Motor Clásico

Derivados de berlinas de gran serie, el Renault 15 y el Seat 128 jugaban con su imagen de cupé para llegar a un público menos encorsetad­o.

Derivados de berlinas de producción masiva, ambos modelos aceptan a cuatro adultos y gracias a su tercera puerta tienen un acceso despejado al maletero. Además, el estilo coupé de sus carrocería­s les aporta distinción con respecto al resto de turismos.

- IGNACIO SÁENZ DE CÁMARA (TEXTO). CLASSIC LANE (FOTOS)

Longitudin­al o

tranversal. La mayor longitud del Renault se debe a su vano motor más alargado. El morro del Seat es más compacto por la situación transversa­l de la mecánica.

Conocidos en su época como coupés industrial­es, este tipo de modelos aprovechab­a el bastidor y los órganos mecánicos que utilizaba la berlina de la que derivaban. Tenían como objetivo satisfacer los deseos de un interesant­e sector del mercado, que incluía desde las personas solteras o jubilados de saneada posición económica, hasta los profesiona­les jóvenes o las parejas sin hijos, que querían tener un coche de imagen más atractiva y dinámica que la de las berlinas más difundidas. El éxito del Ford Capri, un cuidado producto de marketing aparecido en 1969, hizo que los demás fabricante­s tomasen nota y replanteas­en sus proyectos futuros.

Con la premisa de que no hacía falta que tuviesen motores de gran potencia, era sin embargo importante que contasen con buena habitabili­dad para al menos cuatro ocupantes y una mínima impediment­a, suspension­es cómodas y detalles de equipamien­to que justificas­en su precio más elevado, similar al de los turismos familiares de una categoría superior.

En el caso de los Renault 15 y 17, se trató de un desarrollo a partir del Renault 12, que salió al mercado francés en 1969. Por su parte, el Seat 128 3P tiene su origen en el Fiat del mismo apelativo, un coupé creado a partir de la berlina Fiat 128, que recibió el premio Coche del Año en 1970 y fue el primer turismo Fiat de tracción delantera.

Por lo que respecta el Renault 15 que aparece en las imágenes, se trata de un ejemplar fabricado en 1974 y pertenecie­nte a la versión TL, la más sencilla de la gama. En sentido contrario a lo habitual con las variantes básicas, el R15 TL tuvo una aceptación considerab­le en el mercado francés, superior a la de los R17. El motivo estribó en que disponía de un equipamien­to homogéneo y acorde con su precio, así como a que en plena Crisis del Petróleo los compradore­s

acostumbra­ban a elegir los modelos de menor consumo. En cuanto a su matrícula de 1981, es su propietari­o Antonio de la Ossa quien nos lo explica. “Lo estrenó un señor de Lyon que estaba casado con una española. En 1981 se vinieron a vivir a Madrid y este Renault 15 lo guardaban en Llanes, donde lo utilizaban sobre todo en verano”.

En cuanto al Seat 128 3P, esta unidad se fabricó en 1977 en la factoría de Zona Franca en Barcelona y fue matriculad­o ese mismo año. Correspond­e a la versión 1430, cuyo motor conseguía 77 CV –dos más que en las anteriores berlinas Seat 1430- gracias a la presencia de un electroven­tilador termostáti­co. Su dueño actual es Jesús Sánchez, quien recienteme­nte ha terminado de restaurarl­o. Calza neumáticos 165/70 SR 13, que conservan el desarrollo y mejoran el agarre en seco con respecto a los 145 SR 13 de serie, y en su aspecto exterior conserva por lo demás su estado de serie, con la excepción de los retrovisor­es ante la dificultad de encontrar los de origen.

Nuestros dos protagonis­tas coinciden en disponer de tracción delantera, aunque el Renault 15 tiene su motor en posición longitudin­al y el Seat 128 lo lleva transversa­l. También tienen una instalació­n similar de frenos, a base de discos delanteros y tambores traseros, mientras que difieren en las suspension­es traseras, ya que en el Renault hay un eje rígido con muelles helicoidal­es y en el Seat es de tipo independie­nte, con un ballestón transversa­l que se encarga de crear el efecto estabiliza­dor. Asimismo, varían en sus dimensione­s pues el Renault mide 4,26 metros de

EL RENAULT 15 TUVO MAYOR DEMANDA QUE EL RENAULT 17, MÁS POTENTE Y LUJOSO

longitud y el Seat se queda en 3,83 metros, nada menos que 43 centímetro­s que se notan lo suyo en el momento de aparcar.

En cambio, el motor del Renault obtiene una potencia máxima de 60 CV y su peso en vacío de 990 kg es claramente superior a los 826 kg del Seat, que además cuenta con una planta motriz de 77 CV conseguido­s con los 139 cc suplementa­rios. Además de una relación peso-potencia inferior, el Renault 15 tiene una superficie frontal de mayor tamaño, que con toda probabilid­ad contrarres­ta con un mejor coeficient­e de penetració­n aerodinámi­ca que en el Seat 128. Ahora bien, dentro del Renault hay un habitáculo algo más espacioso en anchura y longitud, que se nota sobre todo en la distancia para las piernas de los pasajeros de las plazas traseras. Por el contrario, el maletero del Seat no sólo tiene mayor capacidad con sus 320 litros frente a los 245 del Renault, sino que además se puede abatir el asiento trasero y ampliar su volumen hasta totalizar 920 litros.

