli, o la sidra San Esteban que se vendía en «botellas corrientes de bolita»(3). Allí, Manso de Zúñiga (con René Léonard), en el tanque Nº3, consiguió la victoria en las 12 Horas del G.P. de Turismo, seguidos por otro Z1.

Los pequeños «Tanques» franceses aún consiguier­on algunos trofeos más, como la Copa Boillot, donde el piloto español, con el coche número 37 acabó tercero y logró el récord de vuelta rápida. Sin embargo, la marca disolvió el equipo de competició­n ese mismo año y los Z1 enmudecier­on. Aunque, para sorpresa de todos, en 1937 dos tanques Z1 fueron inscritos de nuevo en las 24 Horas de Le Mans y, uno de ellos, terminó entre los veinte primeros clasificad­os. Trece años después de su puesta de largo

Rafael Manso de Zúñiga desapareci­ó misteriosa­mente de la competició­n en 1926. Es probable que, siendo de familia adinerada, y a pesar de su alto nivel como piloto, sólo compitiera por afición y, cuando otras ocupacione­s se interpusie­ron, tuvo que dejar las carreras. mc

(1) Otro español, nacionaliz­ado francés, participó ese año: Jules (o Julio) de Segovia que, junto a un tal Alcain, pilotó un SARA de 1.098 cc. No terminaron la carrera. Jules volvió a Le Mans con otro SARA en 1925 y tampoco acabó. (2) Ingeniero, hijo de uno de los fundadores de la marca. (3) Estas botellas, para bebidas espumosas, llevaban en su interior una bolita que taponaba la boca, manteniénd­ose en su lugar por la presión del gas. Para destaparla, sólo era necesario apretar con el dedo la bolita hasta que esta cayera en el interior.

«Profeta en su tierra, Manso de Zúñiga se impuso con un 'Tanque' en en el G.P. de Lasarte en 1926»

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