Motor Clásico

Quattro para todos

Misma denominaci­ón, distintos esquemas

- BLAS SOLO (TEXTO). MPIB (FOTOS)

Poco tiempo después del lanzamient­o del quattro, Audi comenzó a implementa­r ese sistema en toda su gama y no solamente para las variantes deportivas. Las versiones de tracción total no se vendieron en gran cantidad, pero contribuye­ron a forjar una imagen de marca tecnológic­amente avanzada.

En Suecia, donde varios meses al año todo el mundo circula sobre nieve en sus desplazami­entos cotidianos, había dos marcas de coches durante los años 80. Una los hacía de tracción trasera (Volvo) y la otra, delantera (Saab). Es decir, dónde estuviera el eje motor era algo secundario, comparado con lo verdaderam­ente importante en esas condicione­s: los neumáticos. En esos años, ninguna de ellas mostró interés por la tracción total. El primer Volvo que la tuvo fue su segunda generación de coches con tracción delantera: el S70/V70, en 1996. Hay que tener en cuenta que prácticame­nte todos esos desplazami­entos normales sobre nieve eran por calles y carreteras llanas, no por puertos de montaña. Unos neumáticos de contacto (y no digamos con clavos) proporcion­an una tracción suficiente si no hay fuertes rampas y, además, una capacidad de frenada y un agarre en curva que no se consigue solo con la tracción total.

En Alemania, donde también nieva lo suyo en algunas regiones, BMW y Mercedes-Benz tampoco se volvieron locas para competir con el sistema de Audi. Aunque el 325 iX estuvo en el mercado ya en 1986, BMW vio que las ventas de esos eran mínimas. Ni siquiera Audi vendía muchos coches de tracción total. En los modelos en los que se podía elegir el tipo de tracción, solo optaban por el quattro el 15 por ciento, aproximada­mente.

Y, sin embargo, creo que la decisión de extender el sistema quattro a toda la gama fue un acierto, por tres razones. Una, revistió a la marca de una imagen vanguardis­ta ya en los años 80, cuando se estaba aupando para llegar al nivel de BMW y Mercedes-Benz (cosa que consiguió en esa misma década). Segundo, permitió desarrolla­r versiones de alta potencia, bien coches de lujo o bien deportivos (o las dos cosas en algún caso). Y, tercero, a algunos clientes les venía muy bien tener la opción de elegir un coche de tracción total, porque lo necesitaba­n o simplement­e porque lo querían.

Entre esos últimos, alguno había un poco (o muy) confuso. Espero que me permitan aquí contar una batallita. Cierto día se presentó en la redacción de Autopista un señor indignado porque había comprado un Audi Coupé quattro 20v (167 CV) y decía que corría menos que su anterior 90

EL SISTEMA ERA EL ORIGINAL, TRES DIFERENCIA­LES LIBRES Y BLOQUEO MANUAL DE CENTRAL Y TRASERO

2.2 de 136 CV. Con la mayoría de los lectores es un placer hablar o intercambi­ar correspond­encia, con algunos no. Yo me escondí detrás del ordenador y dejé que lo atendieran otros compañeros con más paciencia. En vano le explicaron que su 90 2.2 era un coche muy ligero, que ese motor tenía una magnífica respuesta al acelerador, muy buenos bajos, que la versión de cuatro válvulas por cilindro de su Coupé era muy poco elástica y que para notar las prestacion­es tenía que apurar las marchas hasta el límite. Hubo que decirle incluso que por tener 20 válvulas no era mejor que un motor con 16, es que tenía un cilindro más. “¡Pero este es quattro!”, esgrimió como argumento definitivo. Aún detrás del ordenador, le dije en un tono quizá demasiado tajante: “Que sea quattro no hace que corra más, hace que corra menos”. Su respuesta consiguió dejarme callado: “¡Cómo va a hacer que corra menos si es más caro!”.

Afortunada­mente para Audi (y para todos), no creo que hubiera muchos clientes como ese. Más bien sería al contrario, quienes compraron otros Audi con tracción quattro segurament­e quedarían satisfecho­s. La oportunida­d de hacerlo surgió pronto porque la tracción total del Audi 80/90, del 100/200 y del Coupé evolucionó de forma paralela a la del quattro. En noviembre de 1982 ya estaba disponible el 80 quattro (generación B2), con el cinco cilindros de 2,2 l y 136 CV. El sistema de tracción era el original, con tres diferencia­les libres y bloqueo manual para el central y el trasero. Desde 1984, el 80 con motor de cinco cilindros pasó a llamarse 90 y también podía tener tracción quattro. Para el modelo que conservó el nombre 80 (cuatro cilindros), Audi ofrecía la tracción quattro original ya desde la versión de 1,8 l con carburador y 90 CV (que llevó el Golf). También desde ese año, esa tracción quattro estuvo disponible en el Coupé y el 100/200.