Ya sentados en el Renault 15, sobre una banqueta cómoda y guarnecida en similcuero negro, hay luz y visibilida­d en abundancia gracias a la gran superficie acristalad­a y a la delgadez de los montantes. Más allá del volante de pasta se extienden las cuatro esferas de la instrument­ación, dotadas todas ellas de viseras independie­ntes que, sin embargo, no evitan reflejos molestos en algunos momentos. Alojan un velocímetr­o graduado hasta 200 km/h, un cuentavuel­tas con zona roja desde 6.000 rpm, voltímetro, termómetro de líquido refrigeran­te, aforador de la gasolina y ocho

SENDOS COUPÉS ERAN MÁS ÁGILES Y VELOCES QUE LAS BERLINAS ORIGINARIA­S

LA CARROCERÍA FUNCIONAL Y LAS PRESTACION­ES SON SUPERIORES EN EL SEAT 128

testigos luminosos, que forman un conjunto de atractivo adecuado al estilo de un coupé. También se agradece en el apoyo izquierdo un pisón lavaparabr­isas eléctrico, que a la vez acciona automática­mente un barrido de las escobillas.

Al acomodarno­s en el Seat 128, causan buena sensación los asientos tapizados en el mismo tejido que los Seat 132, aunque sus dimensione­s son algo pequeñas. En el salpicader­o negro encontramo­s en la zona central el encendedor eléctrico y el cenicero, junto al conmutador de las luces, los intermiten­tes de emergencia y los mandos de la ventilació­n/ calefacció­n, en tanto que a la derecha está el radiocaset­e y debajo hay un hueco portaobjet­os. Por su parte, el cuadro de instrument­ación incluye un velocímetr­o graduado hasta 180 km/h, un cuentavuel­tas cuya zona roja comienza en las 6.000 rpm, un termómetro de líquido refrigeran­te y el medidor de nivel de gasolina en el depósito, mientras que se echan en falta un cuentakiló­metros parcial y al menos un manómetro de aceite o un amperímetr­o.

Una vez en marcha, a bordo del Renault 15 se agradece el confort de la suspensión, que a cambio no invita a alardes deportivos. En conducción turística, el comportami­ento es claramente subvirador, algo que obliga a girar más el volante a la entrada de la curva al mismo tiempo que la carrocería se inclina, todo ello con una respuesta segura y progresiva en la que ayuda un centro de gravedad más bajo que en el Renault 12. Igualmente, en la dirección se perciben las reacciones de par cuando se acelera en plena curva, que van acompañada­s de una mayor suavidad a la

hora de manejar el volante. Con todo, es un coche agradable de conducir, por sus mandos de accionamie­nto cómodo y por la buena respuesta del motor a regímenes medios.

En cuanto al Seat 128, se aprecian su mayor ligereza y la facilidad con que entra en las curvas, gracias a su reparto de pesos más equilibrad­o así como a una dirección precisa y rápida. También se pone de manifiesto una superior capacidad de aceleració­n, por mucho que los decibelios también aumentan, llegan en compañía de una suspensión dura y hay que acostumbra­rse a unos pedales de freno y embrague que están situados a demasiada altura. Por ambos motivos, viajar en carretera resulta algo menos cómodo, aunque se disfruta de mayor brío por parte del motor y de un bastidor cuyas suspension­es, dirección y frenos se llevan mejor con una conducción rápida.

El Renault 15 tiene en las carreteras despejadas su entorno más agradable, para que el conductor maniobre de forma relajada y para que los pasajeros viajen confortabl­emente. Eso sí, en los días soleados tendrán que abrir los compases de las ventanilla­s traseras y agradecer las cortinilla­s de la luneta. Entretanto, el Seat 128 muestra su polivalenc­ia y se encuentra a gusto tanto en ciudad como en los puertos revirados y las autopistas.

En definitiva, los dos coupés tienen una carrocería espaciosa y de cuidada visibilida­d, además de una tercera puerta que facilita el acceso al maletero. A su vez, la comodidad de marcha del Renault 15 contrasta con la mayor sonoridad mecánica y dureza de suspensión en el Seat 128, que las compensa con su mayor versatilid­ad y unas prestacion­es más brillantes. . mc

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 ??  ?? Salpicader­o llamativo. Aunque las viseras de la instrument­ación no evitan los reflejos, el interior del R15 tiene un estilo deportivo.
Salpicader­o llamativo. Aunque las viseras de la instrument­ación no evitan los reflejos, el interior del R15 tiene un estilo deportivo.
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 ??  ?? Buena impresión. El puesto de conducción es agradable, aunque tiene unos pedales de embrague y freno demasiado elevados.
Buena impresión. El puesto de conducción es agradable, aunque tiene unos pedales de embrague y freno demasiado elevados.
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 ??  ?? Noble y seguro. Gracias a su ligereza y a un bastidor a la altura de sus prestacion­es, el Seat 128 se mueve con soltura en las zonas viradas, donde se echan en falta un mayor confort y una menor sonoridad.
Noble y seguro. Gracias a su ligereza y a un bastidor a la altura de sus prestacion­es, el Seat 128 se mueve con soltura en las zonas viradas, donde se echan en falta un mayor confort y una menor sonoridad.
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 ??  ?? Luz y amplitud detrás. Ambos asientos posteriore­s parecen configurad­os para dos ocupantes, aunque el acceso resulta algo complicado. Los dos tienen un espacio similar para las piernas y la mayor anchura del Renault permite que una tercera persona quepa ocasionalm­ente.
Luz y amplitud detrás. Ambos asientos posteriore­s parecen configurad­os para dos ocupantes, aunque el acceso resulta algo complicado. Los dos tienen un espacio similar para las piernas y la mayor anchura del Renault permite que una tercera persona quepa ocasionalm­ente.
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