“¿Por qué tú llamas?”
Van Gaal recibe, a su pesar, una llamada de Cuatro a su domicilio en Amsterdam
Al Real Madrid del 2015 en blanco se le están alargando los culebrones de verano. Ni Casillas termina de tomar las de Villadiego, ni Florentino consigue fichar a De Gea, ni Sergio Ramos decide si irse o renovar. A falta de noticias, espectáculo. O un simulacro de ello, a cualquier precio. Este domingo, en Deportes Cuatro, Pablo Pinto y Álvaro von Richetti, apóstoles de Los Manolos, emitieron una llamada que alguien de la redacción de Mediaset había hecho, a los once de la mañana, al domicilio de Van Gaal en Amsterdam. Tuvieron la suerte que fue el mismo entrenador del Manchester United quien descolgó el teléfono, pero tuvieron la desfachatez de grabar la conversación y tras un cuidado y evidente lifting de cortar y pegar, emitieron un minuto de charla entre periodista y entrenador. “¿Por qué tú llamas?” espetó Van Gaal al darse cuenta que se trataba de un medio de comunicación. ¿Sabía Van Gaal que le grababan? Me temo que no. ¿Le pidieron permiso para emitir una conversación? Me huelo que tampoco. El holandés, pues, se mostró cordial y no entró a nada. Asintió cuando le preguntaron si estaba enfadado por el tema De Gea pero, siempre con buen tono, se limitó a repetir que él no habla de estos asuntos con los periodistas y que por poco que le conocieran sabía que jamás lo haría. Cuando la voz de Mediaset no identificada dijo que los de Ramos y De Gea eran dos temas conflictivos, Van Gaal estuvo a punto de morder el anzuelo (“lo dices tú que son conflictivos”) pero supo colgar a tiempo.
Visto y escuchado el montaje, las preguntas son instantáneas. ¿Qué aporta? Nada. ¿Qué información da? Ninguna. ¿Nos abre alguna pista sobre el futuro de De Gea o de Sergio Ramos? Ni por asomo. ¿Van Gaal pierde los nervios y nos sirve algún tipo de espectáculo? Tampoco. Así pues, ¿por qué lo emiten? Pues porque todo vale, porque la ética ya no se estila y aquí paz y después gloria. Es habitual que un periodista llame a una posible fuente de información. De ahí a grabarlo, emitirlo sin permiso del interlocutor y vestirlo de investigación periodística es una práctica más que dudosa