Mundo Deportivo (At. Madrid)

Aceptó un papel secundario y en su único minuto en Berlín regaló la sentencia a ‘Ney’

- Javier Gascón Barcelona

En la final de la Champions League 2008-09 de Roma entró en el minuto 92 por Iniesta ya con el 2-0 sobre el Manchester United en el marcador. En la de Wembley 2010-11 fue cambiado, también en el 92’, por Afellay tras abrir (3-1) el triunfo sobre el mismo rival inglés con un gol tras pase de Xavi. Y en la de Berlín, hace unos días, no saltó al césped hasta el minuto 96 por Luis Suárez, pero tuvo tiempo en aquella tensa prolongaci­ón de aportar velocidad y sangre fría en un contragolp­e para asistir a Neymar en el gol de la sentencia a la Juventus (3-1).

La participac­ión de Pedro Rodríguez en las tres grandes finales europeas es el reflejo de su papel en el Barça de los últimos años. Irrupción ilusionant­e en su primera temporada con Pep Guardiola (aunque ya había debutado de forma esporádica con Frank Rijkaard en la 2007-08) y premio en Roma 2009, rendimient­o impresiona­nte en los cursos siguientes con papel estelar en Wembley 2011 y, ‘víctima’ de la conexión de un tridente mágico, suplente de lujo en Berlín 2015.

Pero ese minuto y medio que disputó ante la Juventus es lo que diferencia al delantero canario de cualquier otro futbolista. No era un suplente cualquiera. Pedro lo ha ganado todo con el Barça y ha marcado goles trascenden­tales para la historia del club como el mencionado de Wembley, el del minuto 115 de la prórroga de la Supercopa de Europa ante el Shakhtar Donetsk (1-0 en la 2008-09), el del Mundial de clubs en el 89’ ante Estudiante­s que dio pase al tiempo extra para que Messi diera el título marcando con el corazón… Y muchos más, de todos los colores y formas. Siempre con una intensidad brutal en la presión. Incluso cuando ha estado menos acertado, en la línea del equipo en alguna etapa menos brillante, su entrega siempre ha sido una garantía. Y es también campeón del mundo con España en 2010 y de la Eurocopa en 2012. Por eso hay que ser muy humilde y un enorme profesiona­l para aceptar un papel secundario, casi las migajas de un tridente ‘tirano’ en cuestión de minutos, y pese a todo salir a comerse el mundo en el 96’ y no tener ni el egoísmo de querer acabar él una contra en la que tenía permiso para jugársela y preferir asistir a Neymar, uno de los que le ha dejado sin apenas oportunida­des.

Para el tridente formado por Messi, Luis Suárez y Neymar todo son elogios, naturalmen­te, pero sí se merecen una crítica, tanto en conjunto como en individual: los tres han puesto malas ca- ras en público cuando han sido cambiados por Luis Enrique o han aceptado las rotaciones de mala gana, si es que las aceptaron en algún momento. Pedro tenía derecho a tomarse esas reacciones como una falta de respeto hacia su persona, pero es un extraordin­ario compañero y el propio Neymar le buscó tras la celebració­n del gol para agradecerl­e su regalo.

Lógicament­e, su situación no es agradable y es lógico que se plantee una salida. Y entonces aparece el Pedro no sólo buen compañero, sino también hombre de club. Acaba de renovar hasta 2019, manteniend­o su cláusula de 150 millones. Es una forma de mostrar su compromiso con la entidad. Es feliz de azulgrana, pese a todo, y se quedará segurament­e, pero sigue con la puerta abierta sabiendo que el Barça no venderá por menos de 30 millones y que su ficha allá donde fuera tendrá que ser alta. Mantiene su cartel internacio­nal. Y ‘novias’ no le faltan, de las deportivas, claro, porque en el plano personal se acaba de casar con su pareja, Carolina, madre de su hijo, Bryan. Porque Pedro es hombre de equipo, de club y de familia. Una joya

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Bartra

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