El campeón merece más honores
Cariacontencido, pese a marcar un gol al Valencia y todavía sudoroso sobre el césped del Camp Nou, Luis Suárez lamentó en beIN Sports que pese a la marcha del Barça (38 jornadas seguidas invicto en el campeonato) creciera la sensación de que ahora, tras caer en la Champions, parece que la Liga no tiene mérito. Una impresión que, sin duda, se habría multiplicado por mil quinientos si ayer por la mañana, a primera hora, el uruguayo hubiera visto el informativo de TVE en el que, sin referirse siquiera al Barça, el joven presentador repasaba la última jornada apenas recalcando la victoria del Madrid en Málaga. Un triunfo que le aupaba a la tercera posición. El resto de equipos no existieron. Y es que, es verdad, y lo es desde hace años, que el inmenso poder mediático de la Casa Blanca minimiza el título de la que se considera mejor Liga del mundo. Otra cosa es cuando el título se celebra en los jardines del Bernabéu.
Mantenerse líder de cabo a rabo en el torneo que juegan todas las semanas Messi, Cristiano y Griezmann y hacerlo sin conocer la derrota, efectivamente, está infravalorado. Pero por suerte existen referencias relevantes, muy relevantes, que van más allá de la opinión publicada y muy difundida, que son absolutamente conscientes del mérito que tienen Ernesto Valverde y su alineación tipo. Y el mejor elogio no pudo venir de mejor sitio. Zinedine Zidane, probablemente contraviniendo la política de comunicación de su club y casi sin venir a cuento, se arrancó la semana pasada con una rotunda afirmación: “Tengo más ilusión en la Liga (que en la Champions) porque es lo más difícil. Y es lo que también quiere el jugador”. Algo, por cierto, que confirma la coherencia del entrenador que en octubre, al cumplir sus 100 partidos con el Madrid, ya declaró que ganar la Liga había sido “lo más bonito” de sus, entonces, veinte meses al frente del equipo. Guardiola, que naturalmente también habría querido ganar la Champions League en vez de caer en cuartos de final ante el Liverpool, piensa exactamente igual que Zidane. Sus declaraciones al respecto son indicativas: “La Champions League son 7 partidos y sacándolos adelante puedes ganar el título, pero la Premier es cada 3 días durante 10 meses. Y lo siento, es mucho más importante eso, lo que estos chicos 8 (refiriéndose al City) han hecho durante la temporada”. Pep, como quien dice al pie de la letra, sigue un ideario que Van Gaal difundió a los cuatro vientos cuando entrenaba al Barcelona y había ganado la Copa de Europa con el Ajax. Antes, además, para jugar la Copa de Europa había que ser campeón. Ahora, en la Liga y por norma UEFA, da lo mismo ganarla que ser cuarto. Todos tienen el mismo premio. Jugar la Champions.
Suárez, apoyándose en tan venerables opiniones, puede estar tranquilo por más que su sensación se mantenga invariable por el intoxicado aire que respira. Eso no tiene remedio. Ahora bien, por más que se minimice la cuestión, por más que se convirtiera en anécdota acabar con el récord de imbatibilidad de la Real Sociedad (vigente 38 años), tiene muchísimo mérito ganar la Liga como se está ganando. Y ganar siete Ligas en diez años, es un exitazo sin precedentes. Una conquista que debe reconocerse y celebrarse como se merece. Ahora bien, con el máximo respeto al rendimiento y aún con dudas con respecto al juego, todo lo dicho no alivia la decepción del siniestro de Roma, ni que el Barça haya caído tres temporadas seguidas en cuartos de final, ni que sólo haya jugado una final en los últimos siete años. Un balance raquítico desde cualquier punto de vista que, por más que se quiera atribuir a la casuística del fútbol, debe tener, y tiene explicación. Y exige corrección