EPÍLOGO
Quizás equiparar a Sessano con nombres como Pininfarina, Bertone o Giugaro pueda sonar herético o, cuando menos, pretencioso. No obstante, el hecho de que no haya llegado a brillar tanto como sus compatriotas colegas se debe en gran medida al eclecticismo de nuestro hombre. Es posible que si Aldo se hubiese dedicado en cuerpo y alma al mundo del automóvil en cuanto a concepción de carrocerías se refiere y hubiese dejado a un lado el resto de campos del diseño industrial, probablemente no hubiese volado tanto, pero sin duda hubiera volado más alto. No obstante, él eligió conscientemente no ceñirse en exclusiva al mundo de las carrocerías para no cercenar ni limitar las capacidades expresivas y creativas que el mundo del diseño industrial le brindaban en forma de insospechados objetos, campos, ideas y creaciones. Sessano eligió volar en libertad. Y ya se sabe que en no pocas ocasiones la libertad tiene costosos peajes, siendo en este caso la popularidad.