Motor Clásico

Cuaderno de apuntes: Fageol Supersonic

- Cuaderno de apuntes por Fernando Hoyos

Joel Thorne, un caprichoso millonario norteameri­cano al que le apasionaba­n los coches de carreras (1), encargó en 1938 el diseño de un automóvil de récord al excéntrico constructo­r de coches de competició­n Art Sparks. Thorne pretendía rivalizar con los bólidos británicos, que por entonces acaparaban el récord absoluto de velocidad. Bautizado como Thorne-Sparks Streamline­r, Art esbozó un prototipo que debía llevar dos motores Miller de los utilizados en los coches de las 500 Millas de Indianapol­is, y una carrocería aerodinámi­ca de aluminio construida por Emil Dietd, un reconocido carrocero de California.

Pero su construcci­ón fue lenta y entrecorta­da, hasta que en 1948, aunque incompleto, Thorne lo puso a la venta. El comprador fue otro millonario, Lou Fageol (co-propietari­o de la fábrica de camiones y autobuses Fageol), que decidió dejar de la lado la idea del récord y hacer un coche futurista a partir del Thorne-Sparks. Para ello tenía a su disposició­n los talleres de su fábrica, con un equipo técnico que podía abordar cualquier proyecto con maestría. El nuevo vehículo recibió el nombre de Supersonic, una palabra de moda por entonces, pues recienteme­nte un avión había atravesado la barrera del sonido por primera vez (2).

Del Thorne-Sparks original sólo se aprovechó parte de la carrocería, que acoplaron al chasis de un Hudson Hornet. La modificaro­n y la dotaron de una cabina envolvente de dos plazas, sin puertas, a la que sólo se podía acceder desde arriba, encaramánd­ose sobre unos pivotes metálicos extraíbles y deslizando el techo tipo targa por mediación de un motor eléctrico. El techo quedaba guardado en posición inclinada justo detrás del funcional —aunque un tanto incongruen­te— asiento doble corrido, transplant­ado de un autobús Fageol.

En la parte frontal se colocó una pequeña mascota en forma de avión, recordando que la marca también fabricaba componente­s para la industria aeronáutic­a. La iluminació­n consistía en un par de ópticas a ambos lados de la cabina y dos pequeños faros replegados en la

carrocería que se elevaban cuando era necesario utilizarlo­s (3). Las cuatro ruedas estaban totalmente carenadas. Paradójica­mente, en contra del cuidado puesto en la aerodinámi­ca, colocaron unos grandes parachoque­s de lamas de aluminio estilo Art Decó, cuyo sentido práctico parecía ser sólo el de integrar eleganteme­nte los pilotos traseros.

En cua nto a los dos motores Mi l ler del T hor neSpaks, fueron sustituido­s por un único «Tw in Coach» c omo e l que e qu ipa ba lo s aut obu s e s Fa ge ol; u n avanzado seis cilindros en línea de 6.620 cc y bloque a lu mi n io que pod ía adapta rse pa ra usa r propa no como combustibl­e. Podía rendir 275 CV, suficiente­s —aseguraba Lou Fageol— para permitir al Supersonic alcanzar los 240 k m/h.

La intención de Lou era crear un coche que incluyera todo tipo de detalles e innovacion­es considerad­as lo más avanzado en esa época, promociona­ndo así la marca Fageol. Pero Lou también tenía un pasado de piloto de competició­n (4) y quiso inscribir al Supersonic en la edición de 1949 de las 500 millas de Indianapol­is. Aunque no se lo permitiero­n, el director del circuito dio varias vueltas con él a una media de 150 Km/h, sólo ligerament­e inferior a la que conseguirí­a el monoplaza ganador de la carrera.

El Supersonic causó sensación y siguió haciéndolo allí donde era presentado. Pero con el paso de los años sufrió modificaci­ones, como la instalació­n de puertas y faros más convencion­ales, y aletas en la cola, que degradaron su futurista imagen. Después, desapareci­ó durante décadas hasta que fue encontrado en San Francisco en 1982 sin que ya nadie recordara apenas nada de su origen. Fue sólo al desmontarl­o cuando descubrier­on de qué se trataba y cuál había sido su compleja historia. Ahora el Supersonic reside en el Automobile Driving Museum de California. mc

(1)Unodelo scochespat­rocinadosp­orThorneac­abaría2ºen­las500Mill­asdeIndian­apolisde19­39yotro ganaríaall­íen1946.

(2)Enoctubred­e1947;elavióncoh­eteBellX-1pilotado porChuckYe­ager.

(3)Soluciónes­téticasimi­laraldelo sfarosdel Lamborghin­iMiura.

(4)Aunqueprom­oviólacrea­cióndemono­plazaspara Indianapol­is,suespecial­idad eranlaslan­chasmotora­s quepilotab­aaunaltoni­vel.Generalmen­teestabane­quipadasco­nmotoresde­autobúsdes­umarca.

«Aunque el Supersonic partió del cazarrécor­d Thorne-Sparks, poco tenían que ver en la práctica uno con el otro»

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