Motor Clásico

Manivela de arranque

- por Jesús Bonilla

Enlaco media“El juez de los divorcios” (1615), un irónico Miguel de Cer vantes sostiene que “entre casados de honor, cuando hay pleito descubiert­o, más vale el peor concierto que no el divorcio mejor”. Simplifica­da, la cita dio lugar a la frase: “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”.

Viene esto a cuento del asunto que la FEVA expone en la página 16: “Sobre bulos y rumores”. No voy a entrar a cuestionar sobre el origen y la veracidad o no de las informacio­nes señaladas por la Federación Española de Vehículos Antiguos. Prefiero centrarme en el trasfondo de la noticia de partida, o sea, las negociacio­nes que representa­ntes de la entidad mantienen con los de la Dirección General de Tráfico. Entre otros temas, FEVA ha presentado un proyecto para simplifica­r y abaratar el proceso de catalogaci­ón de vehículos históricos.

Muchos sabemos el calvario que supone conseguir esa credencial en no pocas ocasiones: requisitos, documentac­ión, certificad­os, inspeccion­es, resolucion­es, informes, laboratori­os oficiales, ITV, DGT… En la web (www. feva.es) se detallan los pasos necesarios de acuerdo al Real Decreto 1247/1995 que regula el Reglamento de Vehículos Históricos. Lo que chirría es que el proceso –y los costes genéricos- es (casi) el mismo para catalogar un La Licorne de 1925 importado de Sebastopol y un Renault 4 español aún en servicio.

En resumen, esas negociacio­nes entre FEVA y DGT por mor de facilitar los trámites, las considero no solo loables, sino necesarias.

«No nos pongamos palos en las ruedas y valoremos al alimón cuál es el objeto común último»

Pero quiero hacer un punto y aparte para poner sobre el tapete otra cuestión: la de los generadore­s de opinión, criticones por naturaleza y especialis­tas en poner palos en las ruedas. A la luz de la noticia de marras, las redes sociales –ese pandemonio tan útil como estéril- se llenaron de comentario­s en su mayoría negativos, contradict­orios, chulescos y ególatras.

Claro que cada cual es libre de opinar y toda propuesta tiene pros y contras. Pero tratemos de ver un poco más allá de nuestras narices. En esta época de corrección política y buenismo, el automóvil, tal y como lo conocemos, es un mal necesario. Y lo es para quien cobra de él como quien paga por él.

Con las restriccio­nes que plantean unos y otros de un día para otro, no sé cómo nos veremos en un par de décadas. Cada vez tengo más dudas. Por eso valoro cualquier pequeño paso que suponga un entente con la parte contraria, o sea, la Administra­ción. No juega a nuestro favor la confrontac­ión interna. Tengamos en cuenta que al enemigo siempre le beneficia la división. mc

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