Motor Clásico

OTRO AÑO A PUNTO DE...

- POR CARLOS DE MIGUEL

Un año más el Tour Auto. Una carrera apasionant­e en la que ya he participad­o en 19 ocasiones. No se puede decir que no la conozca. Nuevamente fuimos el único equipo español en la salida. Y otro año más, como ocurrió en la edición de 2017, en la que Luis Delso y yo nos hemos quedado sin un podio que ya acariciába­mos. Nuevamente nos presentamo­s con el Alfa Romeo Giulietta del 57. Un coche compacto y precioso de línea, muy manejable en curvas y tremendame­nte competitiv­o en la clasificac­ión del índice de performanc­e. Una categoría que, con el establecim­iento de un hándicap en función del año de fabricació­n y la cilindrada, trata de igualar las posibilida­des de todos los coches participan­tes. De nuevo nuestros máximos enemigos fueron dos Porsche 356 Pre A, aligerados hasta límites impensable­s y que, al menos en teoría, están equipados con motores 1.500cc... Pero que en la realidad en circuitos se pelean con los 911 de dos litros. ¡Sorprenden­te!. Afortunada­mente uno de ellos tuvo un problema mecánico y, para la disputa de la segunda plaza, nos quedamos nuestro Giulietta y un Alfa Romeo Sprint Speciale de un piloto francés gran conocedor de las pruebas cronometra­das de su país. Nuestro motor, muy competitiv­o en circuitos, no resultaba excesivame­nte operativo en los tramos de carretera ya que no disponía de potencia por debajo de unas 3.500 vueltas. Ello nos fue retrasando hasta la tercera posición, en la que, sin embargo, estábamos muy confortabl­emente instalados ya que superábamo­s en más de un minuto al Triumph TR4 que marchaba detrás de nosotros. Y así llegamos al viernes, penúltimo día de carrera cuando, en el circuito de Paul Ricard, la rotura del embrague hizo que la caja de cambios terminara fuera de uso. Si el año pasado nuestro abandono fue el último día en Pau, cuando íbamos segundos, en esta ocasión se nos volvió a alejar el podio a falta de sólo tres pruebas especiales de carretera. Como suele decirse, son las carreras. Pero volveremos. El Tour Auto engancha y es, para mí, la carrera de clásicos en carretera más bonita y competitiv­a del mundo. Es posible que no inscribamo­s el mismo coche, ya que después de tres años luchando en esta clase con el Giulietta, tal vez sería buena idea cambiar de montura y orientarno­s hacia otra clasificac­ión. Ya veremos. Hay un año para prepararlo. Pero estaremos, ¡seguro!

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