EPÍLOGO
xQuizá sea un buen momento para darse un capricho y cualquiera de estos constituye una excelente excusa para hacerlo. Un aparato hecho para disfrutar en curvas, como el Elise, o lo más parecido a un drágster fabricado en serie, el Viper. Deportivos para usar casi como primer coche, el Alpine o el 911, o para sacarlo en ocasiones especiales, como el F355.
Los coches de los años 90, en especial si se trata de deportivos, tienen el encanto de que valen para un amante de los clásicos que desee añadir a su colección algo relativamente moderno, que no requiera tanta atención como un verdadero clásico y que dé menos reparo, por ejemplo, dejarlo unas horas en un aparcamiento. Igualmente, un deportivo de esa época también vale para quien solo está acostumbrado a coches actuales, pero le apetece iniciarse en el mundo de lo que se dejó de fabricar hace tiempo.
Los primeros tendrán que perdonar la electrónica y aceptar que el tacto de uno de estos coches es muy distinto a los que tienen veinte años más. Los segundos, que no se trata de coches actuales aunque se parezcan en muchos sentidos, requieren más cuidado y más tolerancia con los inconvenientes que seguramente se irán presentando. En cualquier caso, cada uno en su estilo y siempre que se sepa lo que se está comprando, pueden ser muy satisfactorio. Venga ese capricho.