Aitor Varela
Además de dedicarse en su propio taller a la reparación de autos modernos, Aitor corrió de joven con éxito sobre pistas y circuitos de tierra. Pero su pasión está centrada en los Seat 600 y derivados, nacida cuando subía de pequeño a la Siata Formichetta
Pasión por el Seiscientos
/ DICIEMBRE 2018 MOTOR CLÁSICO
Ya en e l e x t er ior de l Ga r aje Daytona, situado en el polígono vitoriano de Uritiasolo, una Ebro Siata 50 de 1975 aparcada afuera nos señala el taller de Aitor. «Me enteré a través de un policía municipal que su dueño jubilado la quería vender. Le llamé por teléfono y quedamos el día siguiente en Tráfico, hicimos la transferencia y después le pregunté el precio¼ ªSe la regaloº, me respondió. Por mucho que insistí en pagarle, él se negaba. Y al final le di 200 euros».
La visita continúa en su despacho, donde sobre la mesa veo una placa de la II Concentración Nacional Siata, celebrada en 2003. En una estantería reposan libros de despiece y de taller, de aquellos que editaba Guía de Tasaciones, aunque más arriba llaman la atención algunos trofeos ganados en pruebas de autocross. Llaman la atención por su volumen las copas de cerámica que obtuvo en 2001 y 2002 en Talavera de la Reina, y sus trofeos de Campeón de España de Autocross en 2001 y 2002, junto a los de Euskadi en 1998, 2000 y 2001. «Ya me quedé a gusto», sentencia Aitor para rematar un palmarés brillante al volante de un Opel Corsa GSi y de un Seat Ibiza 2.0 de dos ruedas motrices.