PRIMAVERA FLORIDA
Dice el refranero español que «marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo f lorido y hermoso». Pues bien, ha llovido y, automovilísticamente hablando, la primavera ha venido cargada de f lores, algunas espinosas. De entrada, a partir del día 20 de mayo, ha cambiado la edad mínima para poder catalogar un vehículo como Histórico de 25 a 30 años. Por otro lado, también ha entrado en vigor la nueva normativa de las ITV. En resumen, está dirigida a homologar las inspecciones con el resto de países europeos (¡bien!) y aguzar los controles de los sistemas electrónicos del coche (que se preparen los «preparadores» de pacotilla) y, por supuesto, de las emisiones de gases (¡ay, esos humos!).
La contaminación sigue dando de qué hablar y las miradas maliciosas se vuelven siempre en la misma dirección: hacia el automóvil. Solución: ponerle etiquetas (tú eres bueno y tú no) y restringir su circulación, sobre todo en las almendras de las grandes ciudades. Manuel Garriga lo explica bien en sus «Auto-ref lexiones» (pág. 122).
A mí me gustaría hacer hincapié en la terminología usada en las justificaciones y en especial en el calificativo «coche viejo». Este concepto suele llevar a una mala interpretación y no falta quien lo asocia indefectiblemente a «coche clásico/histórico». No confundamos el culo con las témporas. Me remito a las palabras de Patrick Rollet, presidente de la Federación Internacional de Vehículos Antiguos (FIVA): «un VH es un coche con al menos 30 años de antigüedad, preservado y mantenido en correcta condición histórica (y mecánica) y que no se utiliza como medio de locomoción habitual.»
Los cochambrosos coches, furgonetas y motos que vemos más de lo deseado echando bocanadas de humo, haciendo un ruido insoportable, con las suspensiones tocando el suelo, los neumáticos asomando los alambres y tuertos de luces, esos NO son «vehículos históricos». Cualquier aficionado —y me atrevo a poner la mano en el fuego por la gran mayoría— cuida su VH con un mínimo de rigor, le dedica tiempo e invierte dinero.
Como colectivo tenemos aún trabajo por delante para hacer ver a la Administración esa diferencia. De manera individual siguiendo conservando en buen estado ya sea un coche, una moto, un furgón o un camión con historia. Colectivamente, solicitando a clubes, a entidades y, en especial, a FEVA que abran vías de diálogo inteligentes y razonadas. Y, ¿el asunto fiscal? Otro día. De momento, remito a la pág. 14. mc
NO CONFUNDAMOS EL CULO CON LAS TÉMPORAS: UN «COCHE HISTÓRICO» NO ES UN «COCHE VIEJO»