Museo de Turín
Oda al automóvil
Las regiones de Piamonte, Lombardía y Emilia-Romaña fueron la cuna del automovilismo en Italia, un país que abrazó este invento y lo hizo crecer hasta equipararlo a un arte. La historia consagró a Turín como capital del motor y allí nació este primer museo nacional.
En Turín se fundaron Fiat y Lancia y surgieron carroceros como Bertone, Ghia, Michelotti, Pinin Farinao Vignale. Milán vio nacer a Alfa Romeo, Pirelli, Touring y Zagato. Y Módena fue y sigue siendo la patria de Maserati, Ferrari, Scaglietti… y los que no recordamos. Dos pioneros del automovilismo en Italia a finales del siglo XIX fueron Roberto Biscaretti di Ruffia, empresario y político, y Giovanni Agnelli, abogado y empresario y a quien está dedicado el museo. Ambos fundaron la Fiat (Fabbrica Italiana Automobili Torino) en 1899. Un año antes Biscaretti ya había creado el Club Automóvil de Turín y participaba en competiciones. La idea de tener un Museo del Automóvil en Turín se hizo realidad en 1932 y se debió al propio Biscaretti y a Cesare Goria Gatti, quienes arrancaron el proyecto atrayendo la colección privada de Carlo Biscaretti di Ruffia, hijo de Roberto.
El objetivo era reunir algunos de los primeros coches que circularon por Italia. Tres décadas después, en 1960, su empeño se vio recompensado cuando la muestra alcanzó el grado de Museo Nacional y se mudó a su actual ubicación, en la ribera izquierda del río Po, en un amplio edificio de tres pisos.
En 2011 el museo fue remodelado tanto en su aspecto exterior, ejecutado por el arquitecto Cino Zucchi, como en su presentación, llevada a cabo por el escenógrafo François Confino. Ambos lograron dotar el edificio sesentero de una imagen moderna, mientras la exposición entraba de lleno en la era de la tecnología digital, con refuerzo de iluminación que logra animar la inmovilidad de los coches y profusión de pantallas que ilustran, con imágenes de época, los episodios históricos de los que fueron protagonistas aquellos automóviles.
Hablamos, por tanto, de una colección presentada con creatividad y dinamismo, un museo activo que requiere la participación del espectador y estimula su curiosidad. Concebido como un museo técnico-científico con vocación didáctica, propone un recorrido que empieza, de arriba abajo, en el tercer piso, con un enfoque histórico titulado “Automóvil y Siglo XX”. En la segunda planta “El Hombre y el Automóvil” se centra conceptualmente en la aventura humana que supuso el automóvil, una herramienta para llegar a cualquier lugar y permitir al hombre alcanzar nuevas metas, ya fueran de resistencia, velocidad o pericia. La planta baja es el universo del “Automóvil y el Diseño”, el ámbito en el que se puede considerar a los italianos unos auténticos maestros. Esta planta reserva una sala de 600 m2 para exposiciones temporales, además de una imprescindible librería.
La vida del museo no acaba con la muestra pura y dura. También acoge un Centro de Restauración en el sótano del edificio, compuesto por un taller, una escuela de aprendices y una parte de “almacén” de vehículos en proceso de rehabilitación. Una especie de garaje hospitalario abierto
EL MUSEO REÚNE ALGUNOS DE LOS PRIMEROS COCHES QUE CIRCULARON POR ITALIA
y funcional. Esta zona solo se puede visitar previa solicitud y reserva a través de internet y sin abonar suplemento al precio de la entrada.
La vocación didáctica del museo también se plasma en su Centro de Documentación creado en la década de 1960 y compuesto por un amplio catálogo de publicaciones -libros, revistas, catálogos…- y colecciones sobre historia del automóvil, que están digitalizados y disponibles para su consultan en la red (unos 6.000 documentos disponibles). El museo también dispone de un espacio de conferencias y un patio de entrada llamado “La Piazza”, un espectacular espacio interior con las paredes recubiertas de aluminio perforado, para dar la sensación de estar dentro de una “macchina” de competición de la época heroica.
La colección consta de unos 200 vehículos de 80 marcas diferentes, lo que no es una cifra espectacular pero sí coherente, teniendo en cuenta que el objetivo nunca fue la acumulación. Gran parte de los modelos expuestos son antiguos, de inicios y primera mitad del siglo XX y como es lógico, las marcas más representadas son italianas e incluyen bastantes vehículos de competición, sumando la mitad de la exposición. Fiat se lleva el mayor protagonismo con una treintena de coches, seguida por Alfa Romeo, Lancia, Ferrari, Itala, etc. Muchas marcas por lo tanto son representadas por un solo vehículo sin que desmerezca la colección.
Especial admiración merece la ambientación que contextualiza los coches, una verdadera puesta en escena que aporta la vida que los vehículos parados no pueden reflejar. Dibujos técnicos ampliados que forman un decorado, fotografías e imágenes de época, películas antiguas en las numerosas pantallas o sorprendentemente juegos de luces que parecen dar velocidad a una galería de monoplazas, arropan a los coches y convierten el museo en un espectáculo vivo. mc