DODGE VIPER RT/10
(1992 – 1995)
En su día, ni conduje un Viper, ni sentí el menor interés o curiosidad por hacerlo. La palabra que me sugería era aquella tan equívocamente acertada: “ostentóreo”. De hecho, el coche me recordaba un poco al sujeto que la acuñó. Una cantidad relativamente alta de clientes y masas de aficionados no sentían esa aversión, sino todo lo contrario: el Viper fue un éxito y superó las expectativas de la marca.
Chrysler llevó a cabo muy eficazmente una idea: crear en los años 90 el concepto del AC Cobra 427 de los 60. Fue una iniciativa Robert Lutz, entonces presidente de Chrysler. En febrero de 1988, se lo expuso a Tom Gale, responsable de diseño, y posteriormente a Francois Castaing, el ex-Renault Sport que estaba renovando los motores del grupo. Recibió el apoyo entusiasta de ambos (era el jefe, claro). Otra conversación definitiva de Lutz fue con Carroll Shelby, el creador del Cobra 427 y otras muchas preparaciones. Aunque Shelby no pudo colaborar en el desarrollo, en una reunión de media hora él y Lutz establecieron los fundamentos del coche.
Para la carrocería Gale recurrió a un trabajo ya hecho, un ejercicio de estilo de 1985 llamado Idoz. Sobre esa base se hizo rápidamente un modelo en arcilla para su aprobación. A Lutz le sorprendió al verlo porque no se parecía en nada a un Cobra, pero finalmente pensó que era mejor que ese nuevo modelo tuviera su personalidad y no fuera la recreación de otro coche. Todavía estamos en 1988 y ya había comenzado la fabricación de un prototipo para presentarlo en enero de 1989, en el Salón de Nueva York. Faltaba elegir un nombre ofidio, un pariente de la cobra, y se decidieron por Viper (víbora).
La respuesta del público americano en la presentación fue asombrosa, muchas personas incluso enviaron cheques para hacer una reser va cuando todav ía no estaba decidido fabricarlo en serie. Tras tomar esa decisión, el trabajo para convertirlo en un coche de serie lo dirigió Roy Sjoberg. Para el motor querían un V10 y echaron mano de un viejo diseño, el LA de Chrysler (de camionetas y vehículos industriales). Modificaron las culatas para ganar algo de rendimiento y encargaron a Lamborghini, entonces propiedad de Chrysler, que convirtiera el bloque de hierro en uno de aluminio. Con eso se ahorraron unos 50 kg, el nuevo motor pesaba “solo” 323 kg.
A mediados de 1992, se empezaron a entregar las primeras 196 unidades. Inicialmente solo estaba prevista una serie imitada y, por la demanda que había, los concesionarios llegaban a cobrar hasta tres veces más del precio de tarifa que era 50.000 $. Luzt había acertado y el Viper pasó del sueño de un aficionado a un modelo más de Dodge y Chrysler. Casi inmediatamente se puso en marcha una segunda serie menos basta, el SRII, que reemplazaría al original en 1995.
DENTRO DE UN GRAN MARGEN DE PRECIO, EL APARATO MÁS ADECUADO PARA LLAMAR LA ATENCIÓN