Andrés Castro
Es el coche que más gusta a mis nietos. Eso de ir descapotados, les llama la atención. Lo compré hace unos veinte años, después de probar uno en una reunión de clásicos en Gran Canaria. No tiene unas prestaciones para volverse loco, pero me resultó simpático. Sabía de la solidez del Escarabajo y ahora puedo dar fe. Desde entonces, todo lo que he invertido en él ha sido reparar un raspón en la aleta trasera y el mantenimiento periódico. Rezuma una gota de aceite por el retén del cigüeñal, pero el mecánico me ha aconsejado no tocarlo mientras la pérdida esté controlada. Tenía 6.000 km y ahora 13.000. Hace unos años participó en el (maravilloso) Rallye Terras do Incio, en Galicia. Fue el viaje más largo. El siguiente será a Ibiza.