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GRANDES Y PEQUEÑOS DISFRUTARON DE LOS HISTÓRICOS
La familia Seat ya tiene consolidada su particular fiesta automovilística anual. Arrancó hace tres años con motivo del 60 aniversario del Seiscientos y del récord de «pelotillas» reunidos entonces. Fue en el circuito de Cataluña y acudieron a la llamada 787 coches, oficialmente, y más de 900 extraoficialmente. A partir de ahí, Seat y su división de Coches Históricos han querido hacer de la pasión de cada entusiasta por coleccionar, conservar y restaurar un Seat clásico, una fiesta coral, multitudinaria y familiar donde todos —sean fans de un modelo u otro— tengan su hueco y su momento de gloria cada año.
En esta ocasión, el punto de encuentro —quiere ser rotativo— fue el circuito valenciano Ricardo Tormo, en Cheste.
Allí acudieron las hordas seatistas de los modelos con más de 30 años. Entusiastas, «entusiastos» y «entusiastines» porque toda la familia, grandes y chicos, estaba invitada y para todos hubo actividades paralelas más allá de ir, estar y aparecer en la foto. Según
la organización, más de 6.000 personas y 550 vehículos disfrutaron de un caluroso día, donde no faltaron animadores, acróbatas, pintacaras, perritos calientes, ascensiones en globo, un original «photocall» simulando una caja de juguete, vueltas en el circuito de gran premio y, cómo no, una tarta de cumpleaños para celebrar los 69 años de Seat y los 50 de la berlina 1430 y el 850 Sport Spider.
Fue en ese emotivo acto donde el público arrancó un sonoro y sentido aplauso al equipo de Seat Coches Históricos que, en febrero, se peleó a pecho descubierto con el fuego que se originó en la nave contigua a la célebre A122 donde reposa, mantienen y hacen crecer la colección de la marca. Afortunadamente, el percance quedó en susto y allí estaba una selección de los ejemplares emblemáticos: 1400, 600, 1500, 124, 1430, 850, Ibiza, etc, etc.
Y como muestra del hermanamiento entre el ayer y el hoy, también estaban invitados los propietarios de modelos Cupra, ahora división paralela. El puente generacional no chirrió y hubo plena comunión entre los más tradicionales y los más jóvenes. Llamó la atención el cuidado y el mantenimiento de estos Ibiza y León potenciados, carne de cañón de «tuneros» y horteras. ¡Un aplauso hacia los primeros y una felicitación a toda la familia Seat!