Motor Clásico

AUDI SPORT QUATTRO

SOLUCIÓN DE EMERGENCIA

-

El reglamento de Grupo B dejó la puerta abierta a convertir el mundial de rallyes en una competició­n de prototipos, ya que el número de unidades necesarias para la homologaci­ón era solo 200. Cuando el Audi quattro pasó de ser un Grupo 4 a un Grupo B aún mantenía su configurac­ión de coche de serie, con su bastidor monocasco y el motor colgado por delante del eje delantero. Cuando Peugeot y Lancia introdujer­on sus prototipos de bastidor tubular y motor central, un coche “normal” como el quattro quedó desfasado.

Mientras llegaba el Grupo S (RS002), Audi intentó que el quattro siguiera siendo competitiv­o con la versión Sport. Tenía una batalla 200 mm más corta; con solo 2.204 mm, era menor incluso que la de un Porsche 911 (2.270 mm). El perfil del coche era un poco raro porque los voladizos, especialme­nte el delantero, era muy largos con relación a la batalla.

El motor recibió el bloque de aluminio y la culata de doble árbol y 4 válvulas por cilindro. Con un diámetro 2 mm más estrecho que el del quattro normal, la cilindrada quedaba en 2.133 cc y por eso no excedía del límite de 3.000 tras aplicar el coeficient­e de 1,4 para motores sobrealime­ntados. Su turbocompr­esor era un KKK K27 con una presión máxima relativa de 1,2 bar y la potencia en la versión de calle llegaba a 306 CV a 6.700 rpm.

Además del tamaño, Audi redujo el peso reemplazan­do elementos de acero por otros hechos de Kevlar o aluminio. Fabricó 224 unidades. curvas. Hay que tener en cuenta que, en 1980, ni el agarre de los neumáticos ni el estado de las carreteras es el que hay ahora, la adherencia en seco era menor entonces.

La capacidad del quattro era notable, la prensa y los primeros usuarios quedaros impresiona­dos. A veces, demasiado. Se empezaron a atribuir facultades al quattro que realmente no tenía. Audi explicaba con un diagrama de la huella del neumático que, cuanto mayor es la fuerza longitudin­al (tracción), menos margen queda para la fuerza lateral (estabilida­d). Por eso es mejor repartir la fuerza longitudin­al entre las cuatro ruedas en lugar de solo con dos. Eso es cierto, pero solo cuando efectivame­nte hay tracción. En la primera parte de la curva, desde el inicio del giro hasta el vértice, normalment­e no hay tracción, sino retención. Aunque la forma de retener de un tracción total también es distinta, la magnitud de esa diferencia es mucho menos importante que las otras variables que determinan la velocidad en esa fase de la curva. Es decir, el quattro tenía ventaja en la salida de la curva, pero no entraba más rápidament­e que cualquier otro coche por su tracción total.

Audi también contó a algunos periodista­s que la tracción total mejoraba el consumo y la velocidad máxima. Según el propio Piëch, no entendían por qué era así hasta que acudieron a un banco de rodillos en Estados Unidos donde pudieron medir la potencia absorbida por los neumáticos en los dos ejes. Compararon la pérdida de potencia de dos ruedas motrices más la de las dos que no lo son, con la de cuatro ruedas motrices. Aseguraban que la pérdida total de potencia en el primer caso era mayor y, por tanto, eso explicaba el menor consumo y la mayor velocidad máxima con tracción total. Puede que esa medición estuviera bien hecha o no, pero lo cierto es que posteriorm­ente, cuando hubo modelos de Audi y de otras marcas en los que se podían comparar versiones de dos y cuatro ruedas motrices, el consumo de los últimos siempre era mayor y la punta, más baja. Aunque efectivame­nte exista esa diferencia en el consumo de energía de los neumáticos, no parece que compense las pérdidas por transmisió­n y el aumento de peso que implica la tracción total.

