Mundo Deportivo (At. Madrid)

Umtiti llegó por SMS y no se irá por nada

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Hablemos de centrales, solo de centrales. Desde hace más de una década, los grandes clubs pagan sumas mareantes por los mejores marcadores. Citemos dos para empezar: la Juventus (2001-02) pagó 41 millones al Parma por Lilian Thuram y en julio de 2002, el Manchester United firmó un cheque de 46 millones para que

Rio Ferdinand pasase de Elland Road de Leeds a

Old Trafford.

Desde entonces, muchas veces, hemos visto cómo se igualaban o superan alarmantem­ente esas cifras. Thiago Silva se fue del Milan al PSG (42) y David Luiz dejó el Chelsea para firmar por el PSG

(49). El Valencia vendió a Otamendi (44) al City y también a Mustafi (41) al Arsenal. Más lejos llegó el Oporto que traspasó a Mangala al City por 53. Los ingleses llegaron más lejos con John Stones . El Everton cobró 55 millones y tiene 5 más en variables. El acabose se concretó esta temporada con los 84 millones que el Liverpool soltó para que el Southampto­n le vendiese al holandés Van Dijk.

Podríamos hablar también de Davinson Sánchez, el colombiano que, antes que a Yerry Mina, pretendió el Barça pero acabó en el Tottenham por 40 millones, o de Bonucci, que con 30 años dejó la Juventus para firmar por el Milan en una operación cifrada en 40 millones. Y podríamos seguir con el polivalent­e Javi Martínez .El Bayern pagó los 40 millones de rescisión. Ocurrió en agosto de 2012. Cuatro años después, el Barça firmaba a un central francés, Samuel Umtiti, por el que pagó 25 millones. Sin variables, 25. Una cantidad

que, visto el rendimient­o, estaba y está fuera de mercado, pero fuera de mercado, a la baja.

El club, tantas veces zurrado (y con razón), por inversione­s desproporc­ionadas acertó esta vez y lo hizo de pleno. Algo de lo que Jean Michel Aulas se dio cuenta en la última fase de la negociació­n. El presidente del Olympique de Lyon, viendo lo que iba a pagar el City por Stones, quiso subir el PVP pero se encontró con dos problemas: Umtiti quería venir al Barcelona por encima de todas las cosas y Bartomeu ,su interlocut­or en el Barça, recordó a Aulas que ya había empeñado su palabra y no podían modificars­e las condicione­s. En realidad, era más que palabras. El presidente del Barça tenía, tiene aún, unos SMS de su homólogo francés en el que se fijaba el pase en 25 millones. Palabras que fueron ley... aunque hubo que presionar un poco para que lo fueran. Jean Michel Aulas acabó admitiendo que “el precio de Umtiti ha sido el regalo a un amigo. Le he dicho a Bartomeu me invite a la final de la Champions”.

Samuel se presentó en Barcelona diciendo que habría venido al Camp Nou “aunque fuese nadando”. Era la ilusión de su vida y dos años más tarde se mantiene en la misma posición. No escucha ofertas por buenas que sean y no tiene ninguna prisa por renovar. Al contrario, seguro de sí mismo y avalado por sus prestacion­es, es consciente de que cuanto más tarde en renovar, mejor salario tendrá.

El Barça, por su parte, está tritranqui­lo pese a que la cláusula sea solo de 60 millones. Para ejecutarla, el jugador debe estar de acuerdo y Umtiti no quiere irse a ningún lado. Se quedará y le mejorarán la ficha para situarle a nivel de la élite en la que se ha sabido ganar un puesto, pero eso puede ocurrir la semana próxima, justo antes del Mundial o después de la fase final de la Copa del Mundo. En su caso, desde el principio, ha bastado con la palabra. El Barça y Samuel se quieren. No habrá divorcio

 ?? FOTO: PERE PUNTÍ ?? Samuel Umtiti, el día de su fichaje por el Barça en 2016 Mantiene su contrato hasta 2021
FOTO: PERE PUNTÍ Samuel Umtiti, el día de su fichaje por el Barça en 2016 Mantiene su contrato hasta 2021

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