El monarca de los 4x4
Medio siglo después, el rey de los 4x4 de gran lujo conserva ese liderazgo. Pero no podía estancarse y se entrega (aún más) a la electrificación, hasta que en 2024 llegue el primer modelo a pilas, y adopta nuevas tecnologías de conectividad y asistencia
Estéticamente, el frontal del Range Rover de quinta generación le da un aspecto más americano al proponer un morro más macizo, con faros y parrilla muy arriba, aunque es la original trasera lo que mejor lo define. Lateralmente, tiene mucha fuerza, con una amplia superficie de chapa sin recargarse de elementos gráficos más allá del detalle que separa el capó de las puertas.
El interior cambian. El cuero lo impregna todo, pero el protagonismo recae en la pantalla táctil de 13,1 pulgadas que atesora la gran mayoría de las funciones del coche. Porque aparte del monitor, los únicos mandos que quedan son los del climatizador (también para los asientos), los del volante y hasta ahí. Además, se abandona el dial para el cambio para usar una pequeña palanca con un gatillo, a cuya derecha está el mando para los programas dinámicos y del Terrain Response.
En calidad era difícil mejorar, así que el nivel sigue siendo muy alto en su interior. Hay nuevas combinaciones de colores, materiales y diseños, por ejemplo, de las costuras que adornan sus butacas o en las molduras decorativas. Las versiones de siete plazas, con tres filas de asientos, hacen fácil el acceso a la última gracias a una gestión 100% eléctrica. En cuanto a conectividad, hay hasta ocho tomas USB-C), una capaz de cargar el portátil. El maletero mantiene la formula de hace 50 años, con un portón partido cuya parte inferior sirve de asiento.
Aunque nada comparable a lo que ofrecen las versiones SV, las más exclusivas, o a lo que un cliente con la cuenta corriente muy saneada puede encargar: nevera, mesita y reposavasos operados eléctricamente, pantallas en los asientos, masajes de todo tipo.... Siempre con un rodar exquisito, sin un sonido o vibración que altere la paz interior.
La artillería dinámica no es menor. La suspensión neumática maximiza el confort y la dinámica, aparte de ofrecer una altura libre de casi 30 cm para ir campo a través, o pone el coche a nuestros pies para acceder sin problemas. Por su parte, las estabilizadoras activas limitan los movimientos de la carrocería; y la dirección en las ruedas traseras hace que parezca mucho más pequeño.
Aunque si hay un escenario donde el Range Rover saca pecho es el off road, pues a la tracción total y la suspensión neumática, añade reductora, control de descenso y ascenso de pendientes y el sistema Terrain Response 2 con cinco modos para fuera de carretera. Todas las versiones disponen del diferencial trasero activo bloqueable para que la tracción vaya siempre a la rueda trasera con mejor agarre. Las limitaciones que hay llegan de las ruedas, exageradas.
La gama Range Rover la componen las motorizaciones diésel de 300 y 350 CV, el V8 de 530 CV y dos híbridos enchufables de 440 y 510 CV con más de 100 km eléectricos.
El precio de entrada lo marca el PHEV de menos potencia: 140.950 euros, 9.000 menos que el diésel pequeño a igualdad de acabado ya que, por sus bajas emisiones, no paga el impuesto de Matriculación
(por el 14.75% el de gasóleo).