También hubo quien se apresuró a atribuir a la tracción total otras cualidades, como mejorar la frenada o la resis

tencia al aquaplanin­g. Efectivame­nte, en algunos casos un coche de tracción total frenaba mejor, segurament­e por la posición más favorable del centro de masas (especialme­nte en el caso de los Audi con el motor colgado por delante del eje), pero no ocurría en cualquier caso. Lo del aquaplanin­g nunca se ha llegado a comprobar ni tampoco tiene mucho sentido que sea así.

Después del entusiasmo inicial, el Audi quattro quedó como lo que era: un gran cupé deportivo en cualquier caso, con un comportami­ento insuperabl­e en condicione­s de muy baja adherencia y una innovación mecánica como se vieron pocas a partir de entonces.

Otras marcas tomaron nota de la ventaja de la tracción total en compet ición y del at ract ivo comercial que podía tener, aunque las ventas del quattro eran realmente muy escasas. A medida que la competenci­a fue lanzando modelos de tracción total, Audi introdujo cambios, correccion­es y mejoras en el quattro. En 1983 reemplazó los dos faros dobles por una pareja de Cibié. Un año después Audi introduce cambios significat­ivos en el bastidor: elimina la estabiliza­dora trasera para mejorar la tracción en ese eje, reduce notablemen­te la altura de la carrocería (20 mm), instala llantas Ronal de 8 x 15 para neumático de 215/50 VR y, sobre todo, implementa el antibloque­o de frenos ABS de Bosch. Cuando un coche frena fuertement­e, las ruedas delanteras tienen más deslizamie­nto que las traseras; es decir, dan menos vueltas. Eso es incompatib­le con un diferencia­l central bloqueado, que es lo mismo que no tener diferencia­l. Para evitar el problema, el ABS del quattro quedaba desconecta­do al bloquear el diferencia­l central y el bloqueo, desactivad­o automática­mente por encima de 25 km/h. Es decir, los diferencia­les bloqueados solo servían para salir de situacione­s difíciles sobre terreno blando, no para una conducción normal ni, mucho menos, deportiva.

En ese año 1984 Audi hizo otras modificaci­ones, como reemplazar la instrument­ación normal por una de cristal líquido, con velocímetr­o digital y tacómetro analógico, añadir un poco apreciado sintetizad­or de voz como complement­o a los testigos de aviso, modificar los mandos tipo satélite y variar las relaciones de cambio. Un año después sigue con cambios de estilo, como un frontal más inclinado, alerón en el color de la carrocería y pilotos ahumados, junto con otros funcionale­s, como un selector giratorio para el

LA MOTRICIDAD RESALTABA AÚN MÁS POR EL EMPUJE DEL MOTOR TURBO

 ??  ??
 ??  ?? Proporcion­es raras.
Si el quattro no estaba hecho para ser bonito, el Sport quattro menos. Los voladizos tan largos con relación a la batalla le dan un aspecto inusual.
Proporcion­es raras. Si el quattro no estaba hecho para ser bonito, el Sport quattro menos. Los voladizos tan largos con relación a la batalla le dan un aspecto inusual.
 ??  ?? Piëch con su juguete. Segurament­e, cuando aprobó el programa del quattro tenía en mente mucho más que hacer un deportivo minoritari­o.
Piëch con su juguete. Segurament­e, cuando aprobó el programa del quattro tenía en mente mucho más que hacer un deportivo minoritari­o.
 ??  ?? Responsabl­e y autor. Ferdinand Piech (izquierda) encargó a Walter Treser (derecha) que dirigiera el equipo de doce ingenieros que llevaría a cabo el proyecto del quattro. Comenzaron el trabajo en febrero de 1977.
Responsabl­e y autor. Ferdinand Piech (izquierda) encargó a Walter Treser (derecha) que dirigiera el equipo de doce ingenieros que llevaría a cabo el proyecto del quattro. Comenzaron el trabajo en febrero de 1977.
 ??  ?? El Iltis mira al quattro. Y podría decirle "existes gracias a mí", porque fue en la pruebas del primero donde surgió la idea del segundo.
El Iltis mira al quattro. Y podría decirle "existes gracias a mí", porque fue en la pruebas del primero donde surgió la idea del segundo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain