ELECTROESTIMULACIÓN
El coche electrificado ya es una realidad. Nos guste o no, ha venido para quedarse. Esta modernidad no está bien vista entre los puristas del automóvil, que ven, o que vemos, cómo la insulsa electricidad está acabando con nuestros emocionantes sonidos, olores y recuerdos. Sin embargo, si tiramos de historia podremos comprobar que los motores eléctricos y las baterías formaron parte de los inicios del automóvil. Su escasa autonomía acabó matándolos, pero es innegable que el motor térmico y el eléctrico crecieron en paralelo.
Recuerdo perfectamente un artículo que escribió Christian Manz en el número 355 (abril de 2018) de Motor Clásico, en el que contaba una bonita historia de origen y muerte del coche eléctrico a principios del siglo pasado, con matrimonios con apellidos como Ford y Edison de por medio.
Pero hace mucho de esto y los amantes del automóvil ni sabemos ni nos acordamos de esta etapa, y percibimos al coche eléctrico como una moderna amenaza. De hecho, no conozco ni un solo coleccionista en mi entorno que disponga de uno de aquellos eléctricos entre sus preciadas colecciones, que bien podrían estar aparcados junto a modelos anteriores al Ford T, quizá el coche que acabó con tan temprana electrificación.
El tiempo pasa y hay nuevas demandas y necesidades, esto no hace falta que te lo explique, lo vemos cada día. Con la ecología por bandera, además de muchos otros intereses, ahora a los fabricantes se les ex ige que la media de las emisiones de CO2 de su marca no supere los 95 g/km en Europa. Si la superan, ¡multa!. Y entonces el precio del coche se dispara y se sale de mercado. No interesa. ¿Cuál es la solución? Pues muy fácil. Si tienes dos coches y uno emite 180 g/km y el otro 0, pues tus emisiones de marca son 90 g/km y entonces estás en el sistema establecido y puedes vender ambos.
Y es aquí donde el fabricante se las tiene que ingeniar para hacer que el coche de cero emisiones sea rentable para poder subsistir. Para ello están usando tres caminos: crear versiones electrificadas de modelos ya existentes, un Golf-e por ejemplo, idear modelos nuevos con nombres inéditos, como el Porsche Taycan, o hacer algo que empieza a gustarme, que es resucitar nombres que se dejaron de usar hace tiempo, como es el caso del Renault 5, que renace como eléctrico puro.
Mi forma de pensar es común a la de muchos compradores, a los que si les tocan el corazón, pues “pican” y compran. Por ejemplo, me dolió mucho que Ford convirtiese al Mustang en un modelo eléctrico. Es como si Porsche transforma a su 911 en eléctrico, sería la mayor herejía de la historia y de hecho me consta que no está entre sus planes a corto plazo. Sin embargo, me ha gustado mucho volver a ver al Renault 5, y más con este nuevo estilo que lo acerca más al Turbo “culo gordo” que al modesto GTL.
No tendría un Zoe, pero sí un R5, porque me recuerda a mi juventud, y más teniendo en cuenta el gran parecido estético. Esta tendencia la vamos a ver ahora cada vez más. Las marcas se han dado cuenta que tienen nombres con mucho gancho y no van a dudar en utilizarlos. Así volveremos a ver al Lada Niva, un modelo feo en sus orígenes pero hoy en día tremendamente emotivo y que no podría haber vuelto de no ser por la electrificación.
Sí, sé lo que estás pensando, no es lo mismo, pero es que ese modelo ya estaba muerto y es imposible que volviese ofreciendo lo que ofrecía. Detrás de esto está la economía de las grandes compañías, no lo olvides, y si no hay rentabilidad, no hay emoción. Hispano Suiza, tras muchos intentos infructuosos de volver al panorama automovilístico, entra ahora en escena con un lujoso superdeportivo eléctrico llamado Carmen.
Estoy convencido que el público aceptará a urbanos como el Fiat 500 o el Mini eléctricos, puesto que la ciudad es el lugar ideal para estos coches. Me hubiese encantado que Seat recrease el 600, habría sido precioso, pero mucho me temo que hay más denominaciones como Ritmo, 127, 124… que son de la época de Fiat y que tendrían que llegar a algún tipo de acuerdo para poder volver a usarlas. Hoy en día no descarto nada, pero pinta que no será así. mc
«Aunque nos repitamos, ¡los coches eléctricos nacieron con la automoción, allá por el siglo XIX!»