El Submarino navega en aguas turbulentas
Vive un verano atípico por las salidas de Musacchio, Jonathan dos Santos y Soldado
El Villarreal vive esta temporada uno de los mercados de fichajes más accidentados de los últimos años, con salidas inesperadas y de peso, que han obligado al club a moverse con rapidez para encontrar recambios para no mermar el potencial de su plantilla. La situación no es la habitual en el club castellonense, que no es vendedor habitual y menos en los casos de jugadores que en las temporadas precedentes han sido fijos.
Desde que acabó la temporada pasada han salido Musacchio, Jonathan dos Santos y Soldado, piezas claves todos ellos, al ser referentes en defensa, centro del campo y delantera. Estas tres ventas han sido más o menos obligadas, ya que se han producido más por petición de los jugadores que por la intención del club de desprenderse de sus servicios. Todos ellos pidieron salir, para lo que se acogieron a las cláusulas de rescisión de sus contratos o acuerdos con la entidad que así lo permitían. En el caso de Musacchio, el defensa tenía la palabra del club de aceptar una propuesta del Milan, al truncarse la opción de salida en la campaña anterior. Un caso parecido fue el del centrocampista
Promesas, motivos familiares y pago de cláusula de rescisión abrieron la puerta
mexicano Dos Santos. Llegó al club para jugar con su hermano Giovanni, quien favoreció su llegada hace tres temporadas. Por ello, el Villarreal se vio obligado a facilitar la salida del jugador para que éste pudiera volver estar con su hermano otra vez, en esta ocasión en Los Ángeles Galaxy.
Por último a estos casos se sumó el de Soldado, que tras recibir una oferta muy superior por parte del Fenerbahce turco, pidió salir del club. Una opción que el Villarreal no aceptó, pero que se pudo dar ya que el delantero abonó la cláusula de rescisión de su contrato fijada en cinco millones de euros