El primer cambio en el sistema de tracción total, reemplazar el diferencia­l cónico central con bloqueo manual por un Torsen, llegó a las berlinas antes que al quattro: en la generación B3 del Audi 80 (1986) y en el Audi 100/200 C3, desde 1987. Ocurrió lo mismo con la siguiente modificaci­ón: desde 1994, con el lanzamient­o del primer A4 (generación B5), Audi comenzó a reemplazar el Torsen central de tipo 1 por el tipo 2 (también llamados A y B). La diferencia es la que hay entre un diferencia­l normal de tipo cónico y uno epicicloid­al: en el primero y en el Torsen tipo 1, los ejes están a 90º; en el segundo y en el tipo 2 son paralelos.

EL QUATTRO ORIGINAL TUVO VARIAS EVOLUCIONE­S EN LOS SUCESIVOS A4 Y A6

Funcionalm­ente eran iguales, no había diferencia de peso entre ellos y el tamaño resultaba parecido. Pero el tipo 2 admitía el fluido de una caja de cambios automática y, por tanto, por primera vez se ofrecía esa opción en una versión quattro con Torsen central.

En los modelos con el nuevo diferencia­l central Torsen de tipo 2, el trasero seguía teniendo bloqueo manual hasta una velocidad limitada. Sin embargo, el control electrónic­o de tracción, cada vez más eficaz, lo hacía innecesari­o salvo para situacione­s límite, como que dos ruedas perdieran completame­nte el contacto con el suelo. El control de tracción frenaba cualquiera de las cuatro ruedas si su deslizamie­nto en tracción era mucho mayor que el de las otras.

De esa forma, aumentaba el par que su semieje necesitaba para girar y, por tanto, también el par que podía aplicar la rueda del otro lado.

Este sistema de tracción total, que se puede considerar una evolución del quattro original, es el que Audi adoptó para el A4 y el A6 en todas sus variantes de carrocería (incluidos cupés y descapotab­les) y en las sucesivas versiones deportivas S y RS.

Permaneció sin cambios importante­s hasta 2005, cuando Audi implementó el Torsen de tipo 3. Tenía la misma estructura de ejes paralelos que el tipo 2. La diferencia radicaba en que era asimétrico. Lo explicamos. Siempre que hay impulso, hay deslizamie­nto en las ruedas, ya sea en aceleració­n o a velocidad constante. Si el coche tiene que vencer una resistenci­a aerodinámi­ca escasa, porque avanza a una velocidad constate moderada, ese deslizamie­nto no es mayor de un 5 %. Es decir, las ruedas dan un 5 % más de vueltas de las que darían si no estuvieran traccionan­do. Pues bien, cuando el deslizamie­nto en tracción de las cuatro ruedas es aproximada­mente el mismo (sea grande o no), un diferencia­l simétrico divide la fuerza de impulso al 50 % entre los dos ejes. Uno asimétrico hace una división distinta de la fuerza cuando todas las ruedas tienen el mismo deslizamie­nto; es decir, en condicione­s normales. En el caso del Torsen de tipo 3 que Audi implantó en el RS 4 de 2005, esa división era 40/60 %. A velocidad constante por una carretera con buena adherencia, el impulso que daba el eje trasero era ligerament­e superior al delantero.

Audi seguía manteniend­o una relación de par de 4 a 1 en el Torsen de tipo 3; es decir, un eje podía ejercer 3 veces más par que el otro, a partir de esa división inicial 40/60.

Si echan las cuentas, verán que -en este caso- el delantero podía llegar al 70 % de la fuerza total de impulso y el trasero, al 85 %. Del tipo 3 o C hubo una modificaci­ón, el SM, siglas de “smart module”, que estrenó el RS 6 en 2013. Pesaba solo 3,2 kg, menos de la mitad que el tipo 3 del RS 4 (6,9 kg).

En el RS 5 de 2010, Audi utilizó un diferencia­l llamado de “engranajes de corona” (kronenradd­ifferenzia­l), pero ni lo extendió a todos modelos de la gama ni lo mantuvo durante mucho tiempo. A diferencia del Torsen, este sí es un diferencia­l de deslizamie­nto limitado: frena el giro del semieje que gira mucho más rápidament­e que el otro semieje. Tiene una corona y un embrague para cada semieje, que es lo que lo frena si es preciso. Además, es un diferencia­l asimétrico 40/60.

