Mundo Deportivo (At. Madrid)

La leyenda americana

Abby Wambach quiere el Mundial que falta en su palmarés

- Begoña Villarrubi­a Barcelona

Abby Wambach es una leyenda viva del fútbol femenino. La poderosa capitana de Estados Unidos (35 años) afronta su cuarto Mundial dispuesta a seguir dejando huella y, pese a algunas voces críticas que la sitúan en declive, va a por todas en su reto de conquistar el único gran título que le falta: el Mundial. Esta próxima madrugada disputa la semifinal ante Alemania. Abby, que empezó a jugar a los cuatro años junto a sus seis hermanos mayores en su Rochester natal, deja una huella imborrable. La delantera superó el pasado año a la mítica Mia Hamm como máxima goleadora histórica de EE.UU. y en el presente Mundial, con su gol ante Nigeria (1-0) en la fase de grupos, se ha afianzado como la máxima anotadora (183) en partidos internacio­nales, tanto en hombres como en mujeres, de todos los tiempos. Es campeona nacional, continenta­l y olímpica (2004 y 2012) y solo le queda el Mundial por conseguir.

Muy popular en la TV

Abby es imagen de firmas como Nike, Gatorade o Panasonic y un icono en su país, donde ha aparecido en los más populares ‘late shows’, en el programa ‘Good Morning America’ e incluso en un capítulo de Los Simpson. Es protagonis­ta de los anuncios de Fox Sports y la revista Times la nominó entre las 100 mujeres más poderosas del mundo. Es un símbolo en su país.

Por eso la FIFA sufrió de lo lindo cuando la jugadora se alzó en la principal voz crítica hacia la imposición del césped artificial durante el presente Mundial. Costó convencer a la capitana americana, que llegó a denunciar a la FIFA ante el Tribunal de Derechos Humanos. Hace pocos días acusó a la árbitro francesa Stephanie Frappart de mostrar tarjetas amarillas a sus compañeras Megan Rapinoe y Lauren en su victoria por 2-0 sobre Colombia, con una segunda amonestaci­ón que les hacía perderse los cuartos de final contra China. Fue uno de sus conocidos arrebatos. Poco después se disculpó públicamen­te a través de Fox Sports.

“Abby es nuestra líder. Es nuestra capitana y ella va a conducirno­s al título mundial”, ha dicho su compañera, Meghan Klingenber­g, ante las voces que cuestionan el rendimient­o de la jugadora. La capitana no es la que era, pero aún tiene mucho que decir y quiere demostrarl­o. “Voy a comerme a mis rivales en este Mundial”, ha dicho. Y es que no le asusta tener al equipo a sus espaldas. Al contrario, se siente a gusto en su papel de líder. La ESPN ha dicho de ella que es “la gran esperanza de la nación”, en referencia a que su liderazgo en el campo es incuestion­able.

Desde lo cuatro años

Comenzó a jugar con cuatro años porque su hermana la convenció. Su madre tuvo que ir a la biblioteca a buscar un reglamento de fútbol. Jugaba junto a sus seis hermanos mayores, lo que le ha servido “para entender el fútbol con humildad porque yo era mejor que ellos pero nunca me dejaban ganar”, relata. Fue una jugadora precoz, que en sus cuatro años en la High School llegó a anotar 142 goles, incluyendo 34 tan sólo en 1997: “Creo que nací para esto”

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