Mundo Deportivo (At. Madrid)

El otro guardiola

- Josep M. Artells

JUSTO AHORA QUE SIMEONE se decanta por utilizar a jugadores de perfil más combinativ­o, Guardiola, al límite de la aniquilaci­ón, sorprendió a los sentimenta­lmente rezagados replantean­do un duelo de ‘carterista­s’ de lujo para desvalijar al Barça en su propia salita de estar. En realidad, el juego directo es un recurso que Pep utiliza desde sus tiempos en el Bayern y en el Etihad Stadium el técnico catalán se estaba jugando una final. En un fútbol cuyos ‘supporters’ enloquecen cuando su equipo se cobra un córner, Guardiola dejó de ser contracult­ural para sacar su versión más práctica, guardó los viejos códices que exigen la paciente posesión y maniató al Barça robándole la vajilla de lujo. Entre Caballero, Otamendi y Stones sumaron 34 pases largos a los delanteros saltándose el tráfico de la media.

EL BARÇA JUGÓ UN EXCELENTE primer tiempo liderado por un Messi magistral que dirigió el ataque desde la zona de creación. Destrozó las líneas del City (fabricó y marcó su gol abriéndose paso entre sus centrales, una delicia) y puso el balón en el área de Willy. Viéndose en la lona, Pep no tuvo elección y acertó llevando la presión al límite con Silva y

Kolarov cargando sobre Sergi Roberto , el eslabón más débil junto a Busquets .Yes notorio que cuando el Barça no juega tensado, deja de ser competitiv­o.

EL EQUIPO DE LUIS ENRIQUE echó en falta a jugadores con oficio tan estratégic­os como Piqué e Iniesta para esconder el balón y sofocar la furia del rival. Ter Stegen ofreció el dato: jugó 49 balones, más que nadie del City y más que los interiores del Barça. Jugó bien al pie, aunque arrugó la mano en la falta absurda de Busi que De Bruyne transformó en gol. Con el tercer gol, Pep estalló de alegría. Qué menos. Sin posesión (40%), sin control, sin combinar, rompiendo mitos. Rectifican­do con

Agüero. Los corifeos de su estética aprendiero­n que Pep, como Lucho, también es poliédrico

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