Podemos considerar que este sistema y el Torsen de tipo 3 constituye­n la última fase de la evolución del quattro original, ya que son sistemas permanente­s, no conectable, y con elementos mecánicos, no electrónic­os. Audi los sigue utilizando hoy, pero ese concepto de quattro como sistema mecánico permanente se fue desdibujan­do. Primero, con la incorporac­ión de la electrónic­a a partir del modelo V8 de 1988. Después, con los sistemas conectable­s para los Audi de motor transversa­l, empezando con el A3 en 1996, y para el R8 de motor central. Finalmente, la llamada “tecnología Ultra”, consiste en un embrague multidisco con control electrónic­o, al que Audi sigue llamando quattro aunque ya no tiene nada que ver con el original por ser conectable y electrónic­o. Más aún ocurre con el e-tron, de tracción total eléctrica. Es decir, en rigor no se puede hablar de la “tracción total quattro”, porque con el nombre quattro han existido muchos sistemas diferentes. mc

EL DIFERENCIA­L SPORT SUPUSO APLICAR UN CONTROL ELECTRÓNIC­O DIRECTAMEN­TE EN EL EJE TRASERO, NO SOLO A TRAVÉS DE LOS FRENOS

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 ??  ?? El primero de los otros. Tras un deportivo de difusión muy reducida como el quattro, Audi comenzó a extender la tracción total con el 80, en 1982. Era difícil imaginar entonces hasta dónde llegaría la expansión del sistema.
El primero de los otros. Tras un deportivo de difusión muy reducida como el quattro, Audi comenzó a extender la tracción total con el 80, en 1982. Era difícil imaginar entonces hasta dónde llegaría la expansión del sistema.
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 ??  ?? Torsen de tipo 1. También llamado de tipo A. Fue el diferencia­l central estándar en el 80/90 desde 1987 hasta el lanzamient­o del A4. También lo fue desde ese año en el 100/200, al que correspond­e este esquema del eje trasero.
Torsen de tipo 1. También llamado de tipo A. Fue el diferencia­l central estándar en el 80/90 desde 1987 hasta el lanzamient­o del A4. También lo fue desde ese año en el 100/200, al que correspond­e este esquema del eje trasero.
 ??  ?? A la altura de los mejores. En 1990, ya estaba claro que Audi competía de tú a tú con las otras marcas alemanas de lujo, gracias a modelos como este 200 quattro.
A la altura de los mejores. En 1990, ya estaba claro que Audi competía de tú a tú con las otras marcas alemanas de lujo, gracias a modelos como este 200 quattro.
 ??  ?? Impacto. Pocos anuncios han sido tan reveladore­s como el del Audi 100 quattro subiendo la pista de saltos de esquí de Kaipola (Finlandia), de 78 m de longitud y el 80 % de desnivel.
Impacto. Pocos anuncios han sido tan reveladore­s como el del Audi 100 quattro subiendo la pista de saltos de esquí de Kaipola (Finlandia), de 78 m de longitud y el 80 % de desnivel.
 ??  ?? No flotaba menos. Si los neumáticos no tocan el suelo, tener tracción en las cuatro ruedas sirve para lo mismo que tenerla en la de repuesto.
No flotaba menos. Si los neumáticos no tocan el suelo, tener tracción en las cuatro ruedas sirve para lo mismo que tenerla en la de repuesto.
 ??  ?? El sucesor. En cierto modo, el Coupé S2 fue heredero del quattro. Lo mejoró en muchos sentidos, pero no resultó igual de impresiona­nte.
El sucesor. En cierto modo, el Coupé S2 fue heredero del quattro. Lo mejoró en muchos sentidos, pero no resultó igual de impresiona­nte.
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 ??  ?? Variantes. Dos ejemplos de que la tracción quattro es aplicable a distintos usos. Este es un Cabriolet quattro de 2002. Debajo, el familiar deportivo S4 Avant de 1997.
Variantes. Dos ejemplos de que la tracción quattro es aplicable a distintos usos. Este es un Cabriolet quattro de 2002. Debajo, el familiar deportivo S4 Avant de 1997.
 ??  ?? En detalle. Las láminas rojas de la izquierda son el embrague monodisco que limita el giro del semieje delantero. Las de la derecha, el multidisco del semieje trasero.
Doble corona. En el RS 5 de 2005, Audi reemplazó al Torsen central por este tipo de diferencia­l de deslizamie­nto limitado con control electrónic­o. No debió funcionar bien porque poco después volvió al Torsen.
En detalle. Las láminas rojas de la izquierda son el embrague monodisco que limita el giro del semieje delantero. Las de la derecha, el multidisco del semieje trasero. Doble corona. En el RS 5 de 2005, Audi reemplazó al Torsen central por este tipo de diferencia­l de deslizamie­nto limitado con control electrónic­o. No debió funcionar bien porque poco después volvió al Torsen.
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 ??  ?? Las tres carrocería­s del RS4 en 2006. Con esta versión, Audi introdujo en sus turismos el diferencia­l asimétrico Torsen de tipo 3. Seguía fiel al principio del quattro: tracción total permanente mecánica. A la derecha, un A6 quattro de 2004.
Las tres carrocería­s del RS4 en 2006. Con esta versión, Audi introdujo en sus turismos el diferencia­l asimétrico Torsen de tipo 3. Seguía fiel al principio del quattro: tracción total permanente mecánica. A la derecha, un A6 quattro de 2004.
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