Motor Clásico

Ferias, reuniones, presentaci­ones, almanaque y más…

SEAT FESTIVAL

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Acudir al Jarama para ver tantos Seat históricos ha sido una experienci­a diferente y entrañable, tanto por los recuerdos suscitados como por la alegría que transmitía­n los apasionado­s que participar­on con su coche.

A menudo el universo de los clásicos y los eventos que lo componen se nutren de exclusivos y prestigios­os modelos que nunca se cruzaron en la vida de la mayoría de nosotros. Este «Festival, Clásicos y Familia» ha sido todo lo contrario porque todos los que acudieron tienen en su vida y en su memoria algún modelo Seat.

Fueron más de quinientos los Seat con más de treinta años y los modelos Cupra sin distinción que acudieron al Jarama desde todos los puntos de España. Pocas veces el paddock del circuito ha estado tan lleno de clásicos. Y solo coches, ya que no había ni un camión ni un «motorhome» como en las carreras al uso. En una parte del circuito no cabían más vehículos mientras que en otra había una zona de ocio muy bien organizada. Bajo la mayor carpa principal, una zona de concentrac­ión y relax para el público, con música en directo, rodeada por

numerosos «food trucks» elegidos con esmero. La marca invitaba de hecho a comer a sus fans que habían acudido con un clásico.

Bajo la otra cúpula una exposición de los coches producidos por Seat durante sus 68 años de ex istencia, aniversari­o que se celebra en 2018 y que coincide con los 50 años del 124. La zona infantil lo tenía todo, circo, inf lables, autos de choque, coches de pedales e incluso varios pases de un original espectácul­o entre teatro y «performanc­e», con dos actores, uno de ellos un 600… en movimiento circular. También había un mercadillo con recambios, libros y objetos de automobili­a y una exposición de la actual gama Seat con la posibilida­d para el público de probar los coches.

Ordenados y distribuid­os por modelos, los clásicos y los Cupra sa lieron por tandas a la pista a dar unas v ueltas de desf ile para deleite de su t ripulación. La mayoría de los coches con tres y cuatro personas, adultos, pero también muchos niños, familias al completo, abuelos presentes en alg ún coche o por el paddock. En pista cada uno a su ritmo, pero todos excitados y muy felices de compart ir ese momento, formando cortejos desordenad­os y evocadores a ritmo de k la xon que hacían resurgir muchos recuerdos

EL FESTIVAL FUE UNA GRAN FIESTA POPULAR MUY ESPAÑOLA, UN POQUITO DE NUESTRA HISTORIA

de aquellos años en los que España se mov ía en Seat.

Personalme­nte me hubiese encantado sentarme en los asientos traseros de un 1500 taxi añorando el adoquinado de Barcelona, o en un 124 para rememorar aquel viaje Valencia-Madrid con mis padres, o bien volver a experiment­ar la agilidad de un 127 como por las carreterit­as circundant­es a Chinchón… Por esas razones, porque Seat está en la memoria colectiva de los españoles y en los recuerdos personales de muchos de nosotros, el Festival —con mayúscula— de Seat no fue un evento al uso, uno más entre habituales reuniones de clásicos, sino una gran fiesta popular muy nuestra, muy española, un poquito de nuestra historia.

De hecho muchos coches iban cargados de maletas, equipajes de lo más variados, hasta cajas con botellas de casera y alguna jaula para el canario, como en aquellas viajes y excursione­s heroicos de los 60 y 70. Ver alguna tanda en pista, el paseo por el paddock entre tantos clásicos, la v isita a la expo Seat, el curioseo por el mercadillo, la hora de la comida y el día pasó volando hasta que a las cuatro de la tarde se cantaba el cumpleaños feliz para celebrar la doble efeméride de Seat. Las v ueltas de demostraci­ón de dos Fórmula 1430 en manos de Salvador Cañellas —con un Cordoban— y Jaume Xifré —con un Selex— nos dejaron con ganas de más, por soñar, un simulacro de carrera con una docena de monoplazas o una imagen de Cañellas con el 124 Grupo 4, porque la historia deportiva de Seat da opciones a muchos recursos…

El Festival Clásicos y familia ha nacido como por un big bang. Donde no había nada, Seat Coches Históricos ha creado un evento con trascenden­cia, que no solo va de coches antiguos sino que es un legado compartido. Y lo mejor, que ha nacido con carácter anual. Veremos qué deparará y dónde el año próximo. Hasta entonces, ¡a af inar tu Seat! mc

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 ??  ?? Paddock al completo. Fue impresiona­nte ver cómo los Seat ordenados por modelos ocupaban todo el espacio disponible y componían un fantástico mosaico. No solo coches. Las tandas en pista fueron el momento estelar para los aficionado­s que salían siguiendo a un Seat «de seguridad» y por modelos, cada uno a su ritmo y todos encantados de participar y compartir su pasión en multitudin­aria compañía. En el resto del circuito animacione­s, música, juegos y muchos coches que ver.
Paddock al completo. Fue impresiona­nte ver cómo los Seat ordenados por modelos ocupaban todo el espacio disponible y componían un fantástico mosaico. No solo coches. Las tandas en pista fueron el momento estelar para los aficionado­s que salían siguiendo a un Seat «de seguridad» y por modelos, cada uno a su ritmo y todos encantados de participar y compartir su pasión en multitudin­aria compañía. En el resto del circuito animacione­s, música, juegos y muchos coches que ver.
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 ??  ?? Sufridor. El 600 siempre cumple, ya sea de fiesta «hasta arriba» de músicos o bien listo para ir de vacaciones con la baca repleta de equipaje.
Sufridor. El 600 siempre cumple, ya sea de fiesta «hasta arriba» de músicos o bien listo para ir de vacaciones con la baca repleta de equipaje.
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Espectácul­o para todos. Una jornada con imágenes entrañable­s; los niños con los 600 a pedales, la expo Seat de antiguos modelos como nuevos, las vueltas de demostraci­ón de Cañellas y Xifré al volante de unos Fórmula 1430, los clásicos aderezados como en un «revival» y las tandas en pista, sin hablar de las charlas entre los aficionado­s y del buen ambiente que reinaba.

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