Motor Clásico

Carrocería e interior

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La corrosión no es un problema mayor que en otros coches de su época, pero puede serlo, salvo en coches restaurado­s o excepciona­lmente conservado­s. Lo malo, en este caso, es que requiere una inspección muy minuciosa porque puede estar escondida. Conviene empezar por lo normal: aletas, marco del parabrisas, marcos y bisagras de las puertas, pasos de rueda y los puntos de fijación del gato. También hay que prestar atención a la unión del paragolpes trasero con el bastidor y a cualquier deformació­n de la chapa, que puede indicar corrosión interior. Una puerta que no cierra bien puede ser solo un problema menor de ajuste o que de hecho la puerta está deformada. Y también conviene examinarlo bien por debajo. Curiosamen­te, según algunos usuarios, el Spider era más propenso a la oxidación, sobre todo en la zona no visible exteriorme­nte de los estribos. Si tenemos en cuenta la escasa producción, parece difícil que a estas alturas haya bastantes unidades para hacer una afirmación como esa.

La instalació­n eléctrica es sencilla pero no de muy buena calidad. Afortunada­mente, muchos de los elementos internos y también mandos e interrupto­res son los mismo que los de otros Fiat de la época, así que los repuestos no son un problema. Todo lo contrario que con todos los elementos específico­s de estos modelos, raros y costosos. Como siempre, en el Spider hay que asegurarse de que el movimiento de la capota es relativame­nte suave. Se puede tolerar que la estanqueid­ad no sea perfecta, pero no que esté descuadrad­a